Jesús Millán Muñoz.- Rutka Laskier (Danzig, 1929, 1943 Auschwitz), en 1930 se trasladó a la ciudad de Bedzin. Durante el año 1943 redactó un diario de sesenta páginas en polaco.
– Nos enfrentamos al problema del mal y por tanto, también del bien, de la maldad y también de la bondad. Se dice que Chesterton, que están intentando empezar el proceso de beatificación, en la hora de la agonía habló fuerte y claro y, más o menos dijo: “ya lo entiendo, la cuestión es escoger entre el bien o el mal”.
Esta es la cuestión, esta es la clave, el gran problema de estos dos últimos siglos, a nivel filosófico e ideológico, y por tanto, después ha pasado al mar de las costumbres, y, lamentablemente, a demasiadas personas, es “que no distinguen en la teoría y conceptos, que existe el bien y que existe el no-bien, y que existe el mal”. Es verdad, que el que hace un mal, usted o yo, quizás solo haga ese mal, no realiza todos los males posibles, si digamos existen, cien tipos o clases de bien y cien tipos o clases de mal, por ausencia del bien, usted o yo, no caemos en todos los males, sino en dos o tres o cinco o uno.
Si, se fijan ustedes, cuando he narrado en el anterior párrafo, el problema del bien y del mal, no he indicado, existen siete o cincuenta y cinco grandes clases de bienes o grandes clases de males. La sociedad, que tanto ha avanzado con el método científico y tecnológico, ambos unidos, apenas hemos caminado y evolucionado en la teoría, tampoco en la práctica, en los mares de “la moral”, es decir, en las grandes cuestiones de sentido profundo, esencial a cualquier ser humano, supongo desde la prehistoria hasta hoy.
Aunque nadie puede negar, una ética mínima universal, una moral mínima universal, que está, según se cree, en la Naturaleza de cada ser humano, que a lo largo de los milenios, los sistemas religiosos han normativizado, sean los diez mandamientos de Moisés, sean las normas de Noé…
Como comprenderán, este problema es eterno, no lo he inventado yo, ni usted. Llevamos siglos, suponemos que milenios, planteándonos, como aumentar “la verdad o realidad-verdadera, y la realidad-bondad-bien, bien en varios sentidos, en el bien instrumental y bien en el sentido moral, y también la belleza”. En esta ecuación, que no sabemos muy bien las cantidades y cualidades y las relaciones entre dichos entes, muchos pensamos todavía que se necesita el Bien Espiritual o Sumo Bien o Suma Bondad o el Buen Dios.
Que una sociedad que niega a Dios, sea en la teoría y en la práctica más fácil que el mal se extienda, es un hecho. Sin que nadie se ofenda, los dos grandes sistemas sociopolíticos que se extendieron, por el mundo, que eran no-democráticos, incluso aceptando que tenían en la teoría grandes ideales, y venían para resolver grandes angustias-penas-sufrimientos, ambos sistemas llenaron el mundo de campos de concentración, ambos sistemas eran ateos, en sus ideologías y principios esenciales, en mayor o menor grado.
– Un máximo dirigente político, todavía en activo, todavía en el poder, no diré el nombre, declaró hace unos años, una frase similar a ésta: “Ningún Estado cumple todos los derechos Humanos”.
Pero aquí estriba pienso el error dialéctico y conceptual grave. Si mi memoria no me falla, sin entrar en los apartados de cada artículo, existen treinta derechos humanos en la Declaración de 1948. Por tanto, primero, no es lo mismo, “no aceptar” un derecho humano que no aceptar cinco o siete o diez. Segundo, no es lo mismo, “no aceptar” un derecho humano esencial, que no aceptar, otro derecho humano “no tan esencial”, el derecho a la prensa libre es esencial, pero es más importante el derecho a la vida, cierto es que cuándo se conculca el primero, a la larga, se va camino de negar el segundo.
– Analizo el problema del mal, para intentar, quizás que si docenas de miles de observadores, pensadores, escritores y científicos de todas las ciencias sociales, también filósofos abordan este problema, quizás entre todos seamos capaces de “analizar y percibir y sintetizar todas las variables de esta cuestión”. Y, en segundo lugar, crear modelos para que el mal, el mal en todas sus formas y maneras se vaya disolviendo-diluyendo-debilitando.
Escribo este modesto artículo, para que la memoria de esta muchacha, que en su vida no hizo ningún mal, salvo “el de crecer, sonreír, y ser guapa”, no se olvide. Y, que la eterna frase, “no se vuelva a repetir”. Pero para esto último no suceda, por desgracia, hay que intentar analizar el enorme caleidoscopio de este gravísimo problema, que ya se concentró en el mito de Adán y Caín.
Terminaremos con una frase de nuestra escritora, quizás, un pequeño consuelo a los descendientes de todos los que han acabado en algún tipo de genocidio en el mundo, de los varios que existieron en el siglo veinte: “[…] Los adultos se desmayaban y los niños lloraban. El Día del Juicio empezó enseguida”.
Laskier soñaba con ser escritora, lamentablemente ha sido solo de un libro de sesenta páginas, posiblemente un libro que jamás quiso materializar-escribir-redactar, pero al final, una escritora. ¡Cuántos libros podría haber escrito, cuántos pájaros en forma de libro podría haber criado, cuántos niños-niñas con ojos del alma podría haber sustentado su vientre, que jamás tuvo…!
¡O, nos tomamos el problema del bien y del mal, seriamente o estamos abocados a repetirlo de una manera o de otra, con unas banderas o con otras! Paz y bien.