San Sebastián, su barrio y el entorno del Pilar de Abajo de Almodóvar del Campo, han recuperado también este enero, tras dos años, buena parte de sus típicas celebraciones que, en el actual contexto de pandemia, movilizan la devoción hacia su figura.
Por eso, quien es considerado como abogado contra las epidemias desde bien antiguo, concentró un nutrido acompañamiento en la noche de vísperas a su fiesta mayor, donde como manda la tradición, la candelaria es el eje de celebración cada día 19.
Además, este año el santo se ha alojado temporalmente en el nuevo Salón Multifuncional ‘El Matadero’, un espacio remodelado por el Ayuntamiento en el antiguo servicio municipal del que toma nombre y que se va a destinar a la utilidad de colectivos locales.
Todavía no inaugurado formalmente, el recinto que se ubica casi al final de la calle Triana concentró en torno a sí diferentes festejos, más allá de la leña que calentaba y deslumbraba bajo la luna llena al otro lado de la travesía del Prado.
Así, los bailes que le dedicó el Grupo ‘Balálita’ o la canción especialmente compuesta a San Sebastián por el grupo musical puertollanero ‘Aires de Santa Ana’, además de los acordes característicos de la Banda de Cornetas y Tambores ‘Jesús Rescatado’.
Y también la pirotecnia, tanto la que iluminó de multicolor la noche desde el estrellado cielo en complicidad con la Luna llena, como la que desde abajo protagonizó de nuevo el toro de fuego y sus sucesivas embestidas para especial ilusión de los más pequeños.
No hubo tampoco entrega de rosquillas ni limoná, como viene estableciendo cada barrio organizador en prevención de contagios, aunque quien quiso tuvo a su disposición la posibilidad de comprar churros o castañas asadas.
Ayer jueves, día de san Sebastián, su imagen presidió en el templo parroquial ‘Nuestra Señora de la Asunción’ la fusión eucarística en su honor de las doce y media del mediodía, que ofició el sacerdote carmelita descalzo almodovareño fray Javier de María.
Y hacia las cinco de la tarde, sin consideración de procesión, san Sebastián fue trasladado de vuelta junto a varias decenas de asistentes, aunque no llegó a su ermita a la salida del casco urbano, sino a ‘El Matadero’ donde quedó expuesto en veneración temporal.