Santos G. Monroy.- Para sorpresa general, la corporación municipal de Puertollano, con la mayoría de los grupos políticos salvo Íber, ha aprobado una Ordenanza de Convivencia que incluye la prohibición del botellón, sin matices ni excepciones, taxativamente. La norma, aplaudida por no pocos, destierra jurídicamente al botellón de la ciudad minera, y en efecto aporta un marco jurídico claro que servirá de apoyo a las denuncias ciudadanas y a la actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
No obstante, el impacto inicial de la noticia no debe ocultar la cuestión de fondo. La nueva ordenanza, en lo que atañe a la regulación del consumo de bebidas alcohólicas en la calle, se antoja de difícil cumplimiento, en tanto que el botellón es una práctica socialmente extendida y muy consolidada en un amplio sector de la juventud. Seguirá habiendo botellón masivo cuando acabe la pandemia, en el parque del Caminillo o en cualquier otro lugar que la juventud elija. El fenómeno, sin duda, seguirá ahí, imparable, indomable y de difícil control, dados los limitados recursos de la Policía Local de Puertollano.
Es de esperar que la buena noticia que a priori podría suponer la concreción jurídica se convierta, más pronto que tarde, en frustración, y en una oportunidad perdida para ajustar mejor la norma al uso social, salvo que la ciudanía asuma que determinadas zonas de Puertollano seguirán siendo territorio comanche.
Hubiera sido más razonable y realista plantear una regulación del fenómeno en espacios concretos, habilitados para esta práctica y compatibles con el respeto a las instalaciones públicas y el descanso del resto de la ciudadanía.
La nueva Ordenanza de Convivencia es un magnífico trabajo normativo, con una aspiración incluso humanista, inspirada en los valores de la concordia y la convivencia, y alejada de afán recaudatorio. Aporta mucho y muy bueno a la ciudad, y además con el consenso social en su elaboración. Eso sí, el tiempo dirá si no será mejor plantearse una modificación del articulado sobre el botellón, que ahora se antoja irreal. Si así fuera, Puertollano lo bordaría con una norma impecable y ejemplar.
¿Es que estaba permitido el Botellón? Ya que están, que acaben con los tiros por los cerrillos, el tráfico de drogas, los contenedores quemados… Todo una filfa. Amagar y no dar. «Magnífico trabajo normativo, con una aspiración incluso humanista, inspirada en los valores de la concordia y la convivencia…». No lo digo yo, lo dice el encargado de la propaganda…
Totalmente de acuerdo con Santos.
Prohibir es muy fácil. Vigilar la prohibición será lo complicado.
Esra Ordenanza nace coja. Con lo fácil que hubiera sido establecer zonas de esparcimiento alternativo para la juventud y adecuarlas para tal fin…
Difícil, lo que se dice difícil, va a ser vigilar que no se reúnan más de 6 personas esta navidad…
Pues creo que todo se reduce a algo tan simple como tocar el bolsillo, si te pillan haciendo botellón,paga en el acto la multa de 90 euros, si eres menor, que te acompañen a tu casa y que los pague tu padre. Después de esto lo mismo y ya no te queda dinero para seguir consumiendo alcohol en la calle.
Bonita arenga a favor del botellón y el incumplimiento de la normativa, con manifestaciones como: el fenómeno seguirá ahí, imparable, indomable y de difícil control… O seguirá habiendo botellones masivos en el caminillo o donde la juventud quiera…
Para una vez que la corporación municipal está de acuerdo, casi al 100%…
Y por último, Que mejor oportunidad, tras un periodo de abstinencia, para acabar con un vicio.
Para prohibir esta actividad, primero hay que definir qué es ‘botellón’ e iniciar un debate político para regular qué hacer con el consumo de alcohol en las calles……
«Según se recoge en el texto de la Ordenanza, se entiende como “práctica del botellón”, el consumo de bebidas, preferentemente alcohólicas, en la calle o espacios públicos, cuando como resultado de la concentración de personas, o de la acción de consumo, se pueda causar molestias a las personas que utilicen el espacio público y a los vecinos, deteriorar la tranquilidad del entorno o provocar en él situaciones de insalubridad….»
Botellón es un término que describe la costumbre extendida en España desde finales del siglo XX, sobre todo entre los jóvenes, de consumir grandes cantidades de bebidas alcohólicas en la vía pública.
1. m. coloq. Esp. Reunión al aire libre de jóvenes, ruidosa y generalmente nocturna, en la que se consumen en abundancia bebidas alcohólicas.
En cualquier caso, una práctica muy provechosa, educativa, beneficiosa, saludable…
Pues estoy de acuerdo con Santos…por qué no disponer de espacios regulados para esta práctica…después de todo, qué diferencia hay entre un botellón y lo que vemos habitualmente en la calle Alameda?…cientos de personas con sus cubatas en la calle…
Nah pues cuando los chavales se vayan a pisos y casillas a hacer ese botellón echaréis de menos el caminillo.