Eduardo Muñoz Martínez.- En el salón de actos del complejo parroquial de Santa Quiteria, de Fuente el Fresno, ante una asamblea de casi cuarenta personas, entre sacerdotes, familiares y paisanos en general, que ocupaban la práctica totalidad del aforo permitido por la pandemia, y con todas las medidas de seguridad exigidas, Antonio Guzmán Martínez, sacerdote nacido en aquella población hace por ahora ochenta y tres años, presentó su último libro, en la tarde de este tercer sábado del mes de abril, que se desarrolla bajo el epígrafe «Fuente el Fresno.
Recuerdos de una época», tras realizar una breve semblanza del autor la Maestra Nacional, jubilada, María Eugenia López, también nacida al pie de «Los Picones», «La Calderina»…, y otras sorprendentes sierras del entorno.
Antonio, para quienes no lo sepan, en las seis décadas que ya ha celebrado de vida sacerdotal, ha desarrollado su ministerio en poblaciones cómo Minas del Horcajo, La Garganta, Puertollano, Ciudad Real, Valenzuela de Calatrava…, y además ha sido profesor de instituto, ha cursado estudios en Salamanca y en Roma, ha sido Delegado Diocesano de Turismo, Santuarios y Peregrinaciones, e incluso, -a la vista está-, ha tenido, y tiene, tiempo para escribir. Para decir, -cómo plasma en la contra portada de éste que hace nada veía la luz-, que «ser de pueblo es un don de Dios», «que el pueblo teje vínculos muy duraderos de comunidad y permanencia», «que quien mira a su pueblo con desprecio establece en su propia sociedad categorías de primera y de segunda clase, de personas con más o menos dignidad y derechos», o que en la ausencia no se olvidan sus gentes, sus calles, sus montes, sus campos, sus fiestas, su ambiente…», justamente los temas que son el fondo, y dan la forma, a este «Fuente el Fresno. Recuerdos de una época», que, nos consta, ha tenido una muy buena aceptación, de cuya «salud» esperamos siga gozando.