Luis Mario Sobrino Simal.- En la tarde de ayer tuvo lugar en el espacio cultural del Museo de la Merced la presentación del libro Plaza del Pilar, escrito por Honorio Javier Álvarez García y Manuel Molina Cañadas. Un acto organizado por Serendipia, en colaboración con el Ayuntamiento de Ciudad Real y la Facultad de Letras de la UCLM.
Honorio es arqueólogo, licenciado por la Universidad de Castilla la Mancha y con diversos proyectos en su historial como los trabajos en las excavaciones de la ciudad iberorromana de Mentesa Oretana entre otras. Autor de diversos trabajos científicos y divulgativos, además de conferencias sobre patrimonio y arqueología.
Manuel es licenciado en Historia, también por la UCLM y especialista en Arqueología de la Arquitectura por la UPM. Desde 2019 trabaja en la Red de Parques Arqueológicos y Yacimientos visitables de la JJCC-CLM.
Por razones personales solo pudo estar presente Honorio que comentó aspectos, unos conocidos y otros menos, de esta emblemática plaza ciudadrrealeña.
Se oyen muchas críticas
sobre que la plaza ya no es lo que era y que no se parece en nada a lo que fue
hace décadas…
Ante esta constatación, y devanando un poco el motivo del libro, Honorio
comentó que la plaza del Pilar es el espacio urbanístico que mejor refleja las
transformaciones del siglo XX en Ciudad Real y eso se observa en los distintos
movimientos socioeconómicos e ideológicos por los que discurrió Ciudad Real.
Cada espacio hay que analizarlo dentro de su contexto y no debemos juzgar sin tener en cuenta las circunstancias que rodean cada evolución. Para aquella época de los años 60 los cambios supusieron una modernidad, desde la óptica de hoy quizá mal entendida, pero también habría que valorar otros aspectos como fue la peatonalización de la misma y que supuso un gran avance urbanístico sobre todo para los peatones.
La Plaza del Pilar, no fue el primer nombre, sino con el de plaza de Cervantes…
En realidad en un principio se llamaba plazuela del Pilar porque era donde se ubicaba un típico pozo junto a un pilar en donde estaba el abrevadero del ganado, luego pasó a paseo del Pilar debido al modernismo del momento, y fue en 1927 cuando se enclava la estatua de García Coronado de Cervantes cuando ya recibe ese nombre plaza de Cervantes, y que permaneció hasta los años 60 en que volvió a recuperar el nombre de Plaza del Pilar.
Sobre la “torre” del Pilar – con cierto tono jocoso -, explica que para la población de entonces ese edificio supuso un gran cambio y un paso adelante pues Ciudad Real pasó de ser “la capitaleja” a ser ciudad. Para un historiador como Honorio, el edificio que había antes, con la tecnología con la que disponemos hoy se podía haber rehabilitado y tener un sentido y un valor importante.
La plaza del Pilar perdió edificios históricos…
Hay que tener en cuenta que las construcciones no tenían una
cimentación en condiciones ni se construyeron con los materiales ni la
tecnología de hoy día y por otra parte hay que tener en cuenta el aspecto
geológico de que Ciudad Real se construyó sobre un mar, y esta particularidad
hay que tenerla en cuenta junto a la gran cantidad de agua subterránea.
Estaba por ejemplo la casa Barren engoa, con unas patologías arquitectónicas
importantes, también el edificio llamado de Previsión que fue la vivienda la
familia Media de la Cerda.
En los años 60 y 70 Ciudad Real por diversas causas, quiso ser un Nueva York con la edificación en alturas. Y esa torre tuvo sentido como símbolo de la ciudad. El Louvre en Paris con esa pirámide de cristal, tiene su sentido.
Volviendo a la historia, en 1860 cuando se trae el agua a Ciudad Real desde la Poblachuela es cuando se empiezan a poner las primeras fuentes, que fueron tres, una de ellas en la plaza del Pilar que es cuando se cierra el famoso pozo que había y en donde hasta ese momento, como comentaba antes era donde abrevaba el ganado.
El libro de Honorio y Manuel ha tenido tanto éxito que ya va por su segunda edición, además porque como él mismo comenta, siempre aparecen fotos nuevas y planos nuevos que añadir.
