Mario Villamor Nodal y Míriam Naharro Rozas.-El auge de las conocidas como «extrema derecha» en la Unión Europea comienza a preocupar en el seno del ejecutivo comunitario. Allá donde en legislaturas anteriores eran meras sombras, hoy constituyen una fuerte realidad que suele llevar como bandera el euroescepticismo.
Todo ello ya se puso de manifiesto en las pasadas elecciones al Parlamento Europeo celebradas en el mes de mayo de este mismo año, donde las fuerzas antieuropeístas vieron aumentada su representación en el hemiciclo europeo hasta los 161 eurodiputados/as.
En nuestro país, el partido situado a la derecha de nuestro arco político, VOX, defiende la primacía del Derecho español sobre el Derecho de la Unión Europea, tal y como consta en su programa electoral[1]. ¿Qué significa esto? Lo calificado como «rechazo de imposiciones comunitarias» esconde una recuperación de competencias por parte de los Gobiernos nacionales en detrimento de la Unión Europea.
Cabe recordar que la Unión Europea actualmente ostenta solo la competencia exclusiva en las siguientes materias[2]: unión aduanera, normas de competencia para el mantenimiento del mercado interior, política comercial común, política pesquera común, política monetaria de los Estados miembros que tienen el euro como moneda común y celebración de acuerdos internacionales.
VOX comparte amistades con el grupo político Identidad y Democracia del Parlamento Europeo, que engloba a la Liga italiana de Salvini o a la Agrupación Nacional francesa de Marine Le Pen, también defensores de la recuperación de competencias por parte de los gobiernos nacionales. Más soberanía estatal y menos Europa, en resumen. Este grupo cuenta con 73 eurodiputados/as[3].
Sin embargo, VOX ha optado en esta legislatura por mantenerse a un lado y pedir su adhesión al grupo de Conservadores y Reformistas Europeos, que engloba al partido polaco Ley y Justicia. Este partido político ha sufrido varios encontronazos con la justicia europea, por ejemplo al considerar esta última contraria al derecho de la UE la última reforma judicial emprendida en Polonia[4]. La principal escisión entre ambos grupos de derecha del hemiciclo europeo viene en cuanto a la moneda única, el euro: los Conservadores y Reformistas Europeos han llegado a abogar por el retorno a la moneda nacional o la defensa del cristianismo como esencia de la identidad europea[5]. Entre distintos partidos del mismo grupo, incluso, algunos prefieren las políticas rusas y otros las estadounidenses de Donald Trump.
Así, exceptuando Irlanda y Portugal, el retorno de la derecha «más derechista» se ha instalado en todos los países de la Unión Europea. En los que no está presente en las cámaras nacionales, cabe subrayar su surgimiento y el foco que los medios de comunicación ponen en estos partidos. Tal y como explica el autor del libro «Epidemia ultra», dos factores que explican este crecimiento vienen a ser el miedo y el discurso del miedo.
En Italia este fenómeno es especialmente relevante, ante los resultados obtenidos por los partidos Anti-Europa en las pasadas elecciones al Parlamento Europeo: la ciudadanía italiana está cada vez más distante de la UE y ha votado «no» a este proyecto. Es de especial relevancia dada su condición de país fundador.
Remontándonos a la historia, desde el conocido como «domingo negro» donde el partido flamenco Vlaams Blok pasó a tener 12 diputados/as en la cámara nacional, el devenir de estas derechas ha sido imparable. Austria, Francia, Holanda y Grecia han sido algunos de los países donde las sociedades se han polarizado más en cuanto a lo referente a la pertenencia de los mismos a la Unión Europea.
La comentada y polémica gestión de la crisis económica por parte de la Unión Europea, sumado a la crisis migratoria, donde miles de personas escapan de la guerra que se está produciendo en sus países. El endurecimiento de las fronteras y los enfrentamientos con la UE en materia migratoria no dejan de sucederse y Hungría pasa a convertirse en uno de los países más críticos con la actuación de la UE[6]. De hecho, el rechazo al reparto de migrantes en los países de la UE ha sido un foco de discusiones y enfrentamientos.
Ahora, el objetivo de las nuevas derechas ha cambiado y se ha centrado en una misión principal: cambiar Europa desde sus entrañas, constituyendo una seria amenaza al proceso de integración en la Unión Europea. Hungría y el partido de Orban, el polaco Liga y Justicia, la entrada del Partido de la Libertad de Austria, son algunos de estos ejemplos.
La Unión Europea tiene esta legislatura una importante labor, más allá de terminar de cerrar el capítulo del Brexit, que parece prolongarse de manera indefinida. Ahora, es tiempo de reconquistar a la ciudadanía italiana y convencerles de las bondades del proyecto europeo (no en vano fue merecedora del Nobel de la Paz tras conseguir el período de paz más largo de la historia[7]), además de liderar la lucha contra nacionalismos, fake news y populismos. De hecho, el ya expresidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, hizo un llamamiento a la lucha contra los «nacionalismos estúpidos»[8].
El futuro de la UE reside en la
ciudadanía y somos nosotros quienes hemos de determinar su devenir.
[1] Fuente: https://www.voxespana.es/wp-content/uploads/2015/12/Programa-electoral-VOX-26-J.pdf
[2] Fuente: https://ec.europa.eu/citizens-initiative/public/competences/faq?lg=es
[3] Fuente: https://www.europarl.europa.eu/factsheets/es/sheet/20/el-parlamento-europeo-organizacion-y-funcionamiento
[4] Fuente: http://www.rtve.es/noticias/20191105/tribunal-justicia-ue-dictamina-reforma-judicial-polonia-viola-derecho-comunitario/1988152.shtml
[5] Fuente: https://kaosenlared.net/cuales-son-las-relaciones-de-la-extrema-derecha-en-la-union-europea/
[6] Fuente: https://elpais.com/internacional/2015/10/16/actualidad/1445019134_419058.html
[7] Fuente: https://europa.eu/european-union/eu60_es
[8] Fuente: https://www.elperiodico.com/es/internacional/20191022/juncker-urge-en-su-despedida-a-luchar-contra-los-nacionalismos-estupidos-7695940