El reconocimiento, que incluye también a voluntarios y a la comunidad educativa local, quedará para la posterioridad con una placa que se ubicará próximamente en un lugar céntrico del municipio. El alcalde Leopoldo Sierra reconoció que “jamás se podrá agradecer lo suficiente” su dedicación y confiaba en que en su ejemplo sirva “para salir fortalecidos” de estos “tiempos tristes y exigentes”. El pregón de la Feria 2021 fue proclamado por las asociaciones de daimieleños ausentes en Vilassar de Mar, Valencia y Madrid.
El homenaje a los servicios esenciales y a los voluntarios que colaboraron en las primeras y más duras semanas de confinamiento y pandemia en Daimiel quedará para la posterioridad gracias a la Medalla de Honor ‘Ciudad de Daimiel’ que anoche les otorgó a todos ellos el Ayuntamiento de Daimiel en el acto institucional que abre los festejos patronales en honor a la Virgen de las Cruces. Un reconocimiento que incluyó también a la comunidad educativa de la localidad por su esfuerzo para desarrollar un curso escolar que también quedará para la historia.
Y no solo será recordado por los daimieleños que han vivido estos “tiempos tristes y exigentes”, como los definía el alcalde, Leopoldo Sierra, en su discurso. Las siguientes generaciones también lo recordarán cada vez que lean la placa que se ha hecho en su honor y que, antes de colocarse próximamente en una ubicación céntrica del municipio, se descubrió en el escenario del Auditorio Municipal.
Lo hicieron al alimón el primer edil, la concejala de Festejos, Alicia Loro, y los representantes de las asociaciones de daimieleños ausentes en Vilassar de Mar, Valencia y Madrid, que posteriormente pregonaron la Feria y Fiestas 2021, que se extenderá desde el próximo martes 31 de agosto hasta el domingo 5 de septiembre.
Para los distinguidos con la Medalla de Honor y para los pregoneros tuvo palabras de reconocimiento y agradecimiento el alcalde Sierra. El primer edil que, excusó las ausencias por motivos personales de Tarsicio González-Molina, presidente de la asociación valenciana, y de Juan Blanco, presidente de la madrileña, subrayó que los ausentes siempre que tienen ocasión hacen “la mejor promoción de Daimiel”. Embajadores de una tierra que en estos meses no han visitado con la frecuencia que les hubiera gustado y que, esperaba, puedan ahora sentir durante estos próximos días con la intensidad que les caracteriza.
Esenciales
Sierra reconoció que “jamás se podrá agradecer lo suficiente” la dedicación y el cuidado que pusieron todos los servicios esenciales y los voluntarios en unos meses donde tantos “planes frustraron” y donde tantos paisanos “se marcharon en la absoluta soledad”. El alcalde puso en valor su ejemplo y confiaba en que éste sirva “para salir fortalecidos y conseguir un pueblo más unido”.
Desde esa confianza en los daimieleños, el alcalde invitó a participar con responsabilidad en las fiestas que aguardan. Sierra agradeció el esfuerzo del área de Festejos por “incorporar la Feria a la normalidad que sigue condicionando el virus”, y se mostraba convencido de que su organización será de nuevo “un ejemplo del compromiso de los daimieleños”.
Así, decía, ha sucedido este verano con las actividades municipales puestas en marchas por diferentes concejalías, compaginando “conciliación familiar, cultura y deporte”. Un trabajo que ha dejado al equipo de Gobierno con la “sensación del deber cumplido”, señalaba.
De cara a lo queda de legislatura, Sierra se comprometía a seguir haciendo “un Daimiel sostenible en todos los ámbitos” y ponía en valor la mejoría de los datos económicos municipales durante sus diez años al frente del Consistorio. Reducción del pago medio a proveedores o la deuda municipal que, no ocultaba, quedaron empequeñecidos con lo vivido en los meses marzo o abril de 2020. “Por mucho que haya lamentado la situación municipal, condicionada por la falta de solvencia y de liquidez, nunca pensé que esta época reducirá a tan poco todos esos importantes problemas para la administración”, reflexionaba.
Pregoneros
Tras las palabras del alcalde, llegó el turno del pregón que proclamaron los ausentes. En realidad, fueron tres pregones diferentes que recorrieron desde las vivencias personales hasta los hitos históricos y los parajes naturales que configuran Daimiel.
Tobías Díaz, presidente de la asociación de Vilassar de Mar, tiró de sus recuerdos más íntimos y ligados a su familia, a sus amigos de la infancia y a sus vecinos del barrio de ‘El Alto’. Recordó con emoción a sus padres, el valor una familia numerosa de nueve hermanos, los motes de aquellos años, “lo felices que éramos con lo poco que vivíamos” y el orgullo de pertenencia a las calles que le vieron nacer. En sus palabras, también reivindicó el hermanamiento que se produjo a principios de siglo entre la localidad catalana y Daimiel, pidiendo el regreso de los intercambios culturales de esos primeros años.
Por la asociación de Valencia se subió al atril, Carmen Fernández-Espartero, secretaria de la asociación daimieleños residentes en Valencia. Leyó el pregón preparado por Tarsicio Díaz, quien confiaba en que tras esta época convulsa todos podamos “renacer como el ave fénix y recuperar el tiempo perdido”. En esas líneas, dejó claro que “la nostalgia del ausente” es un valor en positivo y demostró que sigue sintiendo suyos los parajes de la ribera del Guadiana, aunque “hayan perdido el esplendor” que tenían en su juventud, como lamentaba. De aquellos años también rescató hasta el presente esas ferias de “sillas locas y del trenecito”, pero con ganas de seguir disfrutando de las actuales con los vivas a Daimiel y a su Patrona que cerraron su pregón.
Ramón Infante, secretario de la asociación de daimieleños de Madrid, hizo un minucioso recorrido por la historia de la localidad, rematado con un emotivo poema dedicado a los ausentes. En nombre de Juan Blanco, se remontó a los más antiguos pobladores de Daimiel, los habitantes de la singular Motilla del Azuer, habló de Zacatena, de Las Tablas, de su querida Virgen de las Cruces, de la industria del vino o del espíritu cervantino que configura el alma de los daimieleños, “sanchos y quijotes como escribió Miguel”.
Una referencia y un guiño al ‘Somos de Daimiel’ y a su autor Carlos Redondo, que siguió todo el acto en primera fila y que recientemente ha sacado un disco recopilatorio 50 años después de su estreno. Un himno popular que vio a luz a propuesta de esta asociación y que fue el colofón, con el propio Carlos Redondo al micrófono, del concierto con el que la Banda Municipal de Música cerró el acto.
Antes de este simbólico broche, la banda demostró su versatilidad y tocó temas y adaptaciones Queen, Deep Purple o The Blues Brothers, que junto al ‘Derroche’ de Ana Belén o a ‘Mi gran noche’ de Raphael, animaron al publico que llenó todas las butacas del aforo del Auditorio Municipal