Son ya 47 las ediciones celebradas del Festival Folk “Tablas de Daimiel”, y en esta ocasión la Asociación Folklórica Virgen de las Cruces, actual responsable de su organización, apostó por una fusión de estilos, con la intención de abarcar y llegar al mayor número posible de gustos y edades.
La noche del sábado comenzó con el escenario impregnado del estilo celta de EnsembleAnxamás. Gaitas, violines, clarinetes, entre otros instrumentos de cuerda y percusión arrancaron los aplausos del público para un grupo que nació en el 2002 a raíz de la escuela de música de Arenas de San Pedro, de donde son todos naturales. Un repertorio basado en canciones propias, mezcladas con canciones tradicionales españolas, irlandesas, etc., que los espectadores disfrutaron durante más de 45 minutos.
Tras ellos, Alborá Folk, llegados desde el hogar extremeño de Móstoles, cambiaron el rumbo hacia tierras extremeñas. Un viaje por la música tradicional más en concreto de la zona del norte de Cáceres, con rondeñas, fandango y malagueñas autóctonas, pero abierto también a otras comunidades como Castilla y León o Castilla-La Mancha.
La cita también tuvo como protagonista a Manuel Susmozas, una de las personas que impulsaron el desarrollo del festival desde sus inicios y que durante años ha sido el responsable de la decoración y la escenografía del evento, entre otras muchas labores. Por ello, la organización del festival actual decidió entregar una placa conmemorativa, que Susmozas recogió y agradeció junto a la presencia del alcalde de Daimiel, Leopoldo Sierra, y el director musical de la A.F. Virgen de las Cruces, Juan Caro.
El primer edil aprovechó la ocasión para agradecer a la asociación su trabajo y esfuerzo desinteresado por mantener vivo y activo el festival folk más antiguo de la región y el segundo con más ediciones en su historia de toda la península.
