Más de 1.600 agricultores de la provincia de Ciudad Real han percibido 6.519.000 euros procedentes de la línea de ayudas que el Gobierno de Castilla-La Mancha tiene establecidas para los titulares de explotaciones dedicadas a la agricultura ecológica.
La delegada de la Consejería de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural en Ciudad Real, Amparo Bremard, ha señalado que “este tipo de ayudas favorecen la conversión y el mantenimiento de una producción agraria respetuosa con el medio ambiente y muy demandada por los consumidores”, una línea de trabajo impulsada por el Ejecutivo de Emiliano García-Page en la legislatura pasada y que va en sintonía con el futuro pacto verde europeo.
Castilla-La Mancha es la región europea que más dinero dedica a la producción ecológica, además de la que cuenta con una mayor superficie. Desde el Gobierno regional se ha puesto a disposición del sector ecológico hasta un total de 253 millones de euros del Programa de Desarrollo Rural, incluyendo la prórroga realizada para este año 2020 para garantizar las ayudas, un sexto año, a aquellos que tenían compromisos adquiridos en el año 2015.
De esta forma, hoy se abonan más de 24,6 millones de euros correspondientes a la campaña 2019 de agricultura ecológica de las tres convocatorias emitidas desde 2015 para 5.835 beneficiarios. Esto supone que desde este año la región ha destinado ya cerca de 138 millones de euros a este fin, una aportación con la que el Gobierno regional ha propiciado el aumento de la superficie de producción ecológica en un 40% en la Comunidad Autónoma desde 2015.
Ayuda para razas en peligro de extinción
Además de las subvenciones para la producción ecológica abonadas a 1.612 titulares de explotaciones en la provincia de Ciudad Real, la Junta de Comunidades ha pagado otros 116.000 euros a dieciséis ganaderos ciudadrealeños al amparo de la convocatoria de subvenciones para razas en peligro de extinción. Se trata de un apoyo económico muy importante porque permite mantener razas propias de Castilla-La Mancha, como la oveja alcarreña, el cabrito blanco celtibérico, la oveja manchega negra, la roya bilbilitana o la vaca berrenda, que, de no existir la ayuda, hubieran desaparecido, con la consiguiente pérdida de riqueza genética y de biodiversidad en nuestro medio rural.