Alfonso González-Calero.- Con su libro anterior, Quercus, Rafael Cabanillas (Carpio de Tajo, TO, 1959; pero residente muchos años en Ciudad Real) consiguió un éxito arrollador, de crítica y de público que se decía antes: de público porque va ya por la 4ª edición, si no llevo las cuentas, lo que no es nada habitual en estos casos; y de crítica, porque ésta ha sido unánime al alabarle. A mí también me gustó el libro y creo recordar que lo conté aquí.
Este libro, Enjambre, es hijo de aquél, y según señala algún texto editorial habrá una continuación, para conformar una trilogía. No sé si es bueno contarlo con antelación, pero en todo caso eso es cuestión de autor y editorial, y yo no tendría nada que decir sobre ello.
En mi opinión la primera diferencia entre ambos textos se plantea en el tono: en el primero dominaba lo épico, la tensión, el drama. Aquí, con un escenario muy similar, las sierras y las aldeas en torno a Anchuras, en los límites entre Toledo, Ciudad Real y Cáceres, el tono del relato es más “amable”, por utilizar el mismo calificativo que el texto promocional.
Se trata de la descripción de la vida, sencilla hasta más no poder, de una familia de pastores, trabajadores honrados, volcados en su tarea en y para el ganado y el campo; y las peripecias sobre todo del hijo, Tiresias, que nace con algunas dificultades, sobre todo de visión, y que poco a poco va creciendo y convirtiéndose en el centro del relato. Su conexión con el mundo exterior se produce a través de la radio, un programa nocturno que despierta primero su curiosidad y más tarde le envuelve en otro tipo de aspiraciones.
La historia en sí es muy tenue, apenas algunos acontecimientos del entorno rural, y el permanente malestar de Jacobo, el padre, contra los veterinarios, la Administración, contra todo lo que significa ‘progreso’ y que para él, para ellos, implica acabar con sus formas ancestrales de vida, que les han proporcionado seguridad durante décadas, dentro de una importante pobreza y aislamiento, que son la tónica en que se desenvuelven sus vidas.
El mayor mérito del libro es la soltura de la narración; el juego de personajes que van tomando la palabra, sin apenas referencias explícitas a esos cambios; y, sobre todo, el conocimiento de la naturaleza, de sus ciclos, de sus cambio y de los nombres de sus numerosos elementos, la mayoría de los cuales son desconocidos para los lectores de hoy. Por ello es muy útil el glosario que se incluye al final del libro.
Junto a ello, otros valores del relato son el reflejo de la dignidad de sus protagonistas (al menos de los centrales); y el enorme valor concedido a la educación (no en vano el autor ha sido docente). La relación de Tiresias con su nuevo maestro, Deogracias, es verdaderamente para hacer aflorar las mejores emociones.
En definitiva, otro buen hallazgo de Rafael Cabanillas, que está llamado a seguir la estela de su trabajo anterior en cuanto a aceptación por los lectores.
La edición, como todo lo que hace Cuarto Centenario, es muy buena; elegante y legible.
Enjambre
Ed. IV Centenario, Toledo-Albacete, 2021; 272 pags.
No me extraña que vaya por la cuarta edición Quercus. Es un libro que me recomendó y regaló mi hermana y me pareció de una excritura sencilla que dice grandes cosas. Ya mismo me hago con Enjambre…promete.
La segunda novela de su trilogía sobre la España vaciada ambientada en los Montes de Toledo. Muy recomendable…..