Alfonso González-Calero.- Sin duda ninguna, Federico Gallego Ripoll (Manzanares, 1953) es uno de los grandes poetas vivos de Castilla-La Mancha; podría decir de España y no me equivocaría mucho, pero mi ámbito preferente de lecturas me impide ir tan lejos.
Autor prolífico, publica con bastante regularidad y a veces (aunque no creo que esa sea su principal intención) consigue premios en importantes certámenes nacionales.
Su último libro, por el momento, es este ‘Jardín botánico’, que ha editado con pulcritud una editorial yo creo que nueva; yo al menos la desconocía hasta la fecha: Cuadernos de la errantía.
Un libro con dos ejes esenciales: la naturaleza y el devenir de la vida; y la primera como símbolo privilegiado de lo segundo.
Parafraseando un verso el autor ha “aplicado su oído a la piel de los árboles” y ha visto en ellos, en los árboles, el eje, el símbolo, el espejo en el que proyectar sus ansias, su vida. Pero no sólo los árboles, también el bosque, las flores, las frutas, los nidos, los ríos (otro símbolo importante) los pájaros, la hierba, son todos ellos elementos que le sirven para meditar y reflexionar sobre el curso del tiempo, sobre el sentido escurridizo de la vida. E intentar en unos y otros acotar ese sentido, que a veces se le niega y otras se manifiesta en esas formas de la naturaleza; el amor humano, el ritmo de la vida, la dicotomía propiedad/ alquiler; la aspiración a no pensar, a dejarse sentir y llevar por el sonido del aire o por el vuelo de los pájaros. La aspiración a detener las cosas sencillas y asirlas para intentar comprender lo más complejo: la muerte, el tiempo, la esperanza.
Temas, como se ve, eternos en la poesía de todos los tiempos, que Gallego Ripoll modula con cuidado y con tino. La poesía es para él hacerse preguntas sobre todo ello y luego “decirlo bellamente”.
Una declaración de intenciones que acompaña al autor a lo largo de su paseo por un campo repleto de sugerencias (y preguntas), además de por algunas (pocas y bien medidas) citas de algunos autores de su íntima preferencia (Curiel, Caro, Valente……)
Quizás sirva como ejemplo de todo lo que pretendo decir esta declaración de intenciones o Propósito que el autor pone al comienzo de su camino:
Yo quiero ser feliz
como el árbol que tiene
tierra justa para crecer,
agua bastante,
aire sobre sus ramas
y, en ellas, trinos;
y quien busque a su sombra
la levedad de un sueño.
Y tenerte también
a ti para contártelo.
Un gran libro de poesía; búsquenlo; no les va a defraudar.
Federico
Gallego Ripoll
Jardín botánico
Cuadernos de la
errantía; Madrid, octubre 2021
Y es que es el amor el que nos mantiene erguidos como los árboles. Recomendable…..