El Ministerio de Sanidad ha asegurado que «parece claro» que los murciélagos son el origen reservorio del nuevo coronavirus, y ha informado de que se sigue investigando acerca del animal hospedador intermediario, habiendo controversia entre el pangolín y otros.
Así lo señala el departamento que dirige Salvador Illa en la actualización de su informe científico-técnico sobre el coronavirus, en el que señala que recientemente se ha determinado la secuencia de coronavirus aislados de muestras de tejidos congelados de 30 pangolines.
Estos animales, consumidos ilegalmente en China, procedentes de algún lugar del sudeste asiático donde son endémicos, fueron recuperados de decomisos policiales en las provincias chinas de Guangxi y Guangdong, entre 2017 y 2019.
Los coronavirus detectados en estos tejidos mostraban una similitud genética de entre el 85 y 92 por ciento con el nuevo coronavirus, lo que, a juicio de Sanidad, apoya la posibilidad de que actuaran como huésped intermediario y fuente de la infección en el mercado de Wuhan.
El modo en el que pudo transmitirse el virus de la fuente animal a los primeros casos humanos es desconocido, si bien todo apunta al contacto directo con los animales infectados o sus secreciones. En estudios realizados en modelos animales con otros coronavirus se ha observado tropismo por las células de diferentes órganos y sistemas produciendo principalmente cuadros respiratorios y gastrointestinales, lo que podría indicar que la transmisión del animal a humanos pudiera ser a través de secreciones respiratorias y/o material procedente del aparato digestivo.
En este sentido, y tras analizar diversos estudios, Sanidad comenta en el informe de que es «posible» la transmisión humano-gato, y que también existe la posibilidad de transmisión gato-gato y entre hurones. En este momento no hay evidencia de transmisión desde los animales a los humanos ni parece que la enfermedad en animales tenga una gran contribución en la epidemia.