Sombras en las macro-plantas fotovoltaicas

Ángel Mozos.- ¿Les gustaría que una idea empresarial acabase con buena parte del paro de su localidad? Apuesto que sí. Con esa ilusión me temo que jugaron los fondos y empresas que han construido las macro-plantas fotovoltaicas en la provincia de Ciudad Real.

Los conocedores del sector sabíamos que los cientos de puestos de trabajo que se anunciaban (ahí están las hemerotecas) en cada planta eran poco realistas, así como que la lluvia de millones en inversión, que pareciera que iban a caer en la zona, en realidad eran los costes de unos equipos que en su mayoría se adquirían a empresas no sólo no locales, sino extranjeras.

Pero la potencia de estos inversores es fuerte y al amparo de tales promesas nuestra provincia, nodo de exportación de energía hacia la capital, se subió al carro. Una localidad muy dinámica ha sido Manzanares, a la que algunos consideran la ciudad con mayor potencia fotovoltaica de toda España. Echando cuentas de los empleos prometidos y comparándolos con los datos de paro publicados por el SEPE la instalación de las primeras 8 plantas (a fecha de hoy ya en construidas) habría acabado con todo el paro industrial y de la construcción de la localidad, así como de buena parte del resto de los sectores.

Algo parecido habría de suceder con los datos de Puertollano, pero la mayor cantidad de desempleados de esta localidad y la mayor proporción en esos sectores dejaba una previsión menos espectacular, aunque muy beneficiosa, con una reducción en torno al 50%.

Previsiones tan espectaculares debían dejar huella en las estadísticas. Sólo había que esperar a que se construyeran las macro-plantas de la primera oleada y echar un vistazo a los datos de paro y contratos publicados por el SEPE para saber si estas expectativas tan halagüeñas eran reales.

Construidas 8 plantas en Manzanares y varias ya también construidas en Puertollano, así como otras (incluida la de Iberdrola, que es la mayor, con 100 Mw) en construcción en la actualidad, era el momento para recopilar esos datos.

Recabados los datos de paro sobre los sectores más implicados y obtenidas sus gráficas correspondientes, las primeras conclusiones son obvias: ni se ha acabado con el paro (ni siquiera con el industrial) en Manzanares, ni se ha reducido en un porcentaje elevado en Puertollano. Es más, no sólo eso, sino que, sorprendentemente, el paro aumenta en Manzanares a partir del comienzo de las obras y en Puertollano (que comenzaron en plena recuperación tras el confinamiento) disminuye su velocidad de recuperación.

De hecho, comparando las gráficas con las series anteriores (sobre todo en Manzanares, donde la estacionalidad es muy marcada) o con la tendencia nacional se muestra que la irrupción de estas plantas poco ha trascendido de los valores esperables sin ellas.

Si los datos de paro son bastante clarificadores mucho más lo son los datos de contratos creados, los cuales bajan de manera ostensible en ambas localidades justo al comenzar las obras.

Por tanto, los datos relativos a los sectores industrial y de la construcción evidenciaban que los empleos debían estar llegando del exterior. Y, en caso de ser ciertas las promesas, nos dejaba la esperanza de que tal fuerza de trabajo (recordemos que eran cientos por cada planta) provocaría un aumento de los empleos en otros sectores, como en la restauración, alimentación, suministros,… Pero nada más lejos de la realidad: los datos de paro total y empleos totales siguen la misma tónica que los relativos a la industria y construcción. Es más, en los últimos 3 meses el paro total en Puertollano ha ido en aumento.

Y es que, de hecho, preguntando a profesionales del sector industrial y de la hostelería, la realidad es que estas plantas las están construyendo esencialmente cuadrillas venidas de fuera que, cada cual en su especialidad, realizan su labor en pocos días, con sus medios materiales y con un procedimiento cada vez más automatizado.

Conclusión: la construcción de estas macro-plantas fotovoltaicas está sirviendo para poco o muy poco a la población donde se están estableciendo y, en cualquier caso, infinitamente menos de lo que se prometió. Como era previsible sólo se están beneficiando las arcas municipales y las rentas de los propietarios de grandes fincas.

Pese a lo que nos quieran tratar de convencer las grandes empresas, los fondos de capital y los políticos, esta no es la transición que necesitamos. Necesitamos una transición que no perpetúe el actual (e injusto) sistema energético y productivo y que cambie los errores de nuestro modelo económico.

No obstante, no nos llevemos a engaño, la fotovoltaica tiene la capacidad de crear mucho empleo y riqueza entre la población, pero no con este sistema de macro-plantas. Las grandes fotovoltaicas necesitan producir en torno a 2-5 c€/Kwh para ser rentables, en cambio para autoconsumo pueden ser rentables incluso con producciones entre 10 y 20 c€/Kwh. Todo ese margen permite crear y mantener los numerosos puestos de trabajo que requieren las instalaciones pequeñas y medianas y dar sustento a las empresas locales suministradoras de equipos y servicios relacionados.

Además, por ser instalaciones cercanas al punto de consumo y en lugares ya antropizados, como tejados, cubiertas, etc, no afectan al medio ambiente, lejos de las miles de hectáreas del medio natural que ocupan las macro-plantas, algunas de tanto valor como las del Valle de Alcudia, sobre el que, no lo olvidemos, se cierne el riesgo de la construcción de una macro-planta de ni más ni menos que casi 200 Mw.

Ángel Mozos inicia con este artículo la sección «Homo Consciens», dedicada a la sostenibilidad energética. Es autor del blog www.homoconsciens.es y @HomoConsciens en Facebook.

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