ADULTO – Sábado 29 de mayo a las 20.00 – 8 euros
– «Palabra de dos» – Palike Teatro
Lignina
y Rufus son dos personajes extravagantes y solitarios. Para llenar su
existencia, se dedican a defender el valor y la utilidad que tienen las
palabras y los libros para cultivar espíritus libres y críticos. Tan
entregados están a esta causa, que la pasión les impide ver los lazos que tanto
les unen.
LIGNINA es la guardiana de los libros abandonados. Una mujer atemporal que
tiene alma de libro. Los ama, le fascinan. Dedica su vida a combatir a sus
enemigos, a buscar y recoger los libros abandonados salvándolos de la
destrucción y del olvido.
RUFUS es el misionero de las palabras olvidadas. Una presencia perenne que,
desde hace siglos, deambula por los espacios del saber para rescatar las viejas
palabras evitando así que mueran.
FAMILIAR – Domingo 30 de mayo a las 12.30 – 5 euros
– «El conejo preguntón» y «La mar salada». Palike teatro
Una titiritera se presenta acompañada de una añosa cesta, que encontró abandonada en una estación de tren, y del cofre de un viejo marinero. Asegura que los objetos antiguos, si sabemos escucharlos, siempre encierran muchas historias y alguna sorpresa. Sus palabras son sabias y ciertas, porque si observamos atentamente, veremos como de estos viejos objetos -la cesta y el cofre- surgen de forma sorprendente multitud de personajes que dan vida a dos fábulas tradicionales diferentes: «El Conejo preguntón» y «La Mar salada”. Dos cuentos dramatizados a través de los títeres y la manipulación de objetos, que llenando de dinamismo y de fantasía la narración, pretenden emocionar e implicar a un público de todas las edades.
También continúa en el salón de actos la exposición
“LAS ARRUGAS DE LA VIDA” HISTORIAS DE VIDA EN IMÁGENES.
Para realizar “Las Arrugas de la Vida”
hemos utilizado dos técnicas de investigación
etnográfica, “Historia de Vida” y “Fotografía Etnográfica”. Así con las
fotografías
mostramos la vejez, la huella que deja el vivir y se ve reflejada en cada uno
de
nosotros, en nuestras expresiones, en nuestra mirada, en nuestro rostro, en
nuestras
arrugas, esas “cicatrices de la vida” que intentamos disimular pero que son la
prueba
fehaciente de que hemos vivido.