Irina Alonso. Número dos de Ciudadanos al Congreso de los Diputados.– Como dijo Nelson Mandela y no le falta razón “La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”, la educación es quien tiene la llave para abrir la puerta a la libertad.
Llevo 22 años en la educación y en estos años he vivido siete leyes educativas en nuestro país, ¿el objetivo de tanto cambio? En principio podría decir que lo ignoro, pero cuando me paro a pensar en el poder de la educación, me da miedo pensar que se trate de una arma política para hacer ciudadanos “manipulados” por el partido que esté en el poder en ese momento…da miedo sí, pero no es algo descartable.
¿Se han parado a pensar que la mejor inversión que puede hacer un país es la educación y el conocimiento? Esta es una inversión que generará mejores y mayores intereses; ¿Se han parado a pensar que nunca se ha tenido en cuenta a los docentes cada vez que se ha modificado una ley educativa y que no son otros sino ellos las brújulas que activan los imanes de la curiosidad, el conocimiento y las ganas de aprender en los alumnos?
Se les olvida, señores gobernantes, que lo que se le da a los niños, se le dará a la sociedad en el futuro, porque es la educación la que ayuda a la persona a ser capaz de ser, porque la educación no es el objetivo, la educación ha de ser el camino que enseñe a nuestros niños y jóvenes a saber pensar no en qué pensar.
Últimamente llevamos meses y meses hablando de la urgente necesidad de hacer un Pacto Nacional por la Educación, un pacto que no dure sólo una legislatura, sino que abarque toda una generación, un pacto alejado de ideologías, en definitiva, un gran Pacto que tenga como objetivo, no la mera transmisión de conocimientos (recordemos que estamos en el S.XXI y acceso al conocimiento tenemos todos), sino a formar ciudadanos libres, iguales, capaces de buscar información, de crear nuevos conocimientos, unos ciudadanos que quieran crecer, progresar y buscar la mejor versión de sí mismos.
Por supuesto, no me puedo olvidar de otros de los grandes protagonistas de la educación, el profesorado: Un profesorado que ha ido perdiendo prestigio con el paso de los años, un profesorado que cada vez está más desmotivado porque ve que sus propuestas, ideas y trabajo caen muchas veces en saco roto.
Tener un profesorado de calidad empieza por hacer una selección con criterios más exigentes para desarrollar esta profesión. Se está hablando de un MIR docente, no es una idea descabellada, pues los que hemos formado parte de un tribunal de oposición muchas veces nuestro comentario ha sido “qué buen maestro va a ser, pero no le podemos aprobar porque sólo valoramos conocimientos teóricos”…y es que nos olvidamos que muchos maestros y docentes nos formamos en el siglo pasado y no podemos anclarnos en el pasado, tenemos que saber que educamos a niños del siglo XXI y que son nuestro futuro. Puede que ese MIR docente sea un buen comienzo para conocer in situ cómo es la labor de ese docente, qué manera de trabajar tiene y no nos olvidemos, aunque los valores se transmiten en la familia, los docentes muchas veces de manera inconsciente con nuestra manera de expresarnos, de movernos, de hablar, también somos transmisores de valores, no sólo conocimiento…puede que ese MIR docente no sea la solución, pero podría ser parte de ella.