Paula Fernandez Pareja.– El pasado 2 de Junio un grupo de personas de la talla de Victoria Camps, Marina Subirats o Josep M. Vallés escribían un artículo de opinión en el diario “El País”, donde bajo el título “hablar bien de este gobierno” hacían una serie de reflexiones sobre la necesidad de seguir apoyando al ejecutivo como única alternativa posible para garantizar las reformas necesarias que necesita este país desde la responsabilidad social y sin dejar a nadie en la cuneta.
Antes de que el gobierno de coalición pudiera poner en marcha el plan de reformas y modernización que se había propuesto, la pandemia puso en jaque las prioridades y toda la acción de gobierno.
No se puede obviar que se han cometido errores, de improvisación, de comunicación e incluso de precipitación en algunas decisiones, pero es el momento de que los que hemos apoyado desde el primer momento la llegada de este gobierno progresista seamos capaces de poner el foco en los aciertos y la importancia de algunas de las medidas que se tomaros desde el primer momento.
Las medidas urgentes para paliar los efectos de la pandemia entre los mas vulnerables, con ayudas a los autónomos, facilitando la realización de ERTES que facilitan la subsistencias de las empresas, y aprobando un Ingreso Mínimo Vital que sin lugar a dudas supone un paso importante hacia una sociedad más justa y equitativa.
De igual forma nuestro gobierno se ha mostrado especialmente activo desde el minuto 0 en la UE para promover iniciativas económicas y financieras que nos sirvan para paliar los efectos de esta pandemia.
Ahora se inicia un nuevo escenario, donde hay que abordar sin pérdida de tiempo las reformas socioeconómicas que necesitamos para afrontar los problemas de la crisis postpandemia cuando aún no nos habíamos recuperado de la gran crisis financiera de 2008. Los retos son muy grandes , desde abordar con rigor los cambios que necesita el mercado laboral, buscando la máxima concertación social, hasta los apoyos decididos para el cambio de modelos energético y la sostenibilidad medioambiental, como plantear de forma rigurosa el Proyecto de Ley de Transición Energética, pasando por una apuesta decidida por la innovación y la investigación.
Y es en este momento cuando, tal y como hacen los autores del artículo citado al inicio cabe preguntarse si
“estiman quienes critican de buena fe las insuficiencias de este Gobierno que existe otra alternativa dispuesta a perseverar en el camino de estas reformas ineludibles? ¿Creen posible configurar otra mayoría de Gobierno capaz de resistir la presión de quienes desean aplazar sine die aquellas reformas con la intención de consolidar la defensa de sus intereses particulares?
Desde luego yo estoy convencida de que no existe otra alternativa, la mayoría de la investidura debe continuar con el firme convencimiento de que su labor es la que necesita este país, frente a los intentos de desligitimar a este gobierno por quienes pretenden ganar en los juzgados lo que no ganaron en las urnas.
