Con cinco años pisó por primera vez la Academia de Danza Consuelo Navarrete. Llegó de la mano de su madre para matricularse en clases de ballet. Raquel Moreno lo recuerda con claridad y describe cada detalle de lo que vio al entrar. Se emociona al hacerlo. “No sabía qué quería hacer, pero sí que estaba en un sitio en el que había algo”, afirma, mientras trata de evitar que los sentimientos, en forma de lágrimas, describan mejor que sus palabras lo que se le remueve dentro al mirar atrás. Poco más de dos décadas después regresa al estudio en el que recibió el bautismo de la danza para hacerse cargo de su dirección artística.
Su proyecto para la academia se cimenta en el legado que recibe de Consuelo Navarrete, que enriquecerá con su “toque” personal y alguna innovación. Más allá de las paredes del centro, Raquel Moreno aspira a contribuir a despertar el interés en Ciudad Real por el arte, en especial por la danza, “para que se valore más”.
La bailarina compaginará la dirección artística de la academia con su carrera en la danza y formación. Nunca se debe dejar de aprender, señala, independientemente de la edad. “El cuerpo tiene sus límites, pero el arte no”, añade convencida.
Reconoce que le emociona volver al estudio. Compara su marcha a Madrid, para avanzar en su formación, con el “desgarro” que se siente al abandonar la casa de los padres al independizarse. Agradece la confianza que ha depositado en ella Consuelo Navarrete, lo que considera algo más que una oportunidad. “En la vida hay cosas que no son casualidad, y esta es una de ellas, es algo muy grande que todavía no he terminado de asimilar”, reflexiona con ilusión. Recuerda con gran cariño a las compañeras que tuvo durante sus años de formación en la academia, y los fuertes vínculos que contrajeron de aquella experiencia. Como le ocurrió de alumna, comenta, le gustaría tener un grupo fijo de chicas y chicos, con los que trabajar durante varios años.
Preguntada acerca de la influencia de la danza en su vida, medita unos instantes sin encontrar cómo verbalizar algo tan trascendental. “Solo sé que mi vida no sería la misma sin ella, sin el arte, sin la música… para mí es como una medicina”, asegura.
Por último, explica que, aunque el ballet clásico es la base en el estudio, además se imparten clases de neoclásico, contemporáneo, danza moderna o danza oriental. Todo en horario de tarde. Los grupos, desde los más pequeños, que pueden matricularse a partir de los tres años, hasta nivel avanzado. También ballet de iniciación para adultos que quieran descubrir el mundo de la danza.
Talento y humildad
Por su parte, Consuelo Navarrete reconoce sentirse “muy orgullosa” de que el proyecto que puso en marcha, y al que dedicó “mucho esfuerzo y amor”, tenga continuidad en una persona “con tanto talento artístico y sensibilidad”. Una alumna a la que instruyó, que ha dedicado su vida a la danza, y por la que ha apostado para dejar en sus manos el legado de un estudio que lleva formando bailarines desde 1987.
Destaca también de Raquel Moreno su gran humildad. ”Y ahí está el secreto –apunta-, porque un buen bailarín nunca acaba de aprender, de formarse, y eso ella lo tiene clarísimo”.
Trayectoria de Raquel
Moreno
Inicia sus estudios de Ballet Clásico en 1998. Ingresa en la Escuela de
Ballet de Consuelo Navarrete donde es formada y en la que desarrollará todo su
aprendizaje y gran parte de su actividad profesional.
Durante su formación afronta con maestría los principales Roles de la danza clásica como primera bailarina del Ballet de Castilla la Mancha (creado y dirigido por Consuelo Navarrete), además de recibir clases y realizar numerosos cursos y exámenes con grandes y reconocidos maestros internacionales como Gloria Mandelik, Lázaro Carreño, Dania González, Orlando Salgado y Marta García
Posteriormente cursa estudios oficiales obteniendo el Grado superior de Artes Visuales y Danza con especialidad en Danza Clásica por el Gran Ballet de Cámara de Madrid, donde es admitida en el Instituto Universitario de Danza Alicia Alonso, perfeccionando su técnica y recibiendo clases profesionales y exitosas actuaciones como Giselle, la Sylphide , Copos (Cascanueces) y Raymonda entre otros estilos de danzas de carácter, bajo la dirección de Marina Leonova, Orlando Salgado, Martha Bosh y Óscar Torrado
Su repertorio clásico abarca ballets como Don Quijote, Cascanueces, Paquita, el Corsario, Cisne Negro, Excélsior y Rapsodia entre otros, logrando un gran éxito en sus actuaciones.
Como complemento a su formación en danza clásica realiza diversos cursos de danza neoclásica, tango, funky y baile moderno, de la mano de grandes profesionales de danza moderna y diversos estilos, como Raúl Calzado en la Escuela de baile Raúl en Almagro.
Durante su trayectoria profesional imparte clases de danza clásica en distintas academias en Fuenlabrada. En la actualidad es profesora y nueva directora artística en la Escuela de Danza Consuelo Navarrete en Ciudad Real.