Multimedia.– Un equipo científico interdisciplinar, coordinado por el profesor Luis Benítez de Lugo (UAM-UNED), está realizando una investigación arqueológica sobre los cambios sociales en la Prehistoria Reciente en La Mancha provocados por el cambio climático y más concretamente por la sequía que 2.000 años antes de Cristo, y durante varios siglos, sufrió esta comarca y que dio pie al nacimiento de la Cultura de las Motillas.
Se trata de un proyecto que se está desarrollando en dos construcciones vinculadas a la Cultura de las Motillas, por una parte, el yacimiento arqueológico de Castillejo del Bonete (Terrinches), y por otra en la motilla de El Retamar (Argamasilla de Alba). Con un presupuesto de 21.000 y 25.700 euros respectivamente cofinanciados por la Junta de Comunidades y los ayuntamientos de estos pueblos, el objetivo es conocer cuál fue el impacto de aquella crisis en la sociedad prehistórica y saber cómo consiguieron superarla nuestros ancestros.
La alcaldesa de Terrinches, Ana Isabel García Jiménez, ha acompañado a los miembros del equipo investigador, formado por Juan Antonio González y Concha Fidalgo (catedráticos de Geografía Física de la Universidad Autónoma de Madrid), la doctora Isabel Martínez Navarrete (CSIC) y el prestigioso profesor Gilman (USA), a visitar los trabajos arqueológicos, en los que colaboran también el hidrogeólogo Miguel Mejías (Instituto Geológico y Minero de España) y el sedimentólogo Andrés Díez Herrero (IGME), para conocer cuáles son los últimos avances y la importancia de la investigación.
Y es que, según el coordinador del equipo, Luis Benítez de Lugo, “no es posible entender los cambios sociales y el significado de los monumentos levantados durante la Prehistoria en medio del cauce de un río y durante un evento climático, que trajo siglos de aridez, sin comprender el medio ambiente”.
Castillejo del Bonete (Terrinches) fue un lugar ceremonial desde la Edad del Cobre (a mediados del III Milenio) y durante 1.000 años. En este enclave una cueva fue utilizada como cámara sepulcral. Sobre ella se construyeron grandes túmulos y corredores orientados a eventos astronómicos (equinoccios y solsticios). La observación de las salidas y los ocasos del sol y de la luna desde este lugar resulta sobrecogedora todavía hoy. La cueva quedó sellada en la Prehistoria y por eso es una reserva arqueológica de gran interés para estudiar no solo la evolución de las costumbres funerarias, sino también los cambios ambientales.
La motilla de El Retamar forma parte de la red prehistórica regional de explotación sostenible del acuífero para abastecimiento humano y ganadero, fundamentalmente de ovejas. Los retos en este lugar son retomar su investigación para avanzar en la interpretación de las motillas y, a la vez, acometer un plan de conservación que garantice su pervivencia y disfrute por las generaciones futuras, dado que se encuentra a las puertas del Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, en medio del cauce del río Guadiana, en un lugar muy turístico y de gran valor ambiental.
En la investigación de la Cultura de las Motillas colabora como patrocinador privado la empresa E2IN2, cuyo administrador único, Valentín de Torres Solanot, también ha verificado el avance de la campaña. Por su parte, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha realizó la pasada semana una inspección técnica a los yacimientos para comprobar el desarrollo de la investigación subvencionada. Los Servicios Técnicos de ambos ayuntamientos también han colaborado de forma esencial para alcanzar los objetivos previstos. El cierre de la campaña de este año está previsto para finales de octubre.