Eduardo Muñoz Martínez.- Desde ya hace varios lustros, cada 7 de octubre se celebra el Día por el Trabajo Decente, de cuyo desarrollo se ocupa «Iglesia para trabajo decente», entidad que en la diócesis de Ciudad Real se encuentra conformada por HOAC, JOC, CONFER y Cáritas.
En esta edición, y bajo el lema «Trabajo digno para todos», el acto público tuvo lugar en la Plaza de la Constitución, que comenzaba con la lectura del «manifiesto», que ponía especial interés en cinco puntos.
Así, incide en que el Estado debe poner todas las herramientas y medidas humanas necesarias para asegurar el cumplimiento de la normativa sobre las condiciones de trabajo y prevención de riesgos laborales; asegurar un empleo de calidad en los sectores privado y público; medidas de orientación y formación; la Subida del Salario Mínimo para que se ajuste a las necesidades vitales de la sociedad actual, y que familias sin ingresos tengan una defensa real y la posibilidad de salir adelante. También piden modificar el Reglamento de Extranjería para evitar la caída en situación de irregularidad sobrevenida de las personas migrantes.
A continuación, se realizó una «cadena humana» que permitió, gracias a la colaboración de las aproximadamente cincuenta personas que participaron del evento, la «circulación» de dos murales sobre los que se fueron fijando etiquetas con los nombres de personas que están realizando un trabajo en condiciones precarias, así como de aquellas que luchan contra esta situación.
Concluyó el evento con la celebración, en la parroquia de Santa María del Prado (La Merced) de una eucaristía presidida por el obispo Gerardo Melgar, que concelebró con Adriano Delgado y Julián Plaza. «Pedid y se os dará», comenzaba el prelado recordando estas palabras del Evangelio. La falta de trabajo, decía el prelado, afecta a la persona en todos los aspectos. Ciertamente, recordaba Melgar Viciosa, el trabajo dignifica, pero ha de ser un trabajo decente en todas sus vertientes. Concluía haciendo hincapié en que en todo momento ha de estar el trabajo al servicio de la persona, y nunca la persona al servicio del trabajo.
Para la OIT, “el trabajo decente sintetiza las aspiraciones de las personas durante su vida laboral”. Según la organización internacional, implicaría, en concreto, ingresos justos, seguridad en el lugar de trabajo, protección social para las familias, perspectivas de desarrollo personal e integración social, libertad para que los individuos expresen sus opiniones, se organicen y participen en las decisiones que afectan sus vidas, y la igualdad de oportunidades y trato para todos, mujeres y hombres.
En este momento, las aspiraciones de la OIT son una auténtica utopía.
Cualquier trabajo y no lo que pasa por ello y no lo es…aunque algunos y algunas lo defiendan, como la prostitución…es decente.
No es una utopía. Trabajo decente como condición para la recuperación…..