Como manda la tradición, en la víspera de San Lorenzo se baja a la Virgen del Prado hasta el altar mayor. Sobre su carroza, de la que este año se ha completado su restauración, la patrona de Ciudad Real ha esperado la visita de los fieles, una vez que las puertas de la Catedral se abrían, pocos minutos después de la siete de la tarde. Hecho que se anunciaba a la ciudad con el sonido de campanas y de fuegos artificiales.
Un acontecimiento “extraordinario” para los devotos de la Virgen del Prado, comentaba el presidente de la Ilustre Hermandad, Francisco Pajarón, porque “es el momento de tenerla más cerca y disfrutarla».
Este año, explicaba, la Virgen lleva el manto del Conde de la Cañada o de los dragones. Es de tisú, bordado en oro, y fue confeccionado en Sevilla en 1921. Desapareció durante la Guerra Civil y fue recuperado en 1942.
Y es que, durante siglos, la vida cotidiana de las ciudades se ha regido por un calendario festivo que mezcla devoción, folclore, cultura e historia…..