Lo que está por venir en España

Ángel Manuel Sánchez García.- “Hay que estar preparados para mentir, engañar, hacer operaciones ilegales, omitir o suprimir la verdad…” (Lenin). Política es hacer lo posible e imposible por alcanzar y conservar el poder. No hay más en una política líquida y envilecida.

En el artículo de 30 de abril de 2019 titulado “Hemos votado como ricos” y ante las primeras elecciones convocadas por Pedro Sánchez, escribía:“La izquierda ha vendido muy bien el producto de la defensa de una España plural y diversa. Sin embargo, el separatismo no desea un federalismo republicano, sino la independencia.  (…) La izquierda española no entiende que, para los separatistas, los españoles de derechas, centro y de izquierdas, somos sólo sus consumidores y su mano de obra barata. Se arrogan superioridad económica, étnica y por supuesto política, porque deciden quién gobierna en Madrid. Su propósito es la independencia no el federalismo. Ellos sí saben lo que quieren. Siempre lo han sabido. Los españoles no».

La frustración del actual gobierno y de sus partidarios, será observar que, a los independentistas les importa un bledo la gobernabilidad de España. No se comprometerán con el Plan de cambio de régimen que Pablo Iglesias tiene establecido para convertirnos en una III República.
Esta III República, que NO votamos en las últimas elecciones, sería para

Podemos en apariencia como la segunda (marxista) y en la práctica para el PSOE como la primera (antimonárquica y federalista). Es decir, Podemos mira a largo plazo el cambio de Régimen y el PSOE a corto. Uno, Pablo Iglesias es un planificador, el otro, Pedro Sánchez, un superviviente del canibalismo político, que vive y observa a corto plazo. Uno es dogmático y el otro pragmático. Uno es previsible y el otro no.

Escribía en abril, que el federalismo asimétrico del PSOE:
“Eso sería un modelo autonómico pero con cosoberanía nacional. (…). Para que nos entendamos, vivimos juntos en un piso de estudiantes, pero la puerta está en todo momento abierta para el que se quiera ir.
 (…) La independencia no se conseguirá mañana pero sí pasado mañana, porque un gobierno débil en España garantiza un impulso unilateral de independencia sin contrapesos por parte del Estado. Tratarán de conseguir la legalidad que le falta al separatismo, es decir, el reconocimiento oficial, constitucional o no, de su derecho de autodeterminación (federalismo), y por otra parte el desmantelamiento de los tres pilares que sostienen la unidad española: Nación, Justicia y Monarquía».

Este es el plan que creo tiene el Frente Popular para España y lo que ha pasado desde abril no lo ha cambiado, lo ha acelerado. Para mí y para millones de españoles lo que ha pasado en estos meses ha sido teatro y circo, pérdida de un tiempo y dinero valiosísimo y una lucha de Egos entre todos estos líderes a derecha e izquierda por ver quién desplazaba o se comía al otro.

El centro y derecha han perdido los complejos pero aún no han tenido plan, han ido por separado y dándose codazos y zancadillas, y pese a sacar un millón de votos en las últimas elecciones más que el Frente Popular (que perdió más de millón y medio) pasa por ello a la oposición.

La izquierda sí tenía Plan, por eso Pablo Iglesias y Pedro Sánchez se “reconciliaron” al día siguiente después de las elecciones. Sin embargo, no creo que tengan un plan tan desarrollado (porque sus egos chocan muchísimo) como el de Otegui (sostengo que se inicia con los atentados del 11-M, con una ETA vencida por Aznar, hasta llegar aquí).

Los nacionalistas vascos y catalanes de derechas tienen un plan, pero es caótico. ERC sí es capaz inteligentemente de planear con ETA-Bildu el desmembramiento del Estado español y de emplear paciencia y tesón en ello. Están a punto de culminarlo.

Los independentistas de derechas catalanes, impulsan la independencia tras el procesamiento judicial por corrupción de la antigua CIU y sus líderes. El PNV acaba de ser condenado por corrupción (caso De Miguel) y aúnan esfuerzos por lograr la impunidad frente a los tribunales españoles.

Estoy seguro de que independentistas de extrema derecha e izquierda (no hay ni nunca hubo nacionalistas moderados) se sacarán los hígados en cuanto consigan sacar el máximo provecho de la debilidad del gobierno de España y tengan que enfrentarse en sus elecciones autonómicas.

La debilidad del presente gobierno tiene una doble causa. Por una parte, por su dependencia de los independentistas para legislar. Necesita su compromiso para que se legisle en políticas estatales, y eso está por ver. Por otra parte, nace tocado en su legitimidad (que es un valor moral) porque Pedro Sánchez engañó a su electorado prometiendo no pactar con chavistas e independentistas, y porque el juramento de muchos diputados evitando jurar o prometer acatar la Constitución invalida su designación condicionada a una solemnidad específica para ser válida (como la celebración de un matrimonio). Nace igualmente condicionado en su legalidad, pues los hechos de este gobierno comprometen la promesa de acatamiento de la Constitución realizada por Pedro Sánchez.

El control del Tribunal Constitucional, del Tribunal Supremo, de la Fiscalía y de la Abogacía del Estado son imprescindibles para dar una apariencia de “constitucionalidad” a través de futuras sentencias, prácticas y resoluciones, a la batería de medidas inconstitucionales que tiene planeada Pablo Iglesias y condicionan el apoyo de los independentistas a Pedro Sánchez.  

Por ello se entiende la amenaza proferida por Pablo Iglesias a los jueces el otro día en el debate de investidura. Pablo Iglesias sigue el “iter” con ello, que ha planeado y ejecutado en Venezuela y Bolivia, probablemente también en Argentina. Esto es, utilizar a los tribunales (controlados) para que a través de sus resoluciones declaren como constitucionales medidas del poder ejecutivo que no lo son. Es decir, la práctica de una reforma constitucional por la puerta de atrás que evite la disolución de las Cortes, nuevas elecciones y elaboración del nuevo texto y la convocatoria de referéndum nacional, que es el procedimiento previsto en la Constitución.

Dados los precedentes de Pablo Iglesias y sus compinches en Hispanoamérica, los españoles no tenemos las garantías si no se le controla férreamente, de que unas eventuales futuras elecciones se desarrollen con limpieza.  Esto es lo que hay detrás de los graves sucesos en Bolivia y su fraude electoral.  Lo que ha pasado en Bolivia y este gobierno va a tratar celosamente de ocultar, es el motivo principal por el que Pedro Sánchez aceleró en vacaciones su investidura, y será un motivo determinante más para cuestionar su legitimidad…y su legalidad pasada, presente y futura. La utilización de algoritmos en el volcado electrónico de los resultados finales fue descubierta y Evo Morales tuvo que salir del país.

Sabremos de la división dentro del PSOE, que podemos dar por extinguido, pues ahora es el Partido de Pedro Sánchez (PdPS). Quien esperaba de los diputados del PSOE (elegidos cuidadosamente para las listas por Pedro Sánchez) el otro día un voto distinto de investidura, fue un ingenuo. El PSOE como partido constitucionalista ha desaparecido. Ahora es un aparato exclusivamente de poder cuyos intereses se supeditan a los de su líder y a la conservación por todos los medios de su estatus.

El otro frente que se le abre a Pedro Sánchez es la co-presidencia con Pablo Iglesias. No hay coalición, es co-presidencia. Pedro Sánchez será figurín, y Pablo Iglesias Rasputín. El auténtico presidente será Pablo Iglesias y eso es lo más peligroso.  Pablo Iglesias va a gobernar, va a utilizar todo el poder que se le brinde para encaminar a España por los senderos de Venezuela y Argentina. Y si los independentistas no se comprometen en ello porque consigan sus objetivos…lo hará sobre la España que quede. Nunca dejará el poder salvo que le hagan como a Evo Morales, le pillen en algo muy grave in fraganti, le abandonen policía y ejército (su jefe de gabinete será el antiguo JEMAD, Julio el Rojo) y tenga que exiliarse con toda la gente echada a las calles.

El panorama pinta desolador aunque hay motivos para la esperanza.

Habrá un celo riguroso por controlar un fraude en futuras elecciones, el centro derecha concurrirá probablemente unido. Perderán mucho respaldo social a medida que la crisis se agrave y eso arruine definitivamente las cuentas públicas y con ello haya que elegir entre comprar voluntades y financiar los servicios públicos y las pensiones. La oposición ejercerá una labor durísima y contará con mucho respaldo social (por eso fomentarán hasta el extremo el enfrentamiento social). Europa comprenderá que el problema español no es sólo el separatista y habrá reacción. Surgirán enormes torpezas por parte de quienes como siempre se creen superiores o supremacistas cuando se emborrachan con el poder y lo que pueden hacer con él.

El enfrentamiento social que vivimos será templado por la reacción realista y no ideológica de la mayoría de los españoles (millones de ellos pensionistas).  La izquierda ideológicamente está muerta por mucho que se travista de ecologista, animalista, feminista y hasta de surfista si hace falta. Los conservadores en Europa pactan ya con los verdes.

No podían permitirse unas siguientes elecciones (las perderían) y el exceso de velocidad resultante de ello y los egos truncan cualquier plan por muy inteligente y perverso que sea.  

Como Estado-Nación, España, y no sólo Teruel, existe para la mayoría absoluta de los españoles incluso para los republicanos. Azaña fue un buen ejemplo de ello.

Como siempre en la Historia, se impondrá la Realidad, que es la verdad de los cuerdos.