Manuel Valero.- El lunes nos encontraremos en la primera fase. Si es conveniente o no ya nos lo dirá el pico pandémico. Uno confía, porque lo ha visto, en que la mayoría de la gente se amoldará al grado de libertad provisional según ha establecido el Gobierno, así como los negocios, comercios, tiendas y bares.
Porque esa es la realidad. Ayer fui renqueante por una cuestión que no viene al caso al súper del barrio. No solo las empleadas y empleados (el orden es por la feminización laboral de los super) estaban bien protegidos con pantalla facial y mascarilla. La clientela también acudió al avituallamiento semanal con la misma precaución y serenidad, guardando las distancias y mascarilla en rostro. Y guantes. La mía, mi mascarilla, digo, apestaba a lejía, de modo que llegué al súper en estado de evaporización.
Lo más estremecedor era que cuando te cruzabas con alguien hacíamos un pequeño y muy consciente cambio de trayectoria para que hubiera suficiente tierra de por medio. Luego me di cuenta de que ese alejamiento se iba haciendo inconsciente. Dios mío, ya nos consideramos apestados unos a otros, pensé. Hube de sacar un poco la nariz, apenas un segundo, de la mascarilla, para respirar un poco. Pero ese gesto me aclaró las ideas. No, la gente hace lo que debe. Vale, pero ¿y si se nos queda ese tic de rechazo recíproco cuando bajemos al llano de la normalidad, como una odiosa mecánica refleja. Imposible. Somos sureños, mediterráneos. Me consolé, no obstante. Al fin y al cabo, la gente no hacía sino cumplir con las medidas de seguridad. Y no porque la alarma nos haya adocenado, sino porque esa es la mejor manera de que no ruede la cagarruta.
Ocurre que cuando un grupo de personas acorta distancias o sale a la calle a cuerpecito gentil sin tapabocas sanitario y aparece en los medios pareciera que el asilvestrado español es un tipo irresponsable y altivo. Soy de los que le dan un voto de confianza al Gobierno. A este o a cualquiera que le hubiera tocado la china nunca mejor dicho, porque uno sigue manteniendo que no hay Gobierno que ejerza su función con la intención manifiesta de machacar al pueblo. Por muy alejado que esté uno de las coordenadas ideológicas del Ejecutivo de turno. En definitiva, la casi totalidad de los compatriotas ha cumplido con su parte y supongo que cada cual tendrá su lista de desagravios para cuando toque.
He procurado relativizar la sustancia de esta abrumadora coyuntura: la utilización artera, o no, de los estados de alarma, el desescalonamiento (vaya palabro) asimétrico, el conteo diario de contagiados y fallecidos con una o dos capas de maquillaje, las manifestaciones contra el Gobierno y su encaje en la Constitución, la reforma de la Constitución cuando estemos vacunados. Sobre todo porque eso nos pone en el mismo punto de partida, en el instante de marmota del que no somos capaces de escapar. Si unos salen a la calle con la bandera pidiendo libertad en un barrio fino de la capital de España, a los otros les da un sarpullido sin que se sepa con certeza si lo que los incomoda son los pijos manifestantes, el riesgo para la salud, que se manifiesten embozados o la bandera enlutada de su país. Viendo la aborrecible televisión de la que solo se salva un 20 por ciento corto de contenido, (lo demás es cháchara estúpida o basura tan tóxica como la cagarruta), estuve a punto de perder la fe en la oportunidad que nos brinda el Covid para deshacernos de los viejos espantajos y bajar al llano un poco menos cainitas. Ni con una epidemia sobre nuestras cabezas que nos diezma somos capaces de dirimir diferencias sin ese furor de correaje y trinchas que nos hace tan singulares.
De modo que aparcadas las teorías de la conspiración, el nuevo orden resultante, las maniobras gubernamentales para darle una vuelta al paradigma vigente, el lento regreso a la normalidad cívica y social, uno se apresta a encontrarse con su gente en la primera fase con el convencimiento de que al menos por un tiempo se hará necesaria una autarquía salvaje para que podamos salir rebotados de nuevo al pico de la economía más pronto que tarde. En estos días de asueto pandémico se me ha ocurrido un plan. Lo he llamado Plan Autárquicosocial para después de una Pandemia. Es el siguiente:
Fase 1.- Gastarnos buena parte de los cuartos o todos, en el comercio de cada ciudad y consumir productos netamente españoles, aunque sean catalane para revitalizar la economía social y aliviar el padecer de los autónomos.
Fase 2.- Los que gocen de un presupuesto medio y decidan veranear, si se puede y no hay rebrotes, lo hagan en la provincia y se dejen los dineros en cualquier parte de la misma porque hay bares y lugares: desde Anchuras o Cabañeros pasando por la Calatrava volcánica y el inmenso Valle de Alcudia, Ruidera y la Yedra.
Fase 3.- A quienes les dé un poco más la cuenta corriente y después de haber gastado un poco en la ciudad y en la provincia, que no se canteen de este país maravilloso, a veces creo que más que sus habitantes, porque elegir hay por un tubo.
Fase 4.- Si hay que rascarse un poco el bolsillo para mantener y mejorar la arquitectura sanitaria y educativa, prestarse a ello prestos, que con lo de los ricos solo no hay ni para empezar.
Fase 5.- Eliminar la telebasura para limpiar la casa de toxinas. Esta última es opcional porque vivimos en un país libre y cada cual hace con su dedo en el mando lo que le sale del cógito.
Y paralelamente que el Gobierno negocie con nuestros socios Unitarios el mejor modo de evitar el default, que dicen los ecónomos, y demostrar así que Europa no es un camelo. Pero mientras llega la cosa magra, quiero decir macra, qué mejor que empezar por lo micro y practicar una autarquía de consumo con el frutero, carnicero, zapatero, librero, carpintero, mueblero, hostelero, droguero, barero, joyero, roperos y tenderos de cualquier cosa de la ciudad en que vivimos. Que digo yo.
Nos encontraremos en la Primera Fase. Pero con cuidadito eh?
Salud.
Esta mañana he salido a la compra pertrechado de medidas protectoras y, lo primero que me he encontrado han sido dos coches fúnebres en dirección al hospital.
Estaba claro que era un recordatorio de lo que nos espera si hacemos el tonto, y así me lo he tomado. La cosa se ha vuelto lúgubre de narices cuando ha aparecido un tercero que llevaba retraso por los semáforos.
Y es que, las asociaciones empresariales podrán decir misa, los fachas dar los golpazos de golf que quieran, Ayuso gritar que está amordazada por una dictadura. Pero esos coches fúnebres que están haciendo horas extras sin parar, lo dicen muy claro:
HACED EL TONTO, QUE OS ESTAMOS ESPERANDO.
El telediario de hoy nos ha puesto imágenes de botellones en Madrid, de aglomeraciones en los que ya están en fase I, de abuelitos y abuelitas que llevan la mascarilla por debajo de la nariz y se sientan tranquilos en los bancos…en fin, todo como tiene que ser…
Vamos, una alegría para auxiliares, médic@s, enfermeras, personal de limpieza de hospitales, celadores etc etc que son los depositarios últimos de toda esa bilis, desconocimiento, inacción o desvergüenza.
Porque ya saben, a ellos les da igual, no tienen familia, cobran sueldos exagerados, tienen tiempo de sobra y si vida vale un carajo.
En fin Valero, no me regañes aún. Espera dos semanas….y ya si eso….aplaudimos para lavar conciencias.
Y los muy botijos ignorantes seguirán echando culpas al gobierno y sobre todo al coletas…al parecer no tienen ojos ni conocimiento.
Algo habrá tenido que ver el gobierno, cuando sabiendo desde el mes de febrero (suspensión del mobile world congress) la que se le venía encima, y no tomó antes las medidas que llevaron al estado de alerta y al confinamiento, justo 6 días después de alentar las manifestaciones del 8-M. El video de la cabecera de la manifestación, con todos las ministras del gobierno diciendo, NO SE BESA y con guantes morados, me lo ahorro, bastantes veces lo ha puesto ya Ángel Manuel.
Cuando el objetivo del gobierno de la nación española y de la izquierda de este país, es la presidenta de una comunidad Autónoma, cuando ese gobierno tiene la responsabilidad primera y ultima, (como ha quedado demostrado decretando el estado de alarma y el confinamiento de todo el país) mal vais, y peor aún, vamos los demás.
Alpino, si este Gobierno o cualquier gobierno europeo hubiera hecho lo que Seúl o China, los fachas estabais ya en la calle con los tanques.
No me jodas.
Nos merecemos lo que nos pasa y más por ser unos niñatos maleducados que no sabemos actuar como se merece esta situación. Y todo por la educación egoísta, individualista e insolidaria que tenéis la gente de derechas.
Somos un rebaño, y lo que le pase a un individuo afecta a todos. Pero vosotros erre que erre con la puta terracita y a hacer lo que os dé la gana porque si no, esto es Venezuela.
De verdad, estomaga leeros. Es que no tenéis mayores o sanitarios en vuestras familias?
En cuanto a lo de la Comunidad de Madrid. Si Fraga levantara la cabeza le metía dos cates a la Ayuso y al Miguel Ángel Rodríguez, que los dejaba finos. Definirlos como basura política me parece poco. No llegan ni a eso.
Esa individua es pura hiena rabiosa sin inteligencia alguna, manejada como un Monchito por Miguel Ángel Rodríguez, famoso por ir borracho al volante y por ser uno de los odiadores oficiales del Aznarismo. El padre del relato caradura sin pruebas.
Un fracaso de presidenta que tiene dudoso honor de tener decenas de miles de muertos sobre su chepa por una nefasta gestión. Porque lo del hospital de Infamia no es sino la muestra de cómo mató Aguirre la Sanidad pública madrileña.
Ojalá un debate cara a cara entre Ayuso y cualquiera del Gobierno para que podamos ver el nivel intelectual de la amiga. Para que quede claro a dónde llega si no es con el papelitoescrito con la burrada que tiene que decir.
Por cierto, Castilla La Mancha ha emitido 400.000 recetas a madrileños en dos meses…lo digo por quienes negais aún el origen de la pandemia en nuestra región.
Hobbes, me quieres explicar que conexión-relacion guardan tus comentarios con el mío. Es lo que vulgarmente se llama «que tienen que que ver los cojones para comer trigo».
Si los cojones los tenéis como el caballo de Espartero. Porque hay que tenerlos grandes para ser ayusista.
Hobbes…creo que debe verte un siquiatra, tienes fijaciones políticas persistentes y recurrentes derivadas de algún trastorno ligado al desarrollo emocional.
Mira Pelillo si quieres discutir vale, pero si ya nos hemos quitado de encima un tarado, no vengas a joder más.
A ver qué coño aporta la imbecilidad que has escrito?
Qué daño ha hecho la educación privada en este país.
Un buen Plan ‘ad hoc’. Antes decíamos que la salud pública es importante para la economía. Ahora hemos visto que sin salud no hay economía, no hay seguridad nacional. Está claro que nuestro comportamiento personal condicionará el comportamiento del virus. Ánimo y a cumplir las recomendaciones de las autoridades sanitarias……
Me apunto a los cinco puntos. Es la única forma de salvarnos