Santos G. Monroy.– Solo desde la más absoluta irresponsabilidad o la desinformación interesada se puede negar la evidencia, restar gravedad o justificar como consecuencia de una «maniobra habitual» la fuga de gas nitroso registrada el pasado 4 de diciembre en la fábrica de Fertiberia de Puertollano.
La emisión a la atmósfera de óxido nítrico, reconocida por la propia empresa solo después de que fuera advertida por este digital, fue la consecuencia de una maniobra ejecutada inadecuadamente que provocó la fuga, según confirmaron a miciudadreal.es fuentes conocedoras del proceso. Además, se trata de un episodio del que la empresa no informó y que debiera investigar y esclarecer la administración competente y con poderes sancionadores en la materia, la Junta de Comunidades.
Si bien en el arranque de una planta de ácido nítrico pueden ser habituales ciertos niveles de emisiones por condensación, no deben serlo en la concentración registrada el pasado miércoles, evidente en las numerosas fotografías del suceso. En ese proceso, y por circunstancias que debieran ser aclaradas, los óxidos nitrosos no fueron absorbidos como debieran ni probablemente la columna refrigerada lo suficiente para minimizar la fuga a niveles relativamente aceptables, lo que deparó en la inquietante columna de humo amarillento anaranjado que se extendió a otras empresas del complejo petroquímico.
De hecho, trabajadores de la propia Fertiberia han mostrado su inquietud y malestar por la operación, mientras que en las redes sociales han aparecido testimonios de confinamiento en el momento de los hechos. Además, esta preocupación se hizo extensible a operarios presentes en instalaciones de otras empresas del complejo, que vieron, cuando menos con desasosiego, que una nube tóxica sobrevolaba sus cabezas, por más que no fuera necesario un operativo de evacuación al tratarse de un episodio en altura.
Es precisamente por estos motivos por los que el suceso no puede considerarse consecuencia de una maniobra rutinaria que no merece preocupación alguna. Si así fuera, o se demostrara que se hace en similares condiciones con nocturnidad, la cuestión sería sumamente grave porque es fruto de una inadecuada o apresurada ejecución, aunque las emisiones no lleguen a la población (como si no importara la seguridad de los miles de trabajadores del propio complejo), o no se reflejen en las estaciones de medición del casco urbano, situadas a kilómetros de distancia.
El incidente acaecido esta semana en Fertiberia pone de manifiesto la necesidad de acometer con más cautela y rigor los procedimientos para minimizar el impacto ambiental, así como la perentoria necesidad de acometer inversiones en tecnologías de reducción de emisiones en un contexto social cada vez más exigente ante los retos que plantea el cambio climático.
Solo así se podrá garantizar no ya la cuestión esencial de la seguridad y salud de la población y los propios trabajadores, sino la pervivencia de una empresa determinante en la creación de puestos de trabajo en la ciudad industrial.