Alejandro Llanos, concejal de Puertollano.- He leído con gusto su artículo de opinión en La Comarca de Puertollano. Pero me gustaría hacerle algunas puntualizaciones.
El que la calidad del agua que disfrutamos en Puertollano sea y haya sido excelente no es mérito del PSOE. Se debe a las características químicofísicas del terreno por donde discurren las aguas que nos abastecen.
Le propongo un sencillo experimento; deje medio vaso de agua encima de una mesa. Al cabo de un par de días el agua se ha evaporado y en el fondo del vaso queda una lámina blanquecina. Eso se debe a las sales que lleva disueltas el agua. La concentración de esas sales en el agua es la clave principal de su calidad para el consumo humano. Si la concentración es muy baja, por ejemplo si tomamos nieve y la derretimos para beber, nos producirá graves enfermedades. Si es demasiado alta primero le da mal sabor al agua y después empieza a ser dañina para la salud. Por eso la legislación española contiene unos valores máximos de concentración.
En la época de sequía a que usted alude, el embalse del Montoro bajó muchísimo de nivel. De hecho desde los 37 Hm3 que podía contener, se quedó en poco más de 2 Hm3.
Por efecto de la evaporación debida a la radiación solar, parte del agua embalsada se está permanentemente evaporando. Y eso produce, igual que en el vaso de nuestro experimento, que la concentración de sales aumente.
Si usted tiene 1000 litros de agua y se evapora 1, la concentración apenas aumenta.
Pero si usted tiene sólo 10 litros de agua y se evapora 1, la concentración de sales disueltas aumenta en casi un 11%.
Y eso es lo que pasó en la época de la sequía. Como quedaba muy poca agua en el embalse, la concentración de sales disueltas aumentaba rápidamente. Y en efecto así sucedió, llegando en algunos casos (por ejemplo los sulfatos) a rozar los límites permitidos. Otra medida de la concentración es la dureza del agua. La dureza normal del agua del Montoro es 5 ºHF y llegó hasta 11ºHF. Aquí no se puede hablar de límites porque la legislación española no los contempla pero sí le daba un sabor desagradable al agua.
Afortunadamente en ese momento se empezó a trasvasar agua del Jándula. Teniendo en cuenta que el agua trasvasada se capta de la parte superior del embalse, está debidamente oxigenada. Como ese agua se mezcla con la del embalse, tenía un efecto benefactor para el agua que realmente llegaba a nuestros grifos porque el agua del Jándula diluía las sales disueltas.
El agua de Puertollano que era excelente pasó a ser simplemente buena, o si usted quiere aceptable. Pero la causa era la poca cantidad que quedaba en el embalse. No el agua trasvasada desde el Jándula.
En relación con el masivo consumo de agua embotellada que usted recuerda, permítame contarle una anécdota de la anterior legislatura municipal. Ahora en los Plenos nos ponen agua del grifo porque a los que hablamos más de la cuenta nos viene muy bien un vasito de agua. En la legislatura anterior nos ponían botellas de una conocida marca. Me gusta leer la dureza del agua que es muy fácil: se mira en la etiqueta el contenido en Calcio (Ca), que era 87. Se lee también el Magnesio (Mg) que era 30. La suma de ambas da 117. El valor máximo del agua en nuestro grifos en la época de la sequía era 110. El agua del grifo actual tiene 50. Pregunté porqué el Ayuntamiento ponía ese tipo de agua tan dura y la respuesta fue contundente: “Porque es de las más caras”.
Me ha gustado su artículo y sobre todo me gusta mucho su trabajo en la Concejalía de Medio Ambiente. Muchas gracias por el entusiasmo, la eficacia y la transparencia con que usted está gestionando su Concejalía, que es de las más difíciles. Junto con Agustín Pérez Motilla son los mejores Concejales de Medio Ambiente que he conocido en Puertollano. Ni que decir tiene que cuenta con el apoyo del Grupo Ciudadanos siempre que nos lo solicite. Pero no confunda la nueva presa con el ciclo integral del agua ni culpe al agua del Jándula de cosas de las que no tiene la culpa.