Ana Isabel Abengózar. Portavoz del Grupo Socialista en las Cortes de CLM.- Cuando se cumple un año luchando contra la COVID-19, es esperanzador y también justo, por qué no, analizar las cifras actuales. Datos positivos que dan un poco de aliento a una Región que ha sufrido mucho y que, en los primeros meses de esta pandemia, en esa primera ola que nos pillaba al mundo entero desprovistos y por sorpresa, nos golpeó con dureza y sin descanso.
De modo que ahora, a mitad del mes de marzo de 2021, cuando las cifras de contagio van cayendo y la incidencia acumulada en Castilla-La Mancha nos da un respiro, bajando de los 76 en 14 días; es ahora cuando siento la necesidad de analizar lo vivido y poner en valor el esfuerzo y sacrificio de tantas y tantas personas.
En primer lugar, quiero poner en valor el esfuerzo de las y los profesionales sanitarios porque sin su coraje, sin su sacrificio, sin duda, los datos hubieran sido aún peores. Hoy empiezan a acusar el cansancio físico y psicológico que conlleva todo un año de pandemia y las duras experiencias vividas en su ámbito laboral y familiar. Es ahora más que nunca cuando ellos nos necesitan, cuando podemos y debemos devolverles tanto esfuerzo y sacrificio; está en la responsabilidad individual de cada uno de nosotros devolverles con nuestra prudencia y precaución tanto como han hecho y siguen haciendo.
Pero también quiero poner en valor el trabajo de cuantas personas han estado y están al frente de los denominados servicios esenciales. Cuando en los peores días de la primera ola la inmensa mayoría de la ciudadanía nos quedábamos confinados en casa, con nuestros miedos, nuestras dudas y nuestra ansiedad por las consecuencias de este virus. Ellos y ellas han estado al frente con la mejor de sus sonrisas, con las mismas dudas y miedos e incertidumbres que el resto, pero al frente de los negocios que nos abastecían y nos suministraban todo cuanto necesitábamos.
Y también quiero acordarme del personal docente, gracias a todos y cada uno de ellos y de ellas, por su dedicación, esmero y empeño. Han hecho verdaderos malabares para que sus alumnos y alumnas sacaran el curso adelante desde casa y con herramientas que nunca antes habían empleado en la enseñanza diaria. Y una vez que tocó la vuelta a clase presencial, han dado una verdadera lección de lo que es amar lo que se hace incluso en pandemia. Cuidando y respetando las medidas impuestas por las autoridades sanitarias como nadie.
Pero del mismo modo que es necesario poner en valor el esfuerzo de las personas, también es necesario poner en valor las medidas adoptadas por el Gobierno de esta Región en momentos tan complicados. Sin duda, sin esas medidas, los datos positivos que arroja hoy el COVID en Castilla-La Mancha, no serían posibles. Y esta Comunidad Autónoma tiene ejemplos muy cerca que nos demuestran que sin medidas valientes, duras y restrictivas tomadas a tiempo, la incidencia acumulada en cualquier región se dispara.
En Castilla-La Mancha hemos tenido un Gobierno regional a la altura de las circunstancias en todo momento, pero no podemos decir lo mismo del principal partido de la oposición, del Partido Popular de Castilla-La Mancha, que lejos de prestarse a ayudar, lo único que ha pretendido durante toda esta pandemia ha sido desgastar al Gobierno regional. Que mientras que en otras comunidades autónomas la oposición tendía la mano a sus gobiernos para trabajar, en esta Región solo pensaban en sacar rédito electoral. Un Partido Popular desnortado y sin rumbo, que comenzó esta pandemia culpando al Gobierno regional del número de fallecimientos y contagios y ahora, cuando los datos son mejores porque las medidas han funcionado, se vuelven negacionistas y piden vuelta a la normalidad cuanto antes. Del catastrofismo al negacionismo.
Desde luego, si esta Región ha sido ejemplar en esta lucha contra el COVID, que lo ha sido, no podemos decir lo mismo de su principal partido de la oposición.
Un Gobierno que no ha dado la espalda a su Tierra en ningún momento y que ha puesto todas las medidas necesarias para atajar el virus con un objetivo claro, que no volvieran a darse en Castilla-La Mancha circunstancias como las vividas en la primera ola. Y en ese empeño no ha cejado. No en vano Castilla-La Mancha es la comunidad autónoma que más dinero ha invertido en relación con su PIB en la lucha contra el COVID. Contratando a más de 9.000 profesionales sanitarios y siendo la región que más rastreadores ha puesto en esta lucha contra el COVID.
Sin olvidar que, en ese empeño de ser los mejores en esta batalla, somos la única comunidad autónoma que ha aprobado una ley de reserva estratégica de material sanitario, precisamente para evitar que en esta Tierra nos volviéramos a encontrar con el desabastecimiento vivido en los primeros meses de pandemia.
Todas estas medidas adoptadas en el ámbito sanitario, junto con otras más duras y difíciles de tomar como son las que afectan a la movilidad y al cierre de negocios, hacen que la tercera ola haya estado controlada en 3 semanas. Pasamos de una incidencia acumulada de 1.500 a una incidencia acumulada de 100.
Momento esperanzador, por tanto, el que vivimos. Al que ahora hay que sumar la nueva fase en la que nos encontramos, en la que la ansiada vacuna está dando sus frutos. Y aunque a un ritmo que todos y todas desearíamos que fuera mayor, la vacunación va llegando poco a poco a los grupos más vulnerables por los que más hemos sufrido a lo largo de la pandemia. Tanto es así que ya somos la comunidad autónoma con más personas inmunizadas con las dos dosis pautadas. Una vez más, gracias al esfuerzo titánico que están haciendo los y las profesionales.
Sin duda estamos siendo ejemplares como Región, conscientes de que lo primero es la salud y que protegiendo la salud protegemos la economía. Pero sin abandonar tampoco esta última, la economía. Y reconociendo cuantos esfuerzos se está haciendo por parte de quienes, en función de la evolución de las cifras, tienen que cerrar o no sus negocios para intentar frenar el virus.Porque hemos comprobado que si se toman medidas para preservar la salud, baja la presión hospitalaria, aumenta la confianza ciudadana y mejora la economía.
En ese reconocimiento también hemos querido ser ejemplares, por eso Castilla-La Mancha es la Comunidad Autónoma que más dinero destina a sus autónomos y pymes, con más de 150 millones de euros en ayudas directas.
En definitiva, hoy, cuando ya llevamos un año luchando contra esta pandemia podemos decir sin complejos que somos una Región a la que el COVID no se lo ha puesto fácil, pero que hemos sido consecuentes y le hemos hecho frente desde todos los ámbitos; abordando de una manera adecuada, valiente y ejemplar esta crisis sanitaria, social y económica. Con una ciudadanía también ejemplar, que ha dado al mundo una lección de generosidad, profesionalidad, prudencia y sensatez.
Hagámoslo una vez más, seamos responsables, no permitamos que en esta Semana Santa que se aproxima, los esfuerzos hechos entre todos no hayan servido de nada. Y no nos relajemos, ni confiemos, porque solo cuando hayamos vencido a este virus podemos hablar de triunfo.