Puertollano: Estreno narrador de Modesto Arias en “El incierto turno de vivir”

Modesto Arias deja aparcada la historia para adentrarse en la narración en su primera novela “El incierto turno de vivir”, que en la tarde del pasado jueves fue presentada en el Museo Garcia Rodero de Puertollano con los pormenorizados análisis de sus páginas de Eduardo Egido Sánchez, Antonia Martínez Rodríguez y Ramón Aguirre.

Un acto repleto de público, entre los que se encontraban los concejales de cultura, Adolfo Muñiz y Ana Carmona, de participación ciudadana, que en nombre de la alcaldesa, Isabel Rodríguez, trasladó el firme apoyo a la cultura y la implicación con el talento que hay en Puertollano. “Tenemos que aprovechar y valorar lo que hay en nuestra ciudad, sobre todo a esas personas como Modesto con las que podemos enriquecernos de cultura y sabiduría”.

Una ciudad, dijo Carmona, que tiene creatividad e imaginación, valores en alza y de los que presumir. “La cultura forma parte de ese nuevo impulso para Puertollano. Considero que la lectura es sinónimo de progreso, de personas con conocimiento y sabiduría y, esto hace que Puertollano sea más rico en educación y formación”.

Además habló de la importancia de inculcar a los más pequeños” la pasión por la lecturacon la que podrán conocer otros mundos, con el simple gesto de abrir un libro. Creo que es fundamental que los niños y niñas lean porque se convertirán en adultos que piensan y, no podemos olvidarnos que ellos son nuestro futuro”.

La novela

“El incierto turno de vivir” narra la vida de Manuel Sopeña durante el período comprendido entre 1915 y 1940. De manera mayoritaria, discurre en la provinciana, clerical y, coyunturalmente, capitalina y cuartelaria población de Salamanca, siempre impregnada, pese a todo ello, de su inalterable pátina de ciudad universitaria.

Apenas iniciada la segunda mitad de los años treinta, el protagonista es un brillante recién licenciado al que aguarda un futuro profesional en los laboratorios que la Compañía Francesa de la Química y de la Ciencia tiene establecidos en Barcelona. Sin embargo, esas prometedoras expectativas quedan deshechas en medio del período que se avecina, turbulento e imprevisible como Manuel, y tantos otros, nunca llegaron a sospechar, como la guerra civil.

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