Emilio Nieto López, primer decano de la Facultad de Educación de Ciudad Real.– San Carlos del Valle situado, en el valle que forman las sierras del Cristo y la de los Bailones se halla a una altura de 837 metros sobre el nivel del mar, con una superficie de 57´88 Km2 y con un término municipal de 5.788 hectáreas, ubicado entre las localidades de Membrilla, Alhambra, Valdepeñas y Alcubillas pertenecientes todas al Campo de Montiel y por ende a la Orden Militar de Santiago.
Como ocurre con todas las poblaciones, San Carlos del Valle tiene unos orígenes un tanto inciertos y casi siempre ligados al hecho religioso. Así en el siglo XVI hay testimonio que en el lugar había una ermita dedicada a Santa Elena del Puerto, construida entre los siglos XII y XIII, y en su interior se podía contemplar una pintura con la imagen del Santísimo Cristo del Valle, por tal motivo las gentes de los lugares más cercanos acudían en peregrinación a la mencionada ermita situada en la actual avenida del Azuer como reza en la correspondiente lápida que el viajante puede observar.
Sin duda, la afluencia de peregrinos, caminantes y visitantes iba en aumento por lo que pareció necesario la construcción en 1704 de una hospedería para el descanso de los devotos que acudían, por el Camino Real hacia Andalucía, a visitar al Santísimo Cristo del Valle. Según nos indica el profesor Muñoz Jiménez el primer núcleo del santuario de San Carlos del Valle estaba formado por una iglesia (ermita) de peregrinación, una plaza donde la gente se reunía, un mesón o posada de descanso y unas casas para los labradores de las tierras que eran propiedad de la iglesia y pertenecían a la villa de Membrilla.
Este primer núcleo de población, dependiente de la Villa de Membrilla, fue aumentando su número, debido a las peregrinaciones y a los planes de colonización de 1787 y 1990, de tal manera que en diciembre de 1800 Carlos IV dictó un Carta Real de Privilegio dictaminando la independencia de San Carlos del Valle de la Villa de Membrilla. Este pueblo fue creciendo hasta conseguir en 1950 unos 1873 habitantes. Después, aunque ha tenido diferentes vaivenes de población, siempre ha ido decreciendo hasta la actualidad que posee unos 1.109 habitantes.
La rivalidad entre las Ordenes Militares y la Corona estuvo siempre presente en toda España, pero muy especialmente en los territorios de la Mancha. Esto ocurre exactamente igual con la Orden Militar de Santiago en el Campo de Montiel al que pertenece San Carlos del Valle y tal vez por esta rivalidad hoy podemos contemplar el magnífico conjunto patrimonial de San Carlos del Valle compuesto, como luego veremos, por la iglesia, la plaza y la hospedería.
Felipe V, que reina en España desde el 16 noviembre de 1700 hasta su muerte en 1746, manda construir al arquitecto Juan Alejandro Núñez de la Barrera un conjunto arquitectónico que sea un exponente de la grandeza real y que sepa conjugar las tendencias arquitectónicas actuales barrocas, churriguerescas con aires de corte centroeuropeo al estilo de Bramante, elegante y refinado capaz de dar respuesta a la fiesta barroca en la que el escenario, la teatralidad, los efectos y símbolos se utilizaban por los poderes para emitir los mensajes deseados de poder y de nobleza frente al pueblo y especialmente a las Órdenes Militares.
Comienza la ejecución de la Iglesia, en honor del Santísimo Cristo de San Carlos del Valle, o como también la llama Francisco Javier Morales, el Vaticano de la Mancha, el 18 de septiembre de 1713 y se concluye diez y seis años después el 13 de septiembre de 1729. Tiene una estructura un tanto compleja pero muy elegante con trazos posiblemente atribuidos a José de Churrieguera, Teodoro Ardemans o Juan de Torija. La iglesia es un cubo con cuatro torres y una enorme cúpula, realizada en ladrillo excepto las partes nobles en las que se emplea la piedra caliza, bien labrada, de la zona.
Es una basílica en forma de cruz griega inscrita en el cubo del que hablamos anteriormente; su exterior fue concebido con cuatro fachadas, aunque en realidad solamente tiene dos precedidas de dos grandes espacios uno que da al sur en frente del ayuntamiento y el otro que es la plaza porticada. Por supuesto la iglesia debería estar completamente abierta para que pudiera ser contemplada desde todas las direcciones. Las portadas son retablos muy parecidos. La portada principal que da a la plaza se divide en dos cuerpos decorados los laterales por sencillas almohadillados y el segundo con columnas salomónicas de tipo churrigueresco que dan consistencia al cristo y al milagro de los ladrones.
La portada sur, que da a un amplio patio porticado, se asemeja a la portada principal con dobles columnas y el relieve es un tanto primitivo representando a Santiago Matamoros en la batalla de Clavijo en recuerdo de la Orden Militar de Santiago a la que pertenecía el santuario y su comarca.
El tejado se recubre con una inmensa cúpula octogonal rematada por la linterna y un esbelto obelisco de impronta norte-europeo que llegó alcanzar los cuarenta y ocho metros de altura, descansando en cuatro pechinas en las que están pintados los cuatro evangelistas: San Juan (Águila), San Lucas (Buey), San Mateo (Ángel) y San Marcos (León). Las esquinas del techo están rematadas por cuatro torres octogonales. En los cuatro ángulos del edificio, donde comienzan las cuatro torres se decoraron con figuras humanas tratadas de una forma un tanto grotescas y toscas, situadas sobre pedestales de piedra. Están ataviados con trajes populares de la época tales como grandes sombreros, una guitarra, ropajes amplios, una pandereta y un odre de vino con la idea de representar al pueblo que baila y canta durante las fiestas patronales y populares.
Parece importante reseñar que este pueblo no guarda la misma simetría que lo hacen la mayoría de los pueblos castellanos donde la iglesia es el centro del pueblo y todas las calles, así como el crecimiento físico del territorio se realiza de una manera concéntrica, esto no ocurre en San Carlos del Valle posiblemente debido a las tres grandes reestructuraciones urbanas llevadas a cabo en tiempo de Felipe V, Carlos IV y la última en 1990. Sus calles son amplias y, en su inmensa mayoría, orientadas de norte a sur ocupando el centro del pueblo el conjunto arquitectónico formado por la iglesia ya descrita, la plaza porticada con columnas de piedra que soportan pisos y galerías adornadas de balaustres de madera con unas dimensiones de 53 metros de larga por 21 de ancha, y la hospedería que forma parte de la plaza conformando un verdadero teatro barroco.
La cúpula de la iglesia es como el mástil de un navío que se descubre desde lejos en el inmenso mar de la llanura manchega y tal vez por su gran altura ha sufrido diferentes adversidades siendo muy importante la producida por un rayo que, durante la cuaresma de 1892, cayó sobre la torre principal penetrando en el interior del templo y provocando un gran incendio. Se reconstruyó a base de madera recubierta de pizarra y plomo así como de uralita en sus últimas restauraciones en 1925 aligerando el peso para evitar daños mayores.
Hace 28 años, concretamente el 17 de abril de 1993, el conjunto arquitectónico de San Carlos del Valle fue declarado Bien de Interés Cultural. Desde ese momento y tal vez antes, este Bien de Interés Cultural viaja a la deriva sin que una mano administrativa fije su trabajo en él y lo antes posible se acometan las obras, muy necesarias, para que todo el conjunto, especialmente las fachadas de la iglesia, donde el ladrillo se ha mezclado con la piedra produciendo un efecto de abandono total, pueda volver a presentar la imagen que un día tuvo, igualmente se pueden ver huecos de ladrillos que por todas partes afean este magnífico edificio, en definitiva urge limpiar todo el edificio y tapar los huecos de ladrillos rotos o caídos donde anidan las palomas y cernícalos que con ellas conviven. Las columnas de la plaza, en sus basamentos, presentan deterioros importantes que es preciso reparar lo antes posible.
En definitiva, vale la pena visitar este impresionante conjunto arquitectónico de San Carlos del Valle porque es sin duda uno de los más importantes de Castilla la Mancha y porque juntamente con Almagro y la plaza de Infantes podrían constituir un gran triángulo de teatros de comedias de la Mancha de Ciudad Real. La Iglesia de San Carlos del Valle hay que repararla y dejar sus fachadas limpias de tal manera que los visitantes puedan contemplarla tal como su arquitecto Juan Alejandro Núñez de la Barrera lo concibiera.
Otra mirada:
https://www.miciudadreal.es/2014/02/20/san-carlos-del-valle/
Y es que no es posible conocer las maravillas que nos ofrece la tierra de Don Quijote hasta que no se ha visitado la Plaza Mayor de San Carlos del Valle……