Jesús Millán Muñoz.– El venerable José Rivera Ramírez, 1925-1991, Toledo. Fue sacerdote, fundamentalmente de la diócesis de Toledo, y escritor. Actualmente en proceso de beatificación, habiendo sido ya considerado venerable.
Entrar en una vida, sea la que sea, del tipo o estrato social o cultural o ideológico es enormemente complejo. Solo puedes realizar catas, por decirlo de algún modo. Por consecuencia, diríamos que esto es recoger unos pequeños granos de una biografía, mejor vida, enormemente sencilla y compleja. Se suele decir, de esta persona-personaje-venerable futuro beato, que tenía una gran coherencia entre lo que expresaba o decía, pensaba, escribía, predicaba y hacia.
Podríamos indicar, como todas las personas, que han llegado a niveles muy altos de moralidad y de espiritualidad, que en muchos sentidos no los entendemos, sus radicalidades y radicalizaciones, sus extremismos y sus moderaciones, sus prudencias y sus razones, nos perdemos en ellas. Ciertamente, cada uno, tiene que ser consciente de su estado de vida, de su estar y ser en si mismo y en el mundo. Quizás, por eso y en eso, se nos hace más difícil el existir, el comprender el existir propio y el de los demás.
Como escritor, se considera que redactó más de siete mil folios, y cientos de grabaciones en cintas de audio. En los que esencialmente trata de temas de espiritualidad y religiosidad, pero también, de cuestiones literarias, filosóficas, etc. Junto con Iraburu, redactaron el libro “Espiritualidad Católica”, de mil páginas, y un resumen: “Síntesis de Espiritualidad Católica”, que se puede encontrar en librerías.
La Fundación José Rivera, ha publicado en papel y también en su página oficial, muchos de esos escritos, que como hemos indicado tienen ese doble carácter, espiritual y religioso y ascético y místico, y también literario y filosófico.
Se indica que ha tenido tres grandes facetas existenciales y vivenciales, por un lado ha sido considerado un maestro espiritual, un padre de los pobres y en tercer lugar formación de sacerdotes. Yo añadiría, si se me permite, el de escritor, escritor teológico-espiritual y escritor literario-filosófico, en una doble vertiente, diríamos “escritos” en sentido concreto, y en grabaciones de “audios”.
Ciertamente, en una persona como la que estamos intentando indagar, algo de su ser y de su estar, a lo largo de sus vida, debió ofrecer y emitir y entregar y predicar, miles, docenas de miles de sermones, tanto sean en las homilías, sea en ejercicios espirituales, y docenas de miles de pláticas y diálogos con cientos de personas, además de miles de cartas. Que posiblemente, por la realidad de la vida y de la existencia, podrían constituir docenas de miles de páginas, si se hubiesen trascrito a lenguajes escritos. Pero todo ello, o casi todo ello, se habrá perdido o se puede perder.
Al final, aunque sean las miles de páginas escritas y de audio que puedan quedar, y que la Fundación, va intentando publicar o dar a conoce al público. Debemos aceptar, que como en toda vida y existencia, gran parte “de los actos y acciones quedan incrustados en la vida”, pero que no podemos tener referencia de ellos.
Pero sí, quizás, los testimonios y las direcciones espirituales, los diálogos, los consejos dados a miles de personas, etc., estos han quedado incardinados en miles, o quizás, decenas de miles de personas. En lenguaje religioso su testimonio, sus consejos han podido influir, han influido en vida, han influido actualmente, influirán en el futuro, posiblemente en docenas de miles de personas, a y de diversas ideologías, estratos sociales, profesionales, oficios…
Ciertamente en un tiempo o fase histórica actual, al menos en Occidente, de tanto ateísmo, agnosticismo, hedonismo, materialismo, relativismo, escepticismo religioso y espiritual y también moral y ético, quizás figuras como esta persona, personaje, queda demasiado a la sombra. Pero se tenga la personalidad ideológica que se tenga, se tenga el color de piel que se tenga, y el color de cerebro cultural-ideológico-filosófico en el que se esté situado, toda persona, debe intentar, interesarse por este ser humano, porque puede aprender y aprehender, primero, que la vida-existencia se puede vivir-existir-ser-estar de diverso modo o maneras, una de ellas, ésta, ciertamente, usted será seglar y este señor era sacerdote. En segundo lugar, que puede aprender, algo, algo o algo más de religiosidad o espiritualidad, pero también, algo y algo más de literatura, filosofía, teología. Algo más de prudencia y de sentido común y de racionalidad…
Ciertamente, muchos, estudian y analizan, y critican y valoran y argumentan, las grandes obras morales y éticas de la Antigüedad y de la Modernidad, empezando por las éticas de Aristóteles, pasando por el Aquinate, Descartes, Kant y la época tan convulsa ideológicamente de estos dos últimos siglos. Pero se valora menos, nos detenemos menos, en valorar biografías y pensamientos de “personas de carne y hueso que han tenido un alto nivel moral y espiritual”. Como es el caso de José Rivera. Que al final son o han hecho carne e incardinado en sí, muchos de los grandes principios éticos y morales de la gran riqueza de la tradición ética de Occidente…
Para terminar, yo espero que pronto se apruebe el primer milagro de forma oficial, y después de caminar todos los pasos para ello, sea aceptado como beato en el catolicismo universal y toledano y manchego.
A veces, viajamos o deseamos viajar muy lejos, para encontrar sabiduría y conocimiento, y no somos conscientes, que quizás, al lado de nuestra casa, a diez o cien o quinientos kilómetros tenemos grandes figuras, con multitud de dimensiones de las que podríamos aprender y aprehender algo, mejor dicho, mucho. Paz y bien.