El Parque Natural del Valle de Alcudia y Sierra Madrona es una joya intemporal en la que perderse. Lejos del modelo turístico de amontonamiento, sus especiales características medioambientales, su patrimonio histórico y su magnífica oferta hostelera convierten a este extenso enclave en uno de los paradigmas capaces de acuñar el nuevo concepto de «naturalear» en Castilla-La Mancha.
Aquí será posible disfrutar de una naturaleza intacta en un paisaje secular donde observar flora y fauna amenazada de especial interés, peor también se podrán descubrir pinturas rupestres de relevancia internacional en un bellísimo entorno y admirar, como destino Startligth, un cielo nocturno esplendoroso que nos acerca a la inmensidad del espacio.
El Valle de Alcudia y Sierra Madrona se extiende sobre miles de hectáreas de puro y poco intervenido bosque mediterráneo al sur, en la Sierra Madrona, y posee los robledales más extensos y mejor conservados del sur peninsular. También atesora seculares paisajes de dehesa con su mar de encinas sobre excepcionales pastizales y una representación de la gran fauna amenazada de la región, por no hablar de las pinturas rupestres de excepcional valor cultural.
El viajero tendrás la oportunidad de pasear por bosques de árboles centenarios, de conocer antiguas ventas cervantinas y presenciar algunas de las escasos manifestaciones volcánicas peninsulares: Los Castillejos Volcánicos de la Bienvenida, la Laguna Volcánica de La Alberquilla y el volcán de Alhorín.
Imprescindible será conocer especialmente su excepcional patrimonio arqueológico, que constituye un arte rupestre de relevancia mundial.
El parque es un paraíso para los aficionados a la observación de fauna, que podrán er una de las mayores colonias reproductoras del mundo de buitre negro, una población de más de 10 parejas de águila imperial, la más amenazada aún águila perdicera, o la esquiva cigüeña negra. También, con un poco de suerte el viajero podrá toparse con el felino más amenazado del mundo, el lince ibérico.
Es aconsejable llevar prismáticos o telescopio en invierno, lo que dará la oportunidad de observar grandes escuadras de grullas surcando los cielos que bajan a alimentarse en las dehesas del parque y a descansar en sus dormideros hasta el mes de marzo. En primavera y otoño se podrán recoger además setas o escuchar la espectacular berrea del ciervo en infinidad de lugares.
Pero al viajero aún le aguardan muchas experiencias explorando las rutas de senderismo ideales para adentrarse en diferentes paisajes, especialmente en primavera y otoño, y para paseos en bicicleta. En ellas el visitante podrá apreciar, además de sus valores naturales, su patrimonio arqueológico (desde el neolítico, al legado de íberos y romanos…), su patrimonio en arte rupestre esquemático (sobresaliente a nivel mundial), su riqueza cultural (pueblos y costumbres, iglesias y artesonados…), su excepcional patrimonio minero-industrial y las huellas de la trashumancia, que aún atraviesa estos contornos a través de una red de vías pecuarias que se acercan a ventas históricas cervantinas.
Este parque natural destaca además por tener la consideración de parque astronómico con certificación «Starligth» gracias a una excelente calidad de cielo nocturno y representar un ejemplo de protección y conservación. Así, el viajero podrá disfrutar realizando el llamado “turismo de estrellas” contemplando el firmamento como parte del patrimonio natural, paisajístico, cultural o científico.
Antes de la visita es recomendable consultar el programa de actividades VIVE TU ESPACIO, por si quiere participar en alguna actividad gratuita organizada por el parque, o bien contactar con las empresas de turismo en la naturaleza de la zona, que ayudarán a descubrir, valorar y disfrutar este espacio único.
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