Nuevo Testamento de Almagro

Jesús Millan Muñoz.– El Nuevo Testamento de Almagro está de momento, dividido en cinco partes, formando una unidad, en total, 585 hojas de cartulina, pintadas por los dos lados por JMM, cada parte en una en una colección independiente, pero entre todas formando una “totalidad o unidad”. 

Como hemos indicado, es un Nuevo Testamento que está en “fieri”, es decir, se está construyendo y realizando, está en proceso, pero en su totalidad forma una “unidad”. Las partes son: Evangelio de San Mateo, HilVic (14), (Obispado de Salamanca) contiene 127 hojas, tamaño cartulina, de 65 por 50 cms. Evangelio de San Marcos, CeMM-MHMM (14) (Monasterio de Ntra. Sra. de la Piedad, Casalarreina) contiene 111 hojas tamaño cartulina, de 65 por 50 cms. Evangelio de San Lucas, CarVicMar (15), (Museo Parroquial de Huete) contiene 121 hojas, tamaño cartulina, de 65 por 50 cms. Evangelio de San Juan, HilVic (15), (Museo Padre Leocadio, Alcuéscar) contiene 105 hojas, tamaño cartulina, de 65 por 50 cms. Hechos de los Apóstoles, CeMM-MHMM (15) (Museo Hospital Santuario de Nuestra Señora de la Caridad, Illescas) consta de 121 hojas, tamaño cartulina de 65 por 50 cms). 

Si las circunstancias, la salud, si la Providencia desea, esta obra sigue en acto, es decir, continúa produciéndose, e intentando terminarse, es decir, que sea un Nuevo Testamento… 

Quizás, el enorme deseo-pasión-amor-atracción por los libros y por el arte y el arte plástico y artes, ha conducido al autor de estas pinturas-dibujos, a seguir, a copiar de alguna manera, la idea medieval, que entonces, era una necesidad, de “libros únicos”, que ahora, después, en el siglo veinte, se ha “titulado como libros de artista”. Pero el autor de esta obra, de este Nuevo Testamento de Almagro, está muy cerca de esos libros medievales, de ese concepto. 

Cierto es que en los scriptorium medievales, casi siempre monacales, además de realizarlos en pergamino, eran escritos a mano, en el caso de que nos ocupamos, son textos fotocopiados y pegados, y después, las ilustraciones-dibujos-pinturas-miniaturas, esas son originales, en cada hoja. 

La estructura de este “libro medieval”, podríamos indicar, pero realizado hoy, ejemplar único y libro único, pintado con estilos actuales, de las vanguardias actuales. Entendiendo por vanguardias, las primeras y las segundas, es decir, podríamos indicar desde “el impresionismo hasta ahora”, o incluso desde Turner y Goya hasta el momento. 

Esperemos que todas las hojas, todas las partes, se conserven, por sus propietarios y custodiadotes actuales, esta obra, en perfecto estado de conservación, porque es una obra digna y honesta, y única. En tamaño, este libro, es uno de los treinta más grandes en tamaño, que se conserven de todos los tiempos y culturas… 

Si lo entendemos, como libro-mural, que también encajaría en ello, contiene casi seiscientas hojas, de tamaño cartulina, pintadas por los dos lados, que sería dos tercios del tamaño del techo de la Capilla Sixtina, si esta obra, “unida”, se pusiese entre metacrilato, y pudiese verse y contemplarse y observarse y meditarse formando un muro, percibido-sentido por los dos lados. 

Dice, un presbítero del siglo veinte, que ha sido canonizado, viene a decir, parafraseándolo “que muchas veces, lo que se regala, no se valora”. Más, si los receptores del regalo, no entienden mucho de arte, si además, el ambiente alrededor de ese lugar, “no valoran suficiente el arte y el arte actual”. Ni siquiera, tienen claro que en el arte religioso, sea de una cultura o cosmovisión o sea de otra, existe, en cada todos los sistemas religiosos, dos tendencias, lo que se considera arte religioso litúrgico o para el culto, y el que se considera no litúrgico. 

Este Nuevo Testamento que hemos denominado de Almagro, en su totalidad, es una obra única, aunque sus partes diferentes, estén en lugares-entidades-colecciones diversas. Es una obra única, en tamaño y en sus dimensiones, en sus concepciones y en su variedad de temáticas, de cada hoja, y de cada página de cada hoja. 

En un mundo, quizás que caminamos tan deprisa, no somos conscientes, de que quizás hay que saborear los momentos y cosas, que son buenas en sí, son buenas desde la moralidad, y buscan verdad y bondad y belleza. Y, este Nuevo Testamento busca todo ello. Creo que ofrece mucho de todo ello. Una obra, que “expuesta unida”, sería y es, uno de los “libros o libros-murales más grandes del mundo, de todos los tiempos”, parece, que duerme el sueño de los justos, el silencio, los tiempos van pasando, y parece que cada vez, sobre esta producción cultural, se va sedimentando más olvido, más silencio… 

Existen obras de arte, que en sí tienen valor, aunque no se conozca el autor, ni la firma, o no se valore. Existen cuencos o vasijas de hace tres siglos o de cincuenta años, que en sí, aunque no conozcamos el pincel o las manos que lo formaron, que tienen valor. Pienso, en la modestia y en la humildad, que todo ser humano se debe otorgar a si mismo, que ésta sería una de esas obras, que independientemente, de “la firma o la categorización que los humanos le otorguen”, es una obra “única, que merecería que la humanidad no permitiera que se destruyese, se perdiese, se dividiesen sus hojas en distintas colecciones y entidades”, sino que siguiese estando unida en las colecciones depositadas originales, y que de vez en cuando, “se expusiesen como realidad única, en sus partes, o en su totalidad”. ¡Paz y bien…!       

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