Carmen Quintanilla Barba. Expresidenta de la Comisión Mixta para el Estudio del Problema de las Drogas. Parlamentaria de Honor del Consejo de Europa. Presidenta nacional de AFAMMER.- Por desgracia ha tenido que ser una pandemia la que centre la atención sobre la problemática del botellón, una lacra social que cuesta la salud de los más jóvenes y que se ha venido pasando por alto con una aceptación social que cuanto menos llama la atención de las personas adultas que nos consideramos responsables, porque los graves estragos que causan sus efectos tortuosos sobre los adolescentes están patentes y es una lucha que nos incumbe a toda la sociedad.
Es llamativo que el botellón haya sido un instrumento para firmar pactos políticos de primer orden sin importar la salud de los menores y ahora sea una de las primeras propuestas como medidas anticovid por parte de los consistorios para acabar con la aglomeración de jóvenes, entendiendo la situación como una lucha sancionadora contra la pandemia y no como una lucha contra esta lacra transgeneracional que a su paso ha dejado escalofriantes cifras como 6.000 comas etílicos anuales entre los menores.
Si finalmente estas prohibiciones se vuelven permanentes en el tiempo habremos conseguido los objetivos que durante la pasada legislatura nos planteamos en la Comisión Mixta para el Estudio del Problema de las Drogas, que tuve el honor de presidir, que no eran otros que acabar con las borracheras, los comas etílicos y todos los problemas derivados del consumo del alcohol entre los más jóvenes, propiciado por legislaciones laxas y contemplativas.
Pese al apoyo de todos los grupos parlamentarios y las bases asentadas que se dejaron en abril de 2018 seguimos esperando que las medidas sean reales, efectivas y con clara disposición para acabar con este problema.
La lucha ha sido asumida por los consistorios que con la pandemia han visto una vía de trabajo para acabar con el botellón en sus ciudades y pueblos; sin embargo, la pregunta que muchas personas nos hacemos es: ¿qué pasará cuando vuelva la normalidad?
Hasta el momento se ha hablado de prohibiciones pero poco de las alternativas de ocio saludable que se presentarán para que los más jóvenes comprendan que disfrutar es mucho más que perderse tras una botella. Quizás de nuevo estemos intentando construir la casa desde el tejado, desaprovechando una ocasión perfecta para hacer de ésta una lucha conjunta.
No hay que remontarse demasiado en el tiempo para comprender que apenas hace dos años TODOS los grupos políticos se pusieron de acuerdo para luchar con la misma finalidad. No dejemos que tantas horas de trabajo, tantas reuniones con expertos y tanto empeño se pierda en la desgana política y en buenas voluntades.
Como ex presidenta de la Comisión Mixta para el Estudio de las Drogas pido a todos nuestros políticos decisión, trabajo y compromiso con los jóvenes. Ellos son el futuro de nuestro país y debemos legarles el mejor de los presentes.