Luis Mario Sobrino Simal.- El Círculo Pacifistas Ciudad Real concentraba en la tarde de ayer en torno a medio centenar de personas junto a su clásico símbolo pacifista hecho con velas.
Durante el acto se han leído dos comunicados. En ellos se ha criticado tanto la agresión bajo la excusa de una falsa ayuda, al pueblo afgano por parte de Rusia, hace décadas como por parte de EEUU en los últimos años.
Los intereses económicos y geoestratégicos han sido siempre el leit motiv de esas ansias imperialistas.
Paco Doblas daba lectura a un poema en contra de las guerras.
Tras 5 minutos de silencio se ha disuelto la concentración autorizada y con las pertinentes medidas anti covid.
Comunicado de solidaridad con Afganistán.
Afganistán es un país estratégico de Asia Central, lugar de paso para posibles rutas de hidrocarburos, comparte frontera con Irán y China entre otros, y esta es una de las causas de que el país a día de hoy siga siendo un tablero donde EEUU, Rusia, Iran, China y la OTAN… entre otros, hayan jugado o jueguen su influencia sobre la región.
En la historia reciente, Afganistán ha sido un país constantemente arrasado por potencias imperialistas y fanatismos religiosos, durante la ocupación soviética de Afganistán, según un informe de la ONU de 1986, 33.000 civiles afganos fueron asesinados sólo entre enero y septiembre de 1985, la gran mayoría a manos del ejército soviético y sus aliados de Kabul. Este informe también señaló que el régimen comunista de Kabul y sus partidarios en Moscú emplearon una estrategia deliberada y masiva basada en el asesinato y tortura de civiles.
Y aunque poco hay equiparable al horror impuesto por el régimen talibán a la población civil afgana, especialmente criminal con las mujeres, no hay que olvidar que fue Estados Unidos quien financió a los muyahidines para que lucharan contra la URSS en territorio afgano. Aquellos señores de la guerra que recibieron millones de Washington, armamento y entrenamiento militar, se convertirían posteriormente en el germen de los talibanes
Así, tras los atentados del 11 de septiembre cometidos por el grupo terrorista Al Qaeda en suelo estadounidense, fuerzas de la OTAN junto con la Alianza del Norte y con el apoyo de las Naciones Unidas, invaden Afganistán solo dos meses después, tomando Kabul y dejando el gobierno en manos de E.E.U.U, la OTAN y la Alianza del Norte. Desde entonces, Al Qaeda y los talibanes se han unido y reorganizado como guerrilla insurgente.
El paso de EEUU por Afganistán ha dejado rastros de desolación y muerte, recordemos la masacre de Kandahar, los célebres drones depredadores que han matado a miles de afganos inocentes o la tortura de prisioneros inocentes en la base de Bagram.
Durante los 20 años de intervención militar estadounidense se consolido un régimen de corrupción de la clase política, permitido y alentado por los países occidentales. Estos señores del narcotráfico y las armas han robado millones de dólares del dinero de la ayuda destinada al desarrollo del país y los reinvirtieron en mansiones en Kabul y en inmuebles de lujo en los Emiratos Árabes Unidos,
Las últimas elecciones democráticas fueron una farsa total. Los líderes políticos del país no fueron elegidos por los votantes afganos, sino que fueron seleccionados por Washington.
A día de hoy, casi la mitad de la población afgana está en situación de necesidad humanitaria. Dos tercios de las jóvenes afganas no están escolarizadas y el 75% afrontan matrimonios forzosos, en muchos casos antes de cumplir 16 años; mientas que miles de millones de dólares de EEUU han ido a parar a la compra de armamento y la inversión en ‘seguridad’.
Mucho menos se invirtió en educación, sanidad pública, desarrollo, infraestructuras. …, cuando un punto de propaganda para la normalización de la intervención estadounidense ante la opinión publica, además de la lucha contra el terrorismo, era su aseveración de que democratizarían el pais y liberaría a las mujeres afganas de la opresión del régimen talibán. Al contrario, y tal como como ha pasado en tantos países ocupados o intervenidos militarmente por tropas extranjeras, Afganistán se ha convertido en un polvorín con demasiadas armas y demasiadas victimas civiles.
Hay quienes solo elevan su voz ahora que EEUU se marcha, pareciera que quisieran aceptar el argumento falaz de que las cosas solo empiezan a ir mal cuando las tropas estadounidenses se van, ignorando que mucha de la inestabilidad social que dejan son los efectos que provoca su presencia.
Y mientras en los medios de comunicación nos pasan de forma constante imágenes sobre la situación desesperada de esta previsible crisis humanitaria, y los gobiernos europeos se rasgan las vestiduras al mismo compás; a lo largo de estos años, miles de personas refugiadas afganas llegaron a la Europa “garante de los Derechos Humanos” y fueron hacinadas en campos de refugiados, recluidas en CIES, abandonadas a su suerte en el mar o en las fronteras, en manos de traficantes o simplemente muertas.
La paz solo llega con inversión en educación y sanidad públicas, con libertad, con democracia real y con políticas de igualdad, no con injerencias militares al servicio de intereses ajenos a los de la población, ni con «inversiones» corruptas, ni con el suministro de armamento.
Por eso es que exigimos a la comunidad internacional la reparación del daño actual e histórico al que ha sometido al pueblo afgano, la rendición de cuentas ante los Tribunales Internacionales de todos los responsables de esta crisis humanitaria, independientemente de su nacionalidad, nos posicionamos al lado de la población civil y exigimos que se garantice protección internacional y acogimiento a la población que huye del régimen talibán.