Ecologistas en Acción Castilla-La Mancha.- En las últimas semanas, el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel vuelve a ser noticia por su estado calamitoso y por las soluciones recurrentes que demuestran la nula actuación de las distintas administraciones para acometer una regeneración real.
Cuando en el año 1973 se declaró este Parque Nacional, ya se conocían las circunstancias que lo convertirían en una mala caricatura de lo que había sido. No obstante, ya en plena democracia y con un gobierno socialista en la región, se impulsa una política suicida de regadíos que remata la faena acometida desde antes de la muerte de Franco: la desecación-canalización-exterminio de la Mancha Húmeda, por mucho que la UNESCO la hubiera intentado proteger entera, bajo la figura de Reserva de la Biosfera en 1980.
Efectivamente, ha sido la política de regadíos a ultranza que aún se mantiene, la responsable de la liquidación definitiva del fenómeno más singular y espectacular de los humedales españoles: la hidrogeología y sus múltiples manifestaciones que se reparte en muchos municipios de Castilla-La Mancha ligada al río Guadiana y complementada con las lagunas volcánicas del Campo de Calatrava.
La desaparición completa de las lagunas fluviales (de las que las llamadas Tablas de Daimiel eran un caso singular), no tienen otra causa que la del descenso de los niveles freáticos de los acuíferos y éste, no tiene otra causa que la sobreexplotación de los mismos para transformar una agricultura tradicional sostenible en un sistema de agroexplotación industrial insostenible.
En este contexto, se redacta un Plan de Regeneración Hídrica para salvar el Parque Nacional (2.000 Has sobre una superficie original de 30.000) en 1985 y que contempla tres soluciones ingenieriles, sin ningún ingenio: la construcción de una batería de pozos para poner agua en el Parque de manera artificial, la construcción de una presa sobre el río Bullaque para bombearla en dirección a Daimiel y la derivación de caudales desde el Acueducto Tajo-Segura a través del río Gigüela para que llegaran a Las Tablas. De las tres “soluciones”, únicamente la tercera llegó a tener cierta repercusión en ocasiones, aunque la opinión de científicos y ecologistas siempre ha sido crítica con ella. Es el precedente del conocido y controvertido Trasvase Tajo-La Mancha o, familiarmente, la Tubería Manchega.
No repetiremos aquí los argumentos mil veces esgrimidos en contra de esta infraestructura y de esta “solución”, simplemente recordaremos que la UNESCO instó en 2009 al Reino de España a adoptar soluciones serias y definitivas, amenazando en caso contrario con descatalogar La Mancha como Reserva de la Biosfera. Además, está pendiente el cumplimiento de la Directiva Marco del Agua que cuenta aquí con su mejor laboratorio. Pues bien, en 2019, la medida propuesta de derivar caudales desde el Tajo-Segura, como hace treinta y cinco años, no es otra cosa que la constatación del nulo interés de las administraciones por tomarse en serio este conflicto y el reconocimiento de un fracaso que dura ya un tiempo insoportable.
Esperamos del Gobierno de Castilla-La Mancha una rectificación en sus planteamientos, que derive en un vínculo firme con el sentido común y con el cumplimiento de la legislación vigente y los compromisos internacionales. Y para ello, lo primero que debe hacer en lugar de trasladar responsabilidades a terceros es asumir las suyas propias.
Resulta del todo irracional e insensato que el Gobierno de Castilla-La Mancha quiera repercutir en un río exhausto y sobreexplotado como es el Tajo, el coste ambiental de los déficits en el Guadiana. Mientras que por otro lado, se alientan las regularizaciones de pozos y se mantiene una política agrícola que incentiva el incremento del consumo de agua. Las Tablas de Daimiel ya están extraordinariamente dañadas, y aunque una parte de su biodiversidad sea recuperable, no lo debe ser a costa de provocar un daño igual o mayor en el Tajo. Por otra parte, el trasvase de agua sólo alentaría más sobreexplotación por parte de los regantes que verían otro grifo abierto a sus caprichos.
Por todo ello, exigimos a la Secretaría de Estado de Medio Ambiente que niegue el trasvase de agua del Tajo al Parque Nacional y que se replantee la capacidad de Castilla-La Mancha para asumir sus responsabilidades en la gestión de los parques nacionales. Al menos mientras esta región y este Gobierno no hagan algo de verdad por recuperar las Tablas, y eso pasa inexorablemente por la reducción del consumo de agua de regadío desincentivando las transformaciones de cultivo y persiguiendo de verdad a quienes incumplen la ley.
La verdadera lucha contra el cambio climático empieza en las políticas locales.
A este texto no se le puede poner un pero.
El destrozo causado en el cauce del río por toda la Zona de La Mancha en el siglo pasado, la barbaridad del regadío alrededor del parque durante años con el maíz y la inutilidad política supina son tres patas que hacen difícilmente viable un parque tan maravilloso.
Echarle agua de manera artificial no es más que despilfarrar dinero.
Espero que alguien con decisión política y algo de inteligencia pueda dar un golpe en la mesa y buscar una solución que sea buena para el parque y los agricultores.
Porque si no, lo mejor es que el parque forme parte del desierto en el que nos hemos convertido por culpa de quienes a día de hoy siguen negando las consecuencias del cambio climático.
Sembremos el parque de maíz y hagámonos ricos. Pan para hoy y muerte para mañana. Cerremos todos los sembrados y preservemos el parque, vida para hoy y hambre para mañana.
Este último párrafo nos deja bien claro que no podemos poner inútiles al frente. El problema es muy complejo y tiene una solución complicada.
Para los pocos que han seguido la vida científica del parque, hay textos muy serios que hablan de cómo arreglarlo, pero piden esfuerzos a todos, y no creo que en esta España ultra que todo lo arregla con el insulto y el 155 sea posible hacer algo.
Una pena. Sobre todo para los que hemos tenido la suerte de vivir como voluntarios el parque desde dentro. Ayudando a cortar y resembrar masiega, en el centro de atención a los animales, en las riberas….
Totalmente de acuerdo.
Estos ecologetas (verdes por fuera y rojos por dentro) siguen con su empeño en cargarse la agricultura manchega. que se vayan a salvar cebras al Sserengueti…
No te preocupes Yolando, que los agricultores del maíz ya se han encargado de que Las Tablas sean el Serengueti. Algunos ya tenéis hecho realidad lo que tanto queríais.
Solo falta traer las cebras. Y con un poco de suerte os podremos hacer fotos muertos de hambre y de sed.
Todo llega cuando te lo curras a base de bien. No hay como estar rodeado de lumbreras.
Con Yolandos así… Pufff.
No se preocupe, los agricultores manchegos son unicos para cargarse la agricultura.
Remolachas de 8 kilos, cepas con 30 kgs., de uva, caudalimetros trucados, etc. Luego dicen que son los mas ecologistas, siempre y cuando sean verdes los billetes de su cartera.
La propia legislación contempla la posibilidad de desembalse de agua de la cabecera del Tajo cuando se produce una situación de excepcionalidad y, en este caso, las Tablas de Daimiel viven una situación de excepcionalidad. Una solución inmediata hasta que tengamos un nuevo Gobierno…..
Quiero ser ecologista y llevar siempre razón, como la santa inquisición.
antiguamente no estaba el pantano de peñarroya, ni el del puerto de vallehermoso, algo aportarían los dos,
Lo primero que hay que hacer es aclarar que se quiere, no se pueden tener miles de ha de regadio alrededor de un parque fluvial, y esperar que siga inundado.
Si alguien busca en fotos aereas de hace 4 décadas y ahora, verá como han aumentado por doquier las ha cultivables, hemos pasado de tener viñedos y olivos de secano a viñedos y olivos de regadio, de tener parcelas de cereal, a campos llenos de cebollas, melones…
Así que habría que hacer una reflexión y preguntarnos que queremos para nuestros campos, y una vez que lo decidamos luego no lamentarnos.
El acuífero 23 declarado sobreexplotado en 1987, a día de hoy sigue con la declaración de sobreexplotación. No solo este acuífero, el resto de acuífero de la cuenca media-alta del Guadiana están en la misma situación, el último en llegar a esta situación el del Campo de Calatrava. En todo este tiempo no ha dejado de crecer la demanda de agua para riego, y la Confederación Hidrográfica del Guadiana otorgando concesiones pese a las restricciones que conlleva la declaración de sobreexplotación, pero al amparo de disposiciones transitorias y demás subterfugios legales, nos vemos en la situación actual. Según los propios datos de CHG en su Plan Hidrológico 2016-2021, el índice de explotación de estos acuíferos es insostenible en todos. Ahora quieren que las Tablas de Daimiel tengan algo de agua, no por cuestiones ecológicas si no meramente de imagen, para que los turistas que vengan no se encuentren un puto yermo vacío de agua.
Los animales exóticos no los traigais que ya está MdM y pohai pocahontos. Y le unimos al buitrucho acomplejao
Bien dicho.