Con un sencillo ceremonial, que incluyó bendición por el párroco y corte de cinta por el alcalde y otros miembros de la Corporación municipal, en presencia del arquitecto municipal y actuando como testigos varios medios de comunicación, este martes quedaba inaugurada la Ermita de la Trinidad de Almodóvar del Campo.
Una reinauguración, por mejor decir, si se tiene en cuenta que este enclave histórico, desde hace ya mucho tiempo sin cometido religioso alguno al haber pasado a manos civiles, data de los siglos XV y XVI y, tras un año y medio de una profusa restauración arquitectónica y artística, tan hermosísima capilla vuelve a deslumbrar como antaño.
Así, José Lozano daba su más grata enhorabuena al arquitecto municipal José Antonio González, autor del proyecto que ha resuelto las humedades que afectaban al interior del recinto durante décadas, así como a las restauradoras Andrea Carrión y Guiliana Medda, por haber devuelto el esplendor a unos frescos prácticamente ya perdidos.
“Todas las personas que aquí se han implicado han hecho un trabajo extraordinario”, algo que ha sido posible gracias a una aportación de 81.000 euros en total, de los cuales 66.000 euros son del 1,5% Cultural del Estado, agradeciendo en este sentido el alcalde al Gobierno de España tan importante aportación, solicitada en el año 2016.
Lozano ponía de manifiesto además que “se han reparado tejados, quitado humedades, pintura, fachada, también parte de la carpintería” y señalaba que una vez acometidos estos trabajos principales “quedan muy pequeños detalles” por realizar para poner la guinda a esta pequeña joya patrimonial, en particular renovar sus pequeñas vidrieras.
Expresaba así su deseo de que esta ermita o capilla levantada en su día para el culto a la Santísima Trinidad, “sea otro elemento más entre los muchos que tiene Almodóvar del Campo, para que sea visto y pueda ser contemplada la belleza que tiene esta pequeña joya de nuestro municipio”, siendo posible visitarla ahora sábados y domingos.
Cuando llegamos, este equipo de Gobierno tenía entre sus objetivos recuperar el patrimonio cultural que tiene el municipio y aprovecharlo para el turismo, poniendo en valor el que tiene un carácter más religioso, citando a los dos santos y sus casas natales, el templo parroquial y su artesonado único, la iglesia del Carmen y todas las ermitas.
Sin obviar lógicamente otros enclaves como el Museo Palmero, el edificio consistorial, el Centro Cultural ‘Casa de la Marquesa’, el Teatro Municipal o, ya fuera de Almodóvar del Campo, pero sin salir de su amplio término municipal, el Parque Natural del Valle de Alcudia y Sierra Madrona o el yacimiento romano de Sisapo.
Atractivos, más que suficientes, recalcaba el alcalde, “para planificar una estancia turística completa, alojándose en las casas rurales que hay en nuestra población o disfrutando de la magnífica hostelería y gastronomía”, de manera que, apostillaba, “estaremos muy contentos de poder recibir a todas las personas que quieran venir”.
Sobre la Ermita de la Santísima Trinidad
La construcción de este lugar comienza, con traza gótica, en el siglo XV y finaliza en el siglo XVI como capilla destinada al culto de la Santísima Trinidad, por lo que se la conoce también como la Antigua Ermita de la Trinidad. Su decoración barroca interior se realiza en el siglo XVII y la decoración pictórica de la cúpula es de Manuel Santos, en 1950.
Formaba parte de un conjunto de capillas que existían en esa manzana en torno a la Casa Natal de San Juan de Ávila, siendo la única, junto con la casa del santo que se conserva en la actualidad. Tras la desamortización de Mendizábal pasa a manos particulares, dejando de estar abierta al culto.
Posteriormente es adquirida por el Ayuntamiento, dedicándose en principio a actos protocolarios y después a Archivo Histórico hasta que debido a los problemas de humedad se desaloja, no albergando ningún uso desde entonces, no albergando ningún uso desde entonces.
Estructuralmente es un edificio de pequeñas dimensiones que tiene planta rectangular dividida en dos tramos, de distintas proporciones. El mayor es de planta cuadrada y está cubierto por una cúpula realizada sobre tambor, sustentada por pechinas, rematada por linterna y capulín y es el que tiene las pinturas restauradas.
El otro tramo, de planta rectangular, está cubierto con bóveda de cañón sin decoración en la actualidad. En el lado menor que da al exterior existe una ventana con arco de medio punto, cerrada por vidriera emplomada con vidrio soplado. El solado es de mármol blanco y rojo alicante con despiece geométrico paralelo a las trazas de la capilla.
La fachada es de tapial, enfoscada y pintada de blanco con recercados de ladrillo en huecos frontón y aleros. Su composición en varias alturas refleja la distribución interior. La altura más baja corresponde con el tramo menor y en ella solo está la ventana de medio punto recercada con doble rosca de ladrillo, protegida por reja de forja artística.
La parte más alta corresponde con el cuerpo principal de la edificación en el que está la portada principal, que consta de dos cuerpos y está rematado con frontón triangular con pináculos de ladrillo a modo de espadaña.
La portada está constituida por dos cuerpos, el inferior compuesto por vano con cuatro arcos superpuestos rebajados, uno de ellos adovelado, que descansan en pilastras decoradas por el mismo ladrillo variando su disposición.
En el segundo hay una ventana de características similares a la existente en el cuerpo más bajo, situada en el centro de la composición y a cada lado, en prolongación de los ejes de las pilastras mayores, sendas pirámides de ladrillo, sobre pedestales y rematadas por semiesferas de piedra.
No es una ermita, a las afueras del pueblo, es una capilla.
El metacrilato instalado en la fachada es un despropósito, contiene muchos errores.