Este libro en CD, de fotografías con D.L-Cr-461-2018 de 515 MB, con el título: Fotolibro. Fotos, 1-21 de jmm camineroes una edición gratuita, sin venta, con pocas copias.
Sin entrar en una historia de siglos, es decir, cómo una invención se va desarrollando durante décadas y siglos, hasta que se llega a la invención, diríamos final, que a su vez, también va desarrollándose, podríamos indicar como nacimiento de la fotografía, cuando Niepce, empezó a realizar, según testimonios, en 1824 los primeras imágenes, y en 1826 la primera que se conserva, Vista desde la ventana en Le Gras, en la cual utilizo una cámara obscura, placa de peltre (cobre, estaño, antimonio, plomo) y betún.
En estos dos siglos se han ido realizando invenciones técnicas y tecnológicas, que ha terminado, actualmente, en diríamos dos realidades que han confluido, por un lado, la digitalización, en segundo lugar, las plataformas móviles o teléfonos inteligentes, con enormes prestaciones, en todos los campos, que son pequeños ordenadores, pero con elevadas categorización de precisión fotográfica. Es decir, son entre otras funciones-finalidades, cámaras de captación de imágenes fijas-fotografías y móviles-video.
Bien harían las autoridades mundiales, alguna entidad en relación con la ONU, que nos pusiésemos de acuerdo, entre trillones, como cifra, en el mundo anglosajón, y los billones en el mundo europeo. Por lo cual, la misma palabra signifique lo mismo. No me evado, ni me disgrego, simplemente, para expresar que cada año, se realizan billones de fotografías, es decir, con los artilugios de los teléfonos móviles inteligentes, difundidos con sistemas de Internet, expuestos en las redes sociales o en páginas de dicho mar-galaxia.
¿Por lo cual, nos enfrentamos y confrontamos con el valor de la fotografía hoy? ¿Qué fotografías merecen que se conserven para el futuro, aunque parezca una pregunta dura y agria y radical, esta es una de las grandes cuestiones….? ¿Cómo valoramos el significado y significante de la fotografía…?
Qué ha sucedido, en la práctica, que las cientos o miles de entidades fotográficas existentes por el mundo, en mayor o menor grado profesionales o aficionados o interesados, cada vez, además de especular más sobre teoría de la fotografía, de las artes, de la estética, etc., van cayendo en una especie de mayor aparataje técnico, o dicho de otro modo, más capacidad de artilugios tecnológicos para realizar las fotos, y, después, más procesamiento, de este modo, piensan con razón o sin ella, que se realizan fotografías de mayor nivel documental y estético.
Por otro lado, en estos dos siglos de fotografía, en estas últimos décadas, con una enorme cantidad de imágenes realizadas y difundidas, pues este género artístico, este subgénero del Arte Plástico, a igualdad, según algunos a la pintura o al dibujo o al diseño arquitectónico o al grabado o a la escultura, ha entrado, diríamos en la categorización de coleccionismo, por tanto, ha entrado, con mayor o menor suerte y fuerza, en el Museo, es un objeto museográfico, es una realidad, que sirve, no solo para captar el mundo exterior, sino el mundo interior, no solo para contener imágenes de fuera, sino para expresar mundos desde dentro…
Hoy, existen autores y fotografías, que incluso realizando cinco o diez copias, de cada imagen, firmadas y fechadas, llegar a tener un valor económico, de miles de dólares, cuándo no de docenas de miles… Por ejemplo, se indica que la fotografía más cara es la realizada por Peter Lik, titulada The Phanton, por 6,5 millones de dólares.
Por lo cual, nos encontramos como en todas las realidades humanas, esa bipolarización, si se me permite, podríamos utilizar que “también existen estratos o clases sociales en la creación artística y cultural”, es decir, algunas fotografías valen docenas de miles de dólares, otras, ni aunque las regale el autor, nadie las quiere.
Este aserto anterior, no es una queja-brindis al sol con toreo de imágenes o pixeles, sino que es la búsqueda de una realidad cultural y social, es decir, nos lleva a plantearnos, ¿podemos buscar metodologías de gestión cultural más racionales…? Es obvio y evidente, que no todas las fotografías, cada una de ellas, valdrán, ni siquiera cien dólares, pero la pregunta, ¿merecen cientos de miles de fotografías, docenas de miles de autores y autoras. fotógrafos y fotógrafas, que sus obras permanezcan para el futuro, como testimonio-documento de datos y arte y representación de la realidad…?
¿Los sistemas actuales de acumulación de datos y textos e imágenes, documentos y fotografías permiten, archivar billones de bits de informaciones, billones de fotografías, entonces, se deben crear, a nivel local, provincial, regional, esos Centros Documentales, para que millones de fotos de hoy, puedan quedar para el futuro? ¿Y, cual sería su coste, o se reduciría si cada entidad geográfica o sociopolítica, hiciese su antología o selección…?
Esta es una de las cuestiones y, en este laberinto-escalera-volcán de la fotografía, ha quedado atrapado este modesto fotolibro en CD, estas cientos de fotografías, realizadas adrede sin demasiados artilugios técnicos fotográficos, ni en la realización, ni en la postproducción, pero que intentan expresar un mundo, diríamos, objetos nimios y pequeños, que pueden estar, en una pequeña ciudad, es una especie de estudio sobre la realidad de una ciudad en estos diez últimos años de crisis que se encabalgan unas con otras, como una sinfonía trágica de la realidad humana.
En definitiva, un intento de estudio y análisis, documental y estético de lo real humano. Por ejemplo, que nos dice una caja tirada en la calle, que nadie valora. Porque al final, buscamos intentar entender y comprender mejor los sueños de los que estamos hechos los seres humanos. Un intento, que como tantas cosas, en provincias, como durante décadas se ha dicho, un intento modesto de expresar algo de lo que somos y dónde somos, un intento que apenas nadie ha valorado…
