Natividad Cepeda.- El sol calentó la mañana tibiamente sin el aire feroz de la tarde anterior donde pareció en algunos momentos que se troncharían las ramas sin hojas de los árboles.
Por la tarde abrigada con mi abrigo de estilo ruso gris oscuro me dirigí hasta la Residencia de Mayores de San Víctor de Tomelloso, que el pasado 27 de enero celebró los 148 años de la Fundación de la Congregación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. Los Fundadores de la Congregación fueron el venerable Don Saturnino López Novoa, nacido en Sigüenza en 1830 y fallecido en Huesca en 1905, y Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibar, nacida en Aitona (Lérida) murió en Liria (Valencia) el 26 de agosto de 1897. Fue beatificada por Pío XII el 27 de abril de 1958 y canonizada el 27 de enero de 1974 por Pablo VI.
La benefactora para esa casa de acogida desde hace más de un siglo fue doña Crisanta Moreno, nacida en Tomelloso y fallecida en Madrid en 1901. Nació en el seno de una familia humilde y se esforzó en aprender y ascender hasta la clase social pudiente e influyente, en Madrid, lo que no le hizo olvidada su lugar de nacimiento, para ello compró en 1892 y donó, unos terrenos para la construcción del Hospital y Asilo de Tomelloso. Después de construido se hicieron cargo las Hermanitas de los Ancianos Desamparados que lo regentan hasta hoy. Ayudo a la realización de la entrada de la primera línea de telégrafos y telefonía en Tomelloso. En agradecimiento una calle principal de Tomelloso lleva su nombre.
Se olvida, con demasiada frecuencia, que en el siglo pasado, y en anteriores, los ancianos que carecían de fortuna se veían en muchas ocasiones obligados a mendigar cuando no podían trabajar y sus hijos y familiares no les atendían. Es por eso que la construcción del Asilo para los ancianos fue una gran obra de humanidad. A su mantenimiento ayudaron las familias del pueblo, muchas de ellas con cuotas mensuales y anuales. Además de aportar en tiempo de recolecciones todos los productos agrarios que cosechaban uvas, vino, trigo, harina, leña… Siendo la comunidad de religiosas respetadas y admiradas hasta hoy. En la actualidad las antiguas dependencias se destruyeron por otras más confortables y con todos los servicios actuales siendo en su momento importantísima la ayuda del Excelentísimo Don Blas Camacho Zancada, diputado de la transición por la provincia de Ciudad Real (1977-1992) Y gran impulsor y fundador de la Asociación para la Causa de Beatificación y Canonización del Siervo de Dios Ismael de Tomelloso, que en la actualidad era el Presidente de Honor: fallecido en Madrid el 27 de enero de 2021; para la nueva iglesia y edificio, por conseguir para la Residencia del Hospital Asilo de San Víctor importante aportación económica para su reconstrucción.
Dentro de eso muros hay sencillas historias de vidas que a casi nadie interesan. Vidas con un bagaje mucho más interesante que las, y los, “influences”, que se pasean y airean sus vidas en los portales de internet, cadenas televisivas y revistas mal llamadas, del corazón, donde lo exclusivo es mostrar lujo y poder sin un testimonio ejemplar donde niños y jóvenes se quieren parecer. Vidas muchas veces rotas y vacías de amor y generosidad, de trabajo y constancia que es con lo que se labra todo futuro.
Fue una visita rápida, dialogué con la Madre Elisabeth y con Sor Teresa contemplando sus sonrisas y alegría, sin escuchar una sola queja de sus labios. Si, el pesar por los fallecidos a causa de esta peste del siglo XXI del coronavirus, y la satisfacción por haber sido todos vacunados y no haber habido, por los vacunados, problema alguno hasta hoy.
De regreso, sintiendo el abrazo del aire envolverme, sentía tristeza por ese abandono de las personas cuando llegan a no poder valerse por sí mismas en su vejez por parte de sus familias… No hay lugar para los ancianos en las colmenas humanas, con sus celdillas de diseño y el confort adecuado y preciso para sentirse dueños del mundo… Pensaba que al dejarlos en esas dependencias se pierde el regalo sencillo de la vida, al no poder escuchar de sus labios, sus pequeñas historias, que no dudo, son más edificantes que esas otras que se cuentan en los platós televisivos, plagadas la mayoría de absurdas calumnias. Pan y circo de esta globalización manipulada y escasa de personalidad y valentía para luchar y exigir por las cosas importantes de la vida, no otra cosa es vivir codo a codo, los unos con los otros, con mascarillas y cuando podamos sin ellas. Porque olvidamos que el regalo de la vida es trasmitir experiencia y vivir en comunidad sin destrozar la cedula más importante de toda sociedad que es, la familia. Familia con niños y abuelos, con jóvenes y viejos sin vivir en guetos apartados de los nuestros. ¿Quién romperá esta forma de vida? lo ignoro. Creo que éste camino no es el mejor.
Natividad Cepeda