El hombre de Villanueva de los Infantes (Ciudad Real), identificado como A.S.C., acusado de matar al director de una sucursal bancaria de La Solana, e intentarlo con una empleada y amenazar a una tercera trabajadora en noviembre de 2016 ha utilizado su derecho a decir la última palabra este miércoles para expresar que es el autor de los hechos pero no se «siente culpable».
Así lo ha manifestado ante la sala en la tercera sesión del juicio con jurado popular que se está celebrando en la Audiencia Provincial de Ciudad Real. Nuevamente ha aludido a los problemas mentales que arrastra desde meses antes de suceder los hechos por los que se le ha encausado. «Mis condiciones mentales no estaban bien», ha añadido, según recoge Europa Press.
Ha pedido perdón a la familia de la víctima y ha explicado que no quería matar a nadie pero que lo hizo y se «quedó bloqueado» y que por supuesto no quería matar a la empleada que supuestamente se zafó de él en el despacho del director y que no amenazó a nadie. También ha lamentado que, si hubiera podido razonar «un poco y tomar decisiones, no lo hubiera hecho» y ha reconocido que se ha quedado sin vida y sin su familia por su actuación.
Igualmente, el acusado se ha quejado de que se han dicho muchas cosas en el juicio que no son ciertas. «Nunca he oído tantas mentiras juntas», ha añadido.
Previamente, las partes se han mantenido en sus peticiones iniciales, ya que han considerado que durante el juicio han quedado probados los hechos y los delitos que solicitan para el acusado en el caso de las acusaciones y la libre absolución en el caso de la defensa.
UN ASESINATO «A SANGRE FRÍA»
Así la fiscal ha considerado que ha quedado corroborado con todo lo expuesto durante estos tres días que el acusado es culpable de un delito de asesinato «a sangre fría», ya que la víctima, el director del banco donde solicitó la ampliación de una hipoteca y que fue firmada un par de días antes del día de los hechos juzgados, no tuvo posibilidad de defensa, además de tratarse de un «ataque sorpresivo», hecho tal que demuestra para la fiscal la alevosía con la que actuó el acusado. Por este motivo pide una pena de 22 años de prisión, orden de alejamiento de la familia y unas indemnizaciones económicas para la viuda y las hijas.
En el caso de la empleada que salió viva del despacho, la fiscal considera que se trata de un delito de intento de homicidio ya que contempla la capacidad de defensa que tuvo al lograr esconderse tapándose con «la mesa, la CPU, una silla e incluso con su compañero que ya yacía muerto en el suelo de la oficina». Además tiene claro que su intención era matarlos a los dos tal y como le manifestó a su contable antes de ir a la sucursal en el pueblo vecino.
Y es que para la fiscal, el acusado fue directamente por la empleada «porque sabía cuales era sus objetivos» y considera su actuación dentro de la oficina como la de un cazador experimentado que «espera que se sitúen en el mejor lugar para disparar», lo que explicaría así que no disparara finalmente contra la empleada.
Por este hecho ha solicitado una pena de ocho años y ha manifestado como está en tratamiento psiquiátrico tres años después por la experiencia vivida ese día, además de una compensación económica de 10.000 euros.
Finalmente, ha pedido dos años por las amenazas a la otra empleada que intentó salir cuando lo vio entrar armado a la sucursal de La Solana.
EL CABALLO DE BATALLA
También ha hablado sobre el «caballo de batalla» del juicio que ha sido el estado mental del acusado y principal baza de la defensa para solicitar su libre absolución. En este sentido, la fiscal cree que ha quedado probado que el acusado no sufría ninguna enfermedad grave, que no puede negar que a lo mejor que no estuviera su mejor momento, pero que «eso no le influyó para tomar la decisión que tomó», ha explicado que el acusado, basándose en los informes periciales expuestos durante las sesiones del juicio, «razonaba y seleccionaba. Eligió a sus víctimas y ejecutó», ha añadido.
La fiscal se ha mostrado totalmente segura que el acusado «sabía lo que hacía, tomó una decisión y tendrá que pagar por ello», ha concluido.
Por su parte, las tres acusaciones particulares, familia del director de la sucursal, de la empleada que salió con vida del despacho y del banco, se han adherido a las conclusiones de la fiscal en rasgos generales, elevando la pena por asesinato a 25 años y considerando que los hechos referidos a la empleada se trata de un asesinato en grado de tentativa, pidiendo 14 años y once meses de prisión.
Una discrepancia con la Fiscalía basada en que la empleada no tuvo opción de defenderse en un habitáculo tan pequeño.
«NO ES ASESINO, NI DESPIADADO»
Por su parte, la defensa se mantiene en su posición de pedir la libre absolución de su defendido basándose en el deterioro mental que sufría en el momento de los hechos manteniendo la tesis de la depresión severa con síntomas psicóticos. «No es asesino, ni despiadado», ha manifestado ante la sala intentando rebatir los argumentos de las acusaciones.
Además, ha desmontado las razones dadas para probar la intencionalidad de matar del acusado manifestando que si quería matar a esas personas y quedar impune lo hubiera hecho en otras circunstancias y tiempo y no a las once de la mañana con la sucursal llena de gente. De la misma forma, ha resaltado el hecho de que no huyera tras disparar contra el director.
También ha pedido al jurado que si ve la culpabilidad de su defendido se tenga en cuenta una eximente completa por trastorno mental o incompleta y ha solicitado que se le absuelva de tentativa de homicidio a la empleada, ya que ha considerado que no la mató porque esa no era la intención, pues tuvo «la oportunidad y no lo hizo».