En un contexto especialmente sensibilizado como consecuencia de la pandemia por el SARS-CoV-2, la Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de publicar un detallado estudio realizado por la investigadora de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) Florentina Villanueva pensado para hacer un seguimiento de los contaminantes presentes en centros escolares y guarderías, evaluar sus efectos adversos y, como consecuencia, prevenirlos.
El informe detalla los procedimientos de muestreo de un total de diecisiete productos químicos y otros cuarenta contaminantes presentes en el aire interior de los colegios y escuelas infantiles. Entre ellos, compuestos orgánicos volátiles que se originan principalmente de fuentes interiores como pinturas, productos de construcción, muebles, colas o barnices; y otros contaminantes propios del aire exterior, como el dióxido de nitrógeno y el ozono, que penetran en los ambientes interiores.
Según la investigadora del Instituto de Investigación en Combustión y Contaminación Atmosférica, la determinación de las concentraciones de contaminantes del aire interior resulta fundamental para evaluar los riesgos para la salud de los niños expuestos, identificar la contribución de fuentes interiores y exteriores (en este caso, las mediciones exteriores también son necesarias), observar las tendencias temporales y espaciales de la calidad del aire interior, evaluar el cumplimiento de las pautas y estándares de calidad del aire interior, y desarrollar y justificar medidas de reducción de riesgos.
Según la investigadora, con esta publicación, la OMS pone en manos de los gobiernos “una herramienta para evaluar la presencia de contaminantes con efectos negativos sobre la salud en espacios tan sensibles como los colegios y las guarderías y realizar las acciones necesarias para reducir su presencia”. Entre los procedimientos más eficaces de prevención, Villanueva apunta una adecuada ventilación de los espacios interiores, una medida que se está generalizando como consecuencia de la pandemia y que, por tanto, tendría beneficios añadidos a los de evitar la propagación del coronavirus.
“La calidad del aire es muy importante –explica Villanueva. Ahora ha aumentado la concienciación social como consecuencia de la COVID, pero la contaminación interior provoca también graves daños en la salud a largo plazo, por lo que resulta imprescindible su seguimiento y control”.
El trabajo de Florentina Villanueva forma parte de un proyecto de la OMS para desarrollar una herramienta que permita evaluar los riesgos del efecto combinado de la exposición a múltiples sustancias químicas.