Valdepeñas ha recuperado en los Baños del Peral el vaso de la denominada antigua Casa del cura Rabadán, ubicada en el terreno que el Consistorio adquirió recientemente para la construcción de un parking en superficie junto al paraje y en el que de manera fortuita se hizo el hallazgo.
“Lo que hemos hecho ha sido poner en valor la historia porque es la historia la que nos ha hecho a nosotros”, ha manifestado esta mañana durante su visita al lugar el alcalde de Valdepeñas, Jesús Martín, donde añadía que “en la medida que no solo conservemos este pulmón sino que también lo estemos dotando de recursos turísticos es en la mediad en el que el entorno y los negocios pueden generar una riqueza añadida”.
En este sentido apuntaba que “a la espalda del baño, lo que queda es consolidar la casa que será un centro de encuentro y de ocio de la asociación de vecinos y para otras actividades que se puedan generar”, sin olvidar también que se pondrá en marcha un Aula de Medio Ambiente para poner en valor la zona.
Por su parte, la teniente de alcalde de Cultura, Vanessa Irla, recordaba que los trabajos se iniciaron en 2017 y se están llevando a cabo, ahora con la restauración del inmueble, con una inversión en materiales y con la contratación de trabajadores de un Plan de Empleo de unos 150.000 euros. Las fases que se han realizado fueron la limpieza de la superficie, excavación arqueológica, consolidación y restauración del inmueble y del vaso, vallado perimetral, colocación de una noria y bomba hídrica.
El vaso cuenta con un panel informativo para el visitante con el objetivo de que conozca el uso. Destaca especialmente su uso y la mecánica de la noria como recurso para abastecerse en agricultura así como para la salud, por los beneficios del agua ferruginosa del lugar. Para ello se ha reconstruido el sistema de extracción de agua de la noria, para tener el formato completo del baño real.
Irla señalaba que “la parte anecdótica es que durante la excavación se encontró cuatro maravedíes (Felipe V) y diez céntimos de Alfonso XII, esto hace que se pueda datar el inmueble del s. XVIII – s. XIX”.
El edificio, de unos 300 metros cuadrados, se distribuye en varias estancias y una cuadra, a lo que se suma el vaso que acaba de ser recuperado para mantener viva la historia del lugar.