Leticia Belmonte Cortés. Doctora en Economía y Empresa por la Universidad de Castilla-La Mancha. Miembro de la Asociación de Profesores de Economía en Secundaria de Castilla-La Mancha.- Desde el año 2010 el gobierno español, a través del Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores, apuesta por la importancia de afianzar conocimientos y contenidos financieros en la educación secundaria.
Fruto de ello, nace el Plan de Educación de «Finanzas para todos» con la intención de mejorar la gestión diaria de la economía personal. En esta iniciativa se explica cómo llegar a fin de mes, consejos para invertir, la oferta existente de productos y servicios financieros, el ciclo de la economía en las diferentes etapas de la vida, y hasta un kit financiero de primeros auxilios sobre protección contra el fraude financiero y personal e información sobre las tarjetas de crédito y débito. Uno de los contenidos a los que hace referencia dicho Plan es el de «La educación financiera de los hijos». Aquí habla de la importancia de acostumbrar a los hijos a que tomen decisiones conscientes en sus decisiones económicas y dice que la mejor forma para ello es ayudarles a adquirir buenos hábitos financieros.
Según el Banco de España la falta de una sólida educación financiera puede perjudicar las posibilidades futuras de los individuos. Entre las acciones propuestas está conocer la procedencia del dinero, enseñar la gestión de ingresos y gastos, fomentar el hábito de ahorro, enseñar a ser consumidores inteligentes, aprender a invertir con base a prioridades, etc. Sin embargo, la pregunta de muchas familias podría ser ¿cómo concienciar a mis hijos sobre la importancia de la economía personal?
Ahora, pongamos en valor el Sistema Educativo que tenemos, eje central sobre el que realmente debe canalizarse el conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes de nuestros jóvenes, amén de las pretensiones de las Instituciones Financieras que no siempre buscan el interés general, y sobre las que debe girar el control de las finanzas pero no el de la EDUCACIÓN. Todos esos contenidos de los que hablaba, y muchos más, están incluidos en los contenidos propios de las materias de Economía y Emprendimiento que actualmente se imparten en Educación Secundaria Obligatoria. Es necesario que cuando un alumno acabe la Secundaria y se incorpore al mercado laboral, sepa cómo gestionar un presupuesto mensual de ingresos y gastos, conocer cómo funciona una tarjeta de crédito o débito, entender su propia nómina, conocer las consecuencias que podría tener el endeudamiento, saber lo esencial de un rincón de ahorro para futuros imprevistos, o la relación entre rentabilidad y riesgo. Así como cuando posiblemente adquiera un coche conocer sus exigencias (seguro, mantenimiento, reparaciones) que suponen una fuente de gastos. También cuando busque independencia y hay que ajustarse a una nueva realidad, la compra de una vivienda requerirá conocer las opciones disponibles de financiación disponibles y, no sólo eso, sino entender dichas opciones y elegir la que se adapte a las preferencias personales.
Para poder hacer que ocurra es necesario formar a la población más joven en los conceptos financieros más básicos. Si los jóvenes conocen dichos conceptos podrán ser más críticos y tendrán el poder de decidir por ellos mismos con conscientes decisiones. Pero, ¿Por qué con la nueva ley educativa LOMLOE no aparecen las materias que dan contenido que a lo que actualmente nuestros jóvenes están cursando de carácter económico?
Son contenidos fundamentales en la vida futura de los ciudadanos persistamos en que se mantengan e incluso se amplíen los contenidos mencionados en la Ley de Educación LOMLOE o conocida como Ley Celaá.