Qué triste que algunos quieran hacer realidad el dicho popular: ‘no hay dos sin tres’

Emilio Nieto López, primer decano de la Facultad de Educación de Ciudad Real.- Ni me gusta ser mal agüero, ni mal profeta porque deseo que mi querida España, como decía la cantautora Cecilia, siga siendo una gran nación en la que todos podamos realizar nuestra existencia de la mejor manera posible.

Pero, si la historia es la madre de la vida y de ella deberiamos aprender para no volver a tropezar en la misma piedra, parece oportuno que recordemos los momentos históricos por los que hemos pasado, como nación, para que si aquellos no fueron los mejores posibles, no volvamos nunca a repetirlos.

Entiendo pero no comprendo cómo algunos, especialmente del partido de Podemos y con Pablo Iglesias a la cabeza, se empeñen en ir en contra  la historia y en contra del pueblo español al repetir, por activa y por pasiva, que la republica es lo mejor para nuestra patria, cuando saben, o al menos debería saber, que los dos momentos republicanos españoles han sido los más desastrosos y terribles para los españoles.

Parece oportuno recordarle al presidente de Podemos, partido comunista de España, como él dice, que la primera república duró menos de un año, concretamente desde el 11 de febrero de 1873 hasta el 29 de diciembre de 1874 y que, en ese corto periodo de tiempo, tuvimos cinco presidentes republicanos y presidente militar y terminó con un golpe de estado, si a aquello se le podía llamar estado republicano federal, o más bien estado republicano de algaradas. Son muy elocuentes las palabras de un gran historiador español que nos resume perfectamente lo que fue la primera república federal española. Don Marcelino Menéndez Y Pelayo en su obra  Historia de los heterodoxos españoles, dice: Imperaba aquí una especie de república… Eran tiempos de desolación apocalíptica; cada ciudad se constituía en cantón; la guerra civil crecía con intensidad enorme; […] Andalucía y Cataluña estaban, de hecho en anárquica independencia; los federales de Málaga se destrozaban entre sí…; en Barcelona el ejército, indisciplinado y beodo, profanaba los templos con horribles orgías; los insurrectos de Cartagena enarbolaban bandera turca y comenzaban a ejercer la piratería por los puertos indefensos del Mediterráneo; dondequiera surgían reyezuelos de taifas.

Sr. Iglesias se puede decir más alto pero no más claro. La primera república federal fue un tremendo fracaso histórico del pueblo español engañado, como casi siempre, por las fuerzas más retrógradas que  miran hacia atrás para prometer lo imposible pero alagando al pueblo con la libertad, y creando odios históricos entre ricos y pobres, entre buenos y malos, vencidos y victoriosos, viejos y jóvenes y así hasta el infinito.

Pero no crea usted y los posibles lectores que la segunda república tuvo mejores inicios y por supuesto finales. Comenzó con un golpe de estado a la monarquía dado por Niceto Alcalá Zamora que obligó a al rey Alfonso XIII a exiliarse después de que la monarquía había ganado las elecciones municipales en España y terminó con una guerra civil. Niceto Alcalá-Zamora exige que el rey salga del país «antes de que se ponga el sol». Y le advierte: «Si antes del anochecer no se ha proclamado la república, la violencia del pueblo puede provocar la catástrofe». Así pues, comienza la segunda república el 14 de abril de 1931 y terminará el 1 de abril de 1939 después de tres años de guerra civil en la que nos matamos unos contra otros.

La segunda república podríamos decir que solamente duró cinco años porque los últimos tres estuvieron en lucha de  españoles contra españoles. En estos años podríamos  distinguir tres periodos o bienios. El primero que comienza como hemos visto con un golpe de estado (1931-1933) el gobierno es una coalición de republicanos y socialistas presidiéndolo Manuel Azaña. El segundo Bienio (1933-1935), llamado bienio negro por las izquierdas españolas ya que las elecciones las ganaron las derechas. El hecho más triste de estos años fue el alzamientos anarquista- socialista conocido como la Revolución de Asturias de 1934, intentona de golpe de estado contra el estado de derecho. El tercer Bienio, llamado Frente popular (1935-1939), coalición de gobierno de socialistas y comunistas, desemboca  en la peor praxis política que puede tener un país que no es otra que una guerra civil  entre españoles.

Con estos antecedentes históricos nadie en su plena razón puede seguir insistiendo en cambiar la Constitución Española votada por más del  98% afirmativamente de los españoles para volvernos a meter en líos y problemas, salvo que sus intenciones sean esas. Vamos a destruir el orden constitucional que voluntariamente nos dimos en 1978 para construir otra nación de naciones dividida en repúblicas federales asimétricas en las que nuestra fuerza minoritaria pueda conseguir algún éxito. ¿Es esto lo que está usted pensando Pablo Iglesias? ¿Acaso no entiende que tenemos un sistema democrático que funciona y que no crea ningún problema a  los ciudadanos? Pero claro a usted esto no le importa, porque sus intereses son otros muy diferentes.

Es entendible, desde su ideología comunista estalinista y por lo tanto dictatorial de izquierdas,  que preconice propuestas contrarias a la Constitución, pero no comprendemos que usted quiera quebrar el orden institucional monárquico sabiendo que  la monarquía constitucional  estabiliza, da confianza, seguridad, unidad y es mucho más barata que la república. En estos momentos, solamente usted y sus socios independentistas y Bildu etarras están preocupados por la monarquía  y aprovecha que, por milagro, ocupa la vicepresidencia del gobierno de España para hacer propaganda de ideas del siglo pasado totalmente obsoletas  y muy dañinas para los países, donde desgraciadamente los ciudadanos se han dejado engañar o sencillamente  se las han  impuesto por la fuerza de las armas esas ideas comunistas, viejas, retrógradas y esclavizantes.

 Estamos en momentos difíciles, el paro aumenta, el déficit es incontrolable, la deuda pública se desmadra, el gobierno nos engaña y ante esta situación  muchos españoles hacen lista de espera en las llamadas colas del hambre. Pero a usted todo eso no le importa y se preocupa de lo que a  nadie le importa. Sé perfectamente que el que tiene más miembros en el gobierno tiene más culpa que usted por ir camuflando la verdad de su divorcio. Claro, Podemos sin poder no es nada y por eso alardea de leyes anticonstitucionales que se aprueban contra la propiedad privada sabiendo que su propiedad está custodiada por la guardia civil. Así es fácil predicar ¿no le parece?

De ninguna manera  me gustaría que el proverbio (No hay dos sin tres) se pueda cumplir de nuevo porque sería la mayor de las desgracias para todos; pero todo el mundo sabe, menos algunos que cierran los ojos y se tapan los oídos, que la cosa pública no va por buen camino, que la unión y colaboración con los comunistas, independentistas y Bildu etarras es lo peor que  ha podido suceder para la unidad e integridad de España, que el orden público está en peligro, que aumenta el desequilibrio social, que las calles comienzan a no ser seguras, que la propiedad  privada ha sido derogada por ley, que se aprueban leyes sin debate social, que los precios agrarios están por los suelos, que hay ruido social, que somos constantemente invadidos por el sur sin ningún impedimento, eso sí jugándose la vida nuestras fuerzas de seguridad  y que son escupidos en la cara, que la educación no es la deseable en comparación con Europa, que los golpistas están a la puerta de  salir de la cárcel y un largo etcétera que sería prolijo enunciar. Todo esto lo sabe usted Sr. Iglesias muy bien porque es el padrino, como sabe que sus ideas solamente pueden triunfar si la sociedad se rompe y todos, pobres, dependemos del estado.

Ahora es el  momento de ser más cautos, de apoyar nuestra Constitución y de preservar nuestro acervo cultural e histórico porque no es bueno tropezar dos veces, en este caso tres, en la misma piedra. Hoy más que nunca la monarquía es necesaria porque es una de las piezas fundamentales del sistema democrático de nuestra vida en común dando a  la nación Española estabilidad, unidad, prestigio y seguridad.