La casa de los horrores de Puertollano desde dentro

Juan José García Muñoz. Vecino de C/Córdoba nº .– En mi condición de vecino del edificio de la calle Córdoba nº y en relación a los hechos publicados en el día de hoy en miciudadreal.es, quería compartir la visión de la parte sufridora de la situación, los propietarios del resto de viviendas, en un problema que llevamos años padeciendo.

S. es nuestra vecina desde hace casi diez años. Médica jubilada, de exquisita educación y con convicciones religiosas muy intensas, siempre fue amable con sus vecinos y atesoraba un espíritu de solidaridad fuera de lo normal.

Los problemas comenzaron hace aproximadamente tres años, donde su comportamiento cambió, coincidiendo con el fallecimiento de su madre, que vivía con ella y era su único familiar en España. A partir de ese momento comenzó una rutina, en principio difícil de detectar pero evidente a medida que pasaban los meses: comenzó a subir bolsas de la calle a su casa y no era difícil verla merodear por el barrio hurgando en los contenedores de basura recogiendo residuos de todo tipo. El olor empezó a extenderse desde su vivienda a las zonas comunes del edificio, y haciéndose insoportable cada vez que abría la puerta o cuando utilizaba el ascensor.

Los primeros intentos fueron amistosos, pero aunque ella atendía al diálogo, no reconocía que podía tratarse de un trastorno y de que era imprescindible que recibiera ayuda profesional. Aunque algunos vecinos hicimos un gran esfuerzo por convencerla para ello, sin su voluntad era imposible dar los pasos necesarios para iniciar una solución conciliadora.

Fue en marzo de 2020 cuando trasladamos la situación al Ayuntamiento de Puertollano, concretamente a las Concejalías de Servicios Sociales y a la de Sanidad y Consumo, iniciándose un proceso de más de un año que ha concluido con la intervención del piso habitado por S. y con el descubrimiento del horror, en el que no voy a profundizar porque en el artículo original se explica por sí mismo.

Agradezco en nombre de los vecinos a Jesús Manchón, concejal de Sanidad y Consumo, su implicación desde el inicio de este asunto. Su esfuerzo personal, mucho más allá de sus atribuciones competenciales, han sido fundamentales para que la intervención de la vivienda se haya hecho realidad, dedicando días y noches a tratar el caso.

Quería terminar con un mensaje que quiero que quede muy claro por todas las partes intervinientes en este asunto: se trata de un problema de salud pública muy grave pero también un problema de desamparo de una persona que necesita ayuda de manera urgente. S. va a seguir viviendo en una casa limpia que no tardará en llenar de nuevo de basura, sin agua caliente y con sus facultades mentales ampliamente mermadas. Si no recibe de inmediato la ayuda necesaria por parte de Servicios Sociales el problema regresará y su vida (y la nuestra) seguirá corriendo peligro.

No entender que las dos situaciones – la sanitaria y la humana – van unidas es no entender el problema. Esperamos y confiamos desde esta comunidad de vecinos que todos los estamentos conocedores de la situación entiendan esto y actúen en consecuencia.

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