Ante la rancia y obsoleta forma de hacer política del Partido Popular

Eduardo Muñoz Martínez.- Les voy a confesar, a los potenciales lectores que muchas veces me he preguntado si la demagogia, la escalada hacia el sillón a costa de lo que tenga que ser, las malas artes que emplean a la hora de intentar convencer a los posibles votantes… sería generalizada, y he llegado a la conclusión de que, salvo raras excepciones, sí, sí es generalizada, al menos en lo que a Castilla-La Mancha se refiere.

¿Por qué esta reflexión? Es fácil que se pregunten algunos. Pues porque a uno, gracias a Dios, le hierve la sangre lee noticias como la reseña de la rueda de prensa concedida hace unos días, en la que el diputado nacional por el PSOE, Pablo Camacho, ponía sobre la mesa que, con respecto a los presupuestos del Gobierno Regional para dos mil veintidós, «cuando vimos, dice el señor Camacho, que el Partido Popular presentaba más de seiscientas enmiendas, después de presentar una a la totalidad, que fue rechazada, entendimos que evidentemente, tenían otro presupuesto alternativo que ofrecer a Castilla-La Mancha, pero la realidad es que las enmiendas que ha presentado el Partido Popular al Presupuesto Regional suponen tan sólo el cuatro por ciento del gasto total.

Supongo que muchos de ustedes, hombres y mujeres castellanomanchegos y castellanomanchegas, aún recordarán a María Dolores Cospedal García, sobre todo por la negativa huella que dejó en nuestra Comunidad Autónoma, pero creo que no estará de más refrescarnos la memoria. Fue Presidenta del Partido Popular de Castilla-La Mancha, entre dos mil seis y dos mil dieciocho; Secretaria General del Partido Popular, de dos mil ocho a dos mil dieciocho; Presidenta del Gobierno Regional castellanomanchego de dos mil once a dos mil quince, y Ministra de Defensa de dos mil dieciséis a dos mil dieciocho.

Apenas cuatro años, ¡menos mal!, presidió el ejecutivo regional de aquel tiempo, y hoy, dos lustros después de su llegada a tal cargo, los «populares», anquilosados en el pasado, ¡así les va!, siguen su estela: enmiendas injustas, antisociales, insolidarias…, y que de llevarse a la práctica pondrían en riesgo el mantenimiento de los servicios públicos, como ya hizo María Dolores con la Seguridad Social.

Por cierto, a cuento de que las enmiendas presentadas por el Partido Popular a los Presupuestos del Gobierno Regional, decir qué de las presentadas a nuestro Equipo Municipal de Gobierno, en los plenos celebrados durante este año, -a falta del del mes en curso-, han sido rechazadas en un porcentaje que supera el noventa por ciento de las mismas, y es que compartiendo y apoyando las palabras de Pablo Camacho, las enmiendas del Partido Popular son una auténtica chapuza, una tomadura de pelo a los ciudadanos, pudiendo recordar, a modo de ejemplo, datos tan ridículos y burlescos como los cien mil euros que destinarían a construir colegios, o el doble para residencias de mayores. Señoras y señores del Partido Popular, ¿en qué tiempo, en qué lugar, viven ustedes?

Lleva usted toda la razón, señor Camacho, cuando dice que han tenido tiempo para mejorar la situación de Castilla-La Mancha, pero o no quieren, o no saben, -y me atrevo a apostar el cincuenta por ciento por cada una de las probabilidades-, y es verdad que es buena la oposición, la crítica, si es constructiva, pero no cuando ésta se basa en el radicalismo, en restar más que en sumar, en los recortes, en atacar, cómo su idolatrada Cospedal, a la dignidad de las personas mayores, a los dependientes, a los discpacitados…, a los que, eso sí, besuquean y abrazan, como si no hubiera mañana. 

Estamos, me dirijo a los posibles votantes, a un año y medio escaso de unos nuevos comicios. Aún estamos a tiempo de optar por una política rancia, obsoleta…, que conlleva recortes, que genera desigualdad, que es obstáculo para el progreso de nuestros pueblos, de nuestras ciudades, de nuestra región…, o de confiar en quienes apuestan por presupuestos equilibrados; por dar respuestas a las necesidades, pero respuestas positivas; por buscar herramientas para que nuestros pueblos, nuestras ciudades, nuestra región…, se recupere. Y es que, como dice la alcaldesa de nuestra capital, Eva María Masías, «los problemas no tienen colores, y hay que solucionarlos».