Santos G. Monroy.– El camino discurre en el zumbido salvaje de las abejas y la resonancia del agua en el abismo de la garganta. Huellas de ciervos marcan la dirección sobre el barro. El viento altera el círculo aéreo de los buitres y el sol de la mañana se cuela entre umbrías de atmósfera druídica. Caminar por el cauce del Ojailén a las puertas de Sierra Madrona es abandonarse en un viaje de fantasía medieval.
El camino público desde La Alameda (carretera CR-504) a San Lorenzo de Calatrava llega a la junta del Ojailén y el Fresnedas, paralelo a la vía de la malograda línea de ferrocarril Puertollano-Marmolejo, un ciclópeo proyecto de los años 20 que jamás se terminó. Como en los dibujos del Coyote y el Correcaminos, las trincheras colosales excavadas en la piedra pespuntan el trazado de la vía de este tren fantasma.
Aquí se suceden inquietantes túneles, poblados por cientos de murciélagos. El melancólico abandono de estas inmensas oquedades recuerda la estética de las minas de enanos de Moria imaginadas por Tolkien. Están cerrados por seguridad, pero aún se puede echar un vistazo por encima de la valla: una absoluta tiniebla parece devolver el silbido de una locomotora espectral.
A partir de la junta de los ríos el agua del Ojailén acompaña animosa, entre los restos de arquitecturas perdidas como ruinas de un imperio decadente, para embutirse más adelante en los imponentes farallones cortados a pico sobre el cauce, asomados al vacío de la hoz del Fresnedas, naturaleza virgen en sobrecogedora soledad.
Advertencias. Estamos en el Valle de Alcudia, donde impera secularmente la ley arbitraria de los grandes propietarios de la tierra. Habrá vallas. Muchas. El camino histórico a San Lorenzo de Calatrava, que parte de La Alameda (justo donde está el restaurante La Encomienda), está cortado por una finca, y para proseguir hacia la junta de los ríos hay que atravesar un pequeño tramo cercado por dos vallas abiertas donde pacen vacas y toros.
Una vez en la unión de los ríos habrá que dejar el coche, si se ha venido en él, porque el camino está cortado de nuevo y solo se podrá proseguir a pie por la antigua plataforma del ferrocarril, peligrosamente desmoronada sobre el cauce derecho río por la erosión del agua, hasta llegar a un puente que apenas alcanza para cruzar el lecho a pie. Desde aquí, siguiendo el margen izquierdo del río, se podrá seguir hacia las proximidades de la hoz del Fresnedas.
De hecho, los únicos vehículos que hoy podrían viajar desde la junta de los ríos hasta San Lorenzo de Calatrava son los de los propietarios de las fincas o los de sus invitados de honor, los adinerados cazadores que hacen vibrar el aire de estas soledades con el estampido de las escopetas. Puro Valle de Alcudia.
Disculpe señor Monroy, tanta literatura en este sentido no parte de su pluma. No voy a entrar en más detalles con respecto a ese entorno, quizás se nota muchísimo «que le han hecho los deberes». Veo perfecto que defienda a ultranza esos lares para rellenar su panfleto. Usted centrese en la objetividad pueril de nuestro pueblo. Sin acritud, no todo es puertollano, ni siquiera la famosa «puerta de Alcudia».
Quizás no se da cuenta que lo «circense» ya no convence a nadie, se lo digo en plan llano.
Digo yo por decir algo parece q le dedicas mucho tiempo a este panfleto si hay algo q a mi no me gusta no lo veo ni lo sigo
Conozco el paraje, al igual que el “coto privado de caza y disfrute”, primero del “Claudillo” y después del “Emérito” de lo que conocemos como la finca “La Encomienda de Mudela”, mantenida a esos efectos con fondos públicos. El primero enumeraba los puestos de caza con letras (A, B, C etc.) y el segundo con números. Ambos, hace unos años (imagino que seguirán igual) están diferenciados. El “Claudillo” se encargó de erradicar la caza mayor porque no le gustaba y el “Emérito” de convertirlo en una granja de perdices y solo iba allí (algún año ni aparecía) con alguna querida y a “trocolarse” (según el citado Jefe de la Guardería, solo se podía hablar con él por la mañana). Esto lo conozco gracias a un jefe de la Guardería Rural, que tenía a su cargo a ocho Agentes Forestales (a sueldo del, entonces, Ministerio de Agricultura) que tuvo la deferencia de darme un paseo en Land Rover.
Siguiendo con la noticia, el entorno me parece digno de conservación (incluidos los aledaños del pantano).
Podemos cerrar el espacio de comentarios, no nada objetivo cuando la cabeza está llena de rencores.
Señor administrador, a otra cosa mariposa, y no desvirtuemos tan hermoso pasaje u transcripción.
Cierra post.
¿De qué vas?
Para subjetivo (que no “no objetivo”) tu comentario.
Primero arremetes contra el autor de la noticia, acusándole de plagio, después llamas a este medio “panfleto” y, no conforme con ello, te atrever a mandar las directrices que debe seguir.
No fue mi intención desvirtuar la noticia, simplemente añadir un comentario cierto de los alrededores a los que se reriere.
La privatización o el robo de caminos públicos, vías pecuarias y el dominio público hidráulico (ribera de los ríos) es una constante…..
Charles, hay que tener valor para denunciar esos «robos de caminos» y lo que tú llamas «dominio público hidráulico». Desde luego, en el artículo, se denuncia poco. Quizás, se haya pretendido, con mucho o poco acierto, dar un relato, ¿poético?, con ciertas referencias a personajes como el Coyote y Correcaminos.
Hombre, para una vez que Charles no suelta una perogrullada de la suyas, podrías haber tenido una deferencia con él.
Imagino que quiso decir “apropiación indebida” de caminos públicos, vías pecuarias y los márgenes que, por ley, detentan las Confederaciones Hidrográficas sobre los cauces de los ríos.
Por ese motivo no podemos hacer el trayecto con el coche . Me gustaria saber si tiene algo que ver el presidente de ASAJA
Casualmente donde se corta el camino es al llegar a sus tierras, habiéndolo desviado por su interés hacia el interior de su finca, que es lo que está cortado. Sin embargo, pasado este tramo de unos pocos metros, el camino público continúa hasta San Lorenzo de Calatrava.
Por cierto, esas vacas que aparecen en las fotos y que tanto miedo dan al redactor, no son bravas, por lo que no hay peligro de embestidas salvo que se las provoque. En el campo existe la mala costumbre de que haya animales. No entiendo esta crítica por parte del autor del artículo.
Ya te digo yo que si tiene que ver jijijiji