Periodistas y blogueros gastronómicos conocen cómo se vendimia “entre volcanes” en el Campo de Calatrava

La IGP para la Promoción del Vino del Campo de Calatrava ha organizado este viernes en la Bodega Quinta de Aves (Moral de Calatrava, Ciudad Real), una demostración del procedimiento de vendimia y una presentación de sus vinos de origen volcánico, bajo el nombre de “Vendimiando entre volcanes”.

Periodistas y blogueros gastronómicos de la provincia han podido ver hoy en primera persona el proceso desde la recogida de la uva al tratamiento de esta en el interior de la bodega donde se convierte en vino, mientras recorrían las viñas y las instalaciones junto a Juan Manuel de la Mata, director general Bodega Quinta de Aves; Ramón Muñoz de Cuerva, presidente de la IGP; Gema García Ríos, presidenta de la Asociación del Campo de Calatrava; César Cólliga, gerente de la IGP; José Lorenzo Sánchez Meseguer, director del Centro de Estudios Calatravos, y Manuel Torres Estornell, alcalde de Moral de Calatrava, quien celebraba que existieran este tipo de proyectos que dinamizan la economía y generan puestos de trabajo en la zona.

Posteriormente, se han degustado tres caldos de Quinta de Aves: el Rosé 2019, la única combinación de Cabernet Franc y Graciano registrada en el mundo, destaca por su frescor y su floralidad, y fue nombrado como uno de los 10 mejores rosados a nivel internacional; el Tempranillo 2019, con toques de frutos del bosque y regaliz; y el Phoenix 2017, cuyo nombre hace alusión al mitológico Ave Fénix que resurgía de sus cenizas y se asociaba con los volcanes, en una cata dirigida por Alberto Calleja, enólogo y director técnico de la bodega, quien señalaba que estos vinos están reconocidos como veganos por su proceso de clarificación, y recientemente han obtenido la certificación de vinos ecológicos.

“En menos de 10 minutos, de la viña a la bodega”

“Recoger la uva en el momento óptimo de maduración y el control de la temperatura de fermentación, son avances que influyen en la calidad del vino”, explicaban los responsables de Quinta de Aves, donde la vendimia comienza a las 4 de la madrugada para garantizar que una vez seleccionada la uva entra en la bodega en la temperatura idónea, y “en menos de 10 minutos, se lleva de la viña a la bodega”.

Esta finca que data de los años 80, cuenta con 300 hectáreas de viñedos de más de 50 años, en su mayoría de variedad cencibel, adquirió una nueva imagen en 2016 y debe su nombre “Quinta de Aves” a la proximidad con la laguna de Santa Cruz de Mudela, lugar de paso migratorio de miles de aves “que siguen la ruta de los volcanes”.

Vinos singulares

Una jornada donde se ha explicado las singularidades de las elaboraciones de los vinos de Quinta de Aves, a la vez que se hacía hincapié en características diferenciadoras del Vino del Campo de Calatrava. Factores como el vínculo histórico de la producción de vino en este territorio, y la influencia del origen volcánico o la orografía diferente de los suelos de cultivo que repercuten no solo en el clima, sino en la composición y sabor de los vinos.

Un trabajo de investigación que ha realizado actualmente la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) y que forma parte del amplio estudio para obtener la distinción de Denominación de Origen vinícola. Esta investigación ha arrojado datos como que la comarca del Campo de Calatrava comparte una historia vinícola en común, que se remonta hasta el siglo 5 a.C. gracias a las evidencias encontradas en los yacimientos arqueológicos de la comarca, según explicaba José Lorenzo Sánchez Meseguer.

Algo en lo que coincidía con Ramón Muñoz de Cuerva, quien indicaba que como marca de calidad la IGP Vino del Campo de Calatrava quiere tener una diferenciación de sus productos, “significarnos en el mundo del vino, hacernos diferentes por algo, demostrar que nuestros vinos tienen una peculiaridad respecto a los demás, y a la vez sea un valor añadido en el mercado internacional”.  

Razón por la cual esta agrupación, compuesta actualmente por 6 bodegas y 2 cooperativas, se constituyó en 2011, dentro de la apuesta de la Asociación para el Desarrollo del Campo de Calatrava por obtener un reconocimiento de calidad del vino producido en la comarca y conseguir la actual mención de IGP (Indicación Geográfica Protegida) y, en un futuro, el reconocimiento de Denominación de Origen.

“En la estrategia de desarrollo de nuestra comarca es tan importante la historia, la cultura o el turismo como el sector agroalimentario, donde se consiguen productos de calidad y altamente competitivos haciendo un uso tradicional del suelo y aplicando nuevas técnicas de transformación”, señalaba Gema García, afirmando que “apoyándonos en nuestro pasado, tenemos un enorme potencial presente y futuro”, a la vez que reiteraba el apoyo de la Asociación Campo de Calatrava a las empresas y negocios del territorio frente a las dificultades actuales.

Los vinos del Campo de Calatrava se diferencian de otros en que sus variedades tradicionales, Airén y Cencibel, que componen el mayor porcentaje de cultivos, mantienen desde hace siglos una gran adaptación al ecosistema de la zona, conociendo bien su sistema de producción y logrando cosechas de buena calidad.

El resto de nuevas variedades han ido, en combinación con las anteriores, aportando nuevos sabores y aromas que resaltan los caracteres organolépticos de los vinos tradicionales. Mayor duración de los aromas y resistencia a la oxidación, entre otras, han sido algunas de las virtudes de las variedades adoptadas.

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