Calidad para seguir siendo la bodega del mundo. El consejero de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural, Francisco Martínez Arroyo, ha destacado esta mañana la importancia de las medidas puestas a disposición del sector en esta campaña de la vendimia, que pasan por una limitación de rendimientos y la regulación de un grado mínimo de entrada de uva en bodega para la elaboración de vino, con ese compromiso: el de la calidad para que todos los eslabones de la cadena vitivinícola sean rentables a medio y largo plazo.
Así lo ha destacado Martínez Arroyo esta mañana durante su visita a la cooperativa Vinícola de Tomelloso, en la que ha estado acompañado por su presidente, Fernando Villena Ruiz, miembros del consejo rector, así como la alcaldesa de la localidad, Inmaculada Jiménez o la directora general de Alimentación, Elena Escobar y la delegada de Agricultura, Amparo Bremard, entre otras.
En La Mancha, y con las calles oliendo a mosto, el consejero ha resaltado el trabajo que se desarrolla en esta bodega, una cooperativa mediana, que es representativa de la Denominación de Origen La Mancha, la denominación más grande del mundo en vino, desde donde los productos elaborados, llegan a todos los puntos del país y del mundo con un “reconocimiento de origen”.
En unos momentos complicados, Martínez Arroyo ha recalcado que el vino llega al consumidor a través de la distribución y de la restauración, teniendo palabras para este último eslabón, que está sufriendo la problemática de la crisis sanitaria y que es fundamental.
Además, ha querido agradecer la comprensión y compromiso de viticultores, sobre todo en esta denominación de origen, “donde más gente vive de la viticultura”, y “para seguir haciéndola rentable en el tiempo es necesario seguir apostando por la calidad”.
En esta campaña, con una previsión de entre 22 y 23 millones de hectolitros de vino y mosto, existencias inferiores y un repunte en los mercados que se vislumbra poco a poco, ha recordado, que desde el Gobierno se han tomado medidas “de verdad” y “nos tiene que hacer que el sector sea rentable a medio y largo plazo”.
El consejero ha tenido palabras para todos los viticultores, que son “parte esencial de nuestro trabajo” y ha añadido que “en tiempos de dificultad hay que arrimar el hombro y tirar hacia adelante”.
En la bodega, Martínez Arroyo ha podido comprobar el trabajo que se realiza, resaltando el buen grado de la uva que llega a la bodega, en una campaña excepcional en calidad, “de las muy buenas en Castilla-La Mancha”.
Además, ha podido catar el primer vino del año en rama de la variedad ‘chardonnay’ recogida a principios de agosto, una de las catorce con las que se trabaja en esta bodega para la elaboración de sus vinos.
Los inicios de bodega al año se remontan al año 1986, cuando 28 familias de viticultores y elaboradores con bodega propia decidieron unirse con el objetivo de comercializar conjuntamente los vinos que cada uno de ellos elaboraba de forma tradicional en sus cuevas, acometiendo inicialmente y de forma conjunta un proyecto de reestructuración de viñedo. Destaca el de la marca Añil, del que Martínez Arroyo ha dicho “que todos identificamos como propia”. Este tipo de iniciativas, ha dicho, “nos hace mejores” y hay que seguir en esa línea.