Carlos Sanz.- El Campo de Calatrava es una región natural localizada en el centro de la provincia de Ciudad Real y donde se han datado más de 300 edificios volcánicos correspondientes a erupciones de diversa índole.
En la actualidad, se está trabajando para la creación del futuro Geoparque Volcanes de Calatrava que se antoja como un revulsivo turístico para una zona, que aparte de atesorar formaciones exclusivas como maares y lagunas volcánicas -algunas declaradas como Monumento Natural- cuenta también con uno de los fenómenos más curiosos de este tipo de actividad geológica, los llamados hervideros que es como popularmente se conocen a los acuíferos gaseosos debido al burbujeo característico, de manera que recuerdan al agua hirviendo.
Los hervideros del Campo de Calatrava se distribuyen y alinean de forma reticular y poseen una estrecha relación tectónica entre manifestaciones termales y vulcanismo. Desde hace unos años, el grupo de investigación GEOVOL, dependiente de la UCLM, está dando a conocer todo el vulcanismo del Campo de Calatrava y sus diversas manifestaciones. Concretamente, la cultura del termalismo en el Campo de Calatrava se remonta desde época romana y se ha empleado con fines terapéuticos.
De entre las fuentes historiográficas que hablan de las propiedades de las aguas ligadas al vulcanismo del Campo de Calatrava, la más reseñable quizás sea las Relaciones Topográficas de Felipe II donde se hace una detallada descripción de las fuentes, manantiales y hervideros de aguas “alcalino-ferruginosas”. Se las conoce así por su alto contenido en hierro y por su naturaleza carbónica.
Históricamente, las que más solera han tenido han sido las de Puertollano. La emblemática fuente agria y la posterior Casa de Baños, hicieron de la ciudad minera el epicentro de la cultura termal en la provincia. Tan afamadas fueron sus aguas que las mismas obtuvieron premios en certámenes internacionales como Ámsterdam o París. Gente pudiente, procedente de Madrid, llegaba con frecuencia para tomar las aguas de Puertollano que se recetaban para afecciones de la piel, problemas nerviosos, etc. Durante más de medio siglo, la localidad minera fue foco de una cultura termal que se fue disipando a medida que el tirón de las aguas medicinales fue desapareciendo.
Hay que mencionar al puertollanense Alfonso Limón Montero, Doctor que dio fama a las aguas del municipio y por añadidura a las del Campo de Calatrava. Su obra “Espejo cristalino de las aguas de España” supone el primer tratado hidrológico sobre las propiedades minero-medicinales de las aguas y es aquí donde se dan detalles de las particulares propiedades que poseen las aguas vinculadas a la actividad volcánica del Campo de Calatrava.
Desafortunadamente, el valor añadido de este territorio con respecto a sus aguas nunca fue lo suficientemente aprovechado como un recurso turístico para la zona. No se creó ninguna red de balnearios y los baños conocidos han ido languideciendo o desapareciendo por la falta de conservación y mantenimiento de los mismos. Hoy en día es posible hacer un recorrido por el Campo de Calatrava para visitar algunos de estos hervideros que en su día fueron baños concurridos. Algunos se mantienen a duras penas y otros están muy deteriorados.
A continuación, os propongo realizar la siguiente ruta para tener una visión de conjunto de esas infraestructuras termales que perviven como pueden en la provincia:
-Baños de Nuestra Señora del Prado en Villar del Pozo:
Fueron los más conocidos y visitados en la comarca del Campo de Calatrava a lo largo del siglo XIX y primera mitad del siglo XX. Se utilizaron por sus propiedades terapéuticas (aguas ácido-gaseosas, ferruginosas y alcalinas) indicadas para el tratamiento de las afecciones de la piel, reumatismos, fístulas, artritis, hipocondría, etc.
El recinto estaba constituido por un edificio principal que albergaba la piscina de mayores dimensiones, salas para baños individuales, un salón social y un consultorio médico con sala de curas. Contaba el balneario con viviendas que se alquilaban por la duración de la temporada. También estaba dotado de iglesia y un pequeño colmado. La temporada de baños duraba del 15 de junio al 15 de septiembre y el coste por persona dependía de las características de cada balneario.
Las piscinas de los hervideros tenían unas características comunes. Poseían forma poligonal aunque también las encontramos circulares, con escalones a modo de grada para su fácil acceso y reposo y estaban cubiertos por una marquesina para la protección solar, pues no hay que olvidar que se encontraban al aire libre y la temporada era de junio a septiembre. Actualmente, la marquesina de los baños de Villar del Pozo se encuentra ubicada en los jardines del Prado en Ciudad Real.
-Baños del barranco chico en Aldea del Rey:
Estos baños se componían de dos hervideros: barranco grande y barranco chico. Desgraciadamente, el primero se encuentra en una fase avanzada de deterioro, desaparecido el recinto e invadido por maleza y juncos haciendo prácticamente imposible su acceso.
En cambio, los baños del barranco chico fueron construidos en 1973 debido a la afluencia de visitantes. Sus aguas ferruginosas, ricas en gas carbónico y manganeso, se encuentran a una temperatura constante de 17 grados. Estas aguas se recetaban para afecciones de la piel, reuma, problemas menstruales, etc.
-Baños y fuentes del Chorrillo en Pozuelo de Calatrava:
Estos manantiales fueron descubiertos a la par que comenzó la explotación minera en la zona. Pedro María Rubio en su “Tratado completo de las fuentes minerales de España” los describe de la siguiente manera: “son dos fuentes que nacen a unos 80 pies sobre el nivel del río y a unos 29 pies de distancia una de otra, formando cada una un pocillo de agua cuya superficie ofrece innumerables y vistosas burbujas gaseosas”.
En la actualidad consta de una fuente agria apta para el consumo, cubierta por un pequeño bombo circular y la piscina característica. Las aguas están clasificadas como bicarbonatadas sódicas, ricas en magnesio, calcio y potasio y con temperaturas que oscilan entre los 18 a 21 grados.
-Baños del Hervidero (Carrión de Calatrava):
Cerca del yacimiento de Calatrava La Vieja se encuentran estos baños que en 2008 fueron restaurados y que actualmente pretenden ser un reclamo turístico junto con la visita del antiguo castillo islámico.
Ya en época islámica se sabía de la existencia de dicho hervidero, como así atestiguan fuentes andalusíes: “cerca de Qal’at Rabah brotaba un manantial de agua tan amarga como el más ácido vinagre e imposible de beber, sin embargo, si se llena con ella un odre y se agita, pierde su acidez y se hace potable”.
Al igual que en otros municipios de tradición termal, los baños del hervidero han sido muy conocidos por gentes de toda la provincia que acudían con fines terapéuticos. Al igual que las de Puertollano, las propiedades de estas aguas son beneficiosas para afecciones de la piel. De hecho, en el diccionario de Madoz se la llega a considerar como la fuente más notable de Carrión: «solo un charco en medio del campo; si se hiciese una casa de baños, serían más concurridos que los de Fuensanta y Puertollano, que tanta fama han adquirido«.
Desafortunadamente, estos baños fueron abandonados por completo en 1940 hasta que en 2008 comenzó su restauración y rehabilitación. Así, hoy en día, estos baños son de titularidad municipal y son visitables.
-Baños del Emperador o de Trujillo en Miguelturra:
El nombre otorgado a estos baños procede del cercano molino del Emperador, aunque en la zona se les conoce como de Trujillo por el apellido del propietario de la finca en la que se encuentran. A principios del XIX el terreno fue adquirido por Ramón Trujillo Delgado para su explotación agrícola y al tener conocimiento de estos baños, decidió convertirlos en balneario y darles un uso comercial.
En marzo de 1883 fueron declarados de utilidad pública. Sus aguas están clasificadas como clorudadas sódicas, bicarbonatadas y acídulas ferruginosas siendo indicadas para el escrofulismo, dolencias estomacales, obstrucciones tanto de hígado como de bazo, desarreglos menstruales, úlceras, neurosis, erupciones cutáneas, etc.
La descripción de los baños fue realizada en el Anuario Oficial de las Aguas Minerales de España de 1882 donde se dice lo siguiente: “Hay un baño, llamado de las mujeres, donde caben a la vez 20 enfermas (…) la balsa grande, llamada de los hombres, es capaz para 100 personas y sólo se aprovechan en ejercicios de natación y baños de recreo, aunque pudiera aplicarse a fines terapéuticos”.
Actualmente se conservan los dos baños, dentro de la zona inundable del Vicario y la fecha recomendable para visitarlos es de septiembre a octubre cuando las aguas están por debajo del nivel normal embalsado. La hospedería aparece destinada a granja agrícola, pero se puede observar una placa de cerámica, vestigio de lo que fue “casa de baños”.
En definitiva, estos hervideros pese a no estar puestos en valor como se merecen, son los vestigios materiales de uno de los elementos más singulares del Campo de Calatrava, una cultura termal que tuvo auge durante los siglos XIX y XX, y de la que aún podemos disfrutar.
Carlos Sanz.– Durante más de 12 años me he dedicado al oficio de contar las cosas. En la universidad me convertí en historiador del arte, me metí en el proceloso mundo del turismo formándome como informador turístico y trabajando como técnico. De todo ese batiburrillo sale una devoción, la de comunicar, una pasión por el patrimonio, lo cultural y el arte. De eso va esto.