Piensa que en contra de tu voluntad te toca vivir en la calle. Eres muy pequeño comparándote con todo lo que te rodea y tienes que apañarte como puedes.
Normalmente estas siempre muy cuidado y atento porque sabes que un descuido puede costarte la vida, pero un día el hambre y las pulgas pueden contigo. Tienes la barriga tan vacía que no puedes pensar en otra cosa que no sea comer así que te descuidas un segundo y como para la “especie dominante” tu vida no vale nada, este momento en el que estas imaginado que encuentras un poco de comida, te cuesta un atropello.
No te ha dado tiempo a ver si ha sido un coche o una moto (tampoco importa tanto), piensas “son humanos” te ayudarán. Te quedas pensándolo hasta que el dolor puede contigo y te duermes. Así aprendes que humano no es sinónimo de humanidad.
Ahora tienes un problema más: hambre, pulgas y un fémur y cadera rota. Lloras de dolor, pides ayudas a todos lo que pasan a tu lado, casi pierdes la esperanza, cuando por fin alguien se fija en ti.
Te da un poco de comida un día, otro día un poco más, entiende que las pulgas te están haciendo daño y te hecha algo mágico para que por fin puedas librarte de ellas. Pero la verdadera magia viene después, cuando vuelve, esta vez en compañía y por fin te quita de la calle y te lleva a un refugio. Allí vuelve la esperanza.
Escuchas historias de otros que han llegado igual o peor que tú y han curado sus heridas, que han viajado a otras ciudades y países para convertirse en estrellas que los humanos van a visitar y mimar, y luego están las mejores, las de los que han encontrado una familia para siempre y todas las tardes se echan la siesta en compañía, reciben mimos y tienen muchos juguetes distintos.
Si en algún momento habías pensado rendirte, ya sabes que vale la pena aguantar el dolor un poco más. Ya tienes compañía, vienen a mimarte de vez en cuando, no pasas hambres, solo falta una cosa: que se vaya el dolor.
Para hacerlo las voluntarias que te cuidan necesitan recaudar 500 euros para la operación de tu cadera y fémur. Lo mejor de la vida es gratis dicen, y es cierto; pero para disfrutarlo hay que estar bien y yo no lo estoy.
Se que soy un gato negro, que mi especie y mi color, me convierten en invisible, pero no quiero perder la esperanza. Para que pueda cumplir mi sueño y para ver a las voluntarias felices os pido que donéis lo que podáis (aunque sea 1 euro) para poder cubrir los gastos de mi operación. Podéis hacerlo a través de una trasferencia a:
GLOBAL CAJA: ES97 3190 3953 1949 0877 1720 o PAYPAL: gatomicas1@gmail.com
En el concepto podéis poner “Operación Monkey” (así me ha llamado la humana más pequeña que estaba el día de mi rescate).
Gracias por ayudarme, gracias por pensar que todas las vidas importan.
Otra conmovedora historia de amor e inspiración entre humanos y felinos…..