Emiliano García-Page. Presidente de Castilla-La Mancha.- T. S. Eliot resumió el concepto cultura como “todos los intereses y actividades característicos de un pueblo”. Esto engloba desde una catedral a un plato típico, desde qué deseamos manifestar artísticamente a cómo hacerlo. Y de todo esto, en Castilla-La Mancha, tenemos un acervo enorme y fabuloso. La vida cultural de una comunidad o de un conjunto de comunidades es patrimonio de toda la ciudadanía y somos responsables de protegerla. Únicamente personas sin arraigo pueden pensar lo contrario.
Con la aprobación de la Ley de Mecenazgo dejamos para el futuro una norma que sólo tiene beneficios: para colectivos, gestores y, por supuesto, para la ciudadanía. Castilla-La Mancha se convierte en referente y en vanguardia con esta ansiada ley.
La Ley de Mecenazgo ha sido un compromiso durante años y que, por unos motivos u otros, desgraciadamente siempre políticos y no éticos o solidarios, no salió adelante. Esta ley pone de manifiesto dos virtudes políticas: la solidaridad y la responsabilidad, ambas necesarias para conseguir una sociedad justa. Con esta ley no cambiamos ni modificamos las costumbres ni la cultura de los individuos, sino que las extendemos. Lo que repercutirá sobre la ciudadanía la puesta en marcha de esta ley es mucho más de lo que invertirá el Gobierno gracias a la cooperación entre los miembros de la sociedad. Esto se llama pacto de solidaridad, participación ciudadana.
Supone un cambio en las estrategias de apoyo a la cultura, tanto en su financiación como en su reestructuración, en la industria cultural y en las nuevas formas de consumo, así como en las relaciones entre la ciudadanía, las entidades y las administraciones. Sólo quienes han sido muy afortunados pasan por la vida sin necesitar nunca la ayuda de los demás y ningún gobierno debe actuar con la soberbia de creerse autosuficiente. La solidaridad entre todos será lo que consiga la sinergia necesaria para multiplicar los resultados que una sola parte no puede.
Desvincularse de cualquier otro es desvincularse de la realidad. El político responsable es el que busca acciones que materialicen, faciliten y contribuyan a que la cultura, entre otras cosas, llegue a todos y en la que todos participen. Esta ley creará un universo cultural más amplio, rico, sostenible, circular y variado.
Podrá actuar sobre el cine, las artes audiovisuales, las artes multimedia, las artes escénicas, la música, la danza, el teatro, el circo, la artes plásticas, la fotografía, el diseño, las ediciones literarias, la investigación, la documentación o la conservación y restauración de patrimonio cultural; dará protagonismo a la cultura, a las fundaciones que la desarrollan, al gobierno que apoya y a la ciudadanía que la disfrutará; consolidará y fortalecerá las entidades sin ánimo de lucro que busquen aportar y participar de la cultura; y promoverá los mecenas y otorgará relevancia a esta figura: mecenas y micro-mecenas, personas y entidades que confían y creen en la cultura como manera de progreso de un Estado.
Es evidente mi entusiasmo ante la nueva perspectiva cultural que esta ley nos brindará. Estoy convencido de que seremos imitados, tomados como ejemplo y de que todos disfrutaremos de este éxito. Comenzamos una nueva etapa cultural impregnada de solidaridad y responsabilidad.