Manuel Cabezas Velasco.– En pleno dominio cristiano, al igual que otras poblaciones, Villa – Real en 1255 había surgido como la apuesta del Rey Sabio por fundar una villa de realengo dentro de un territorio íntegramente bajo el control de la Orden de Calatrava.
En aquel tiempo ya era conocida la existencia de judíos en la recién fundada población, pues al auspicio de las franquicias que serían otorgadas por el fundador, el pueblo de Israel era bien conocedor de la situación del reino de Toledo desde tiempo atrás y gracias a sus habilidades en el tráfico, la industria y el comercio, sabrían aprovechar una situación tan propicia.
Esta situación de prevalencia en la que se situarían los miembros de la estirpe hebraica, sin duda alguna, generaría ya desde entonces animadversión y envidias entre los pobladores cristianos, siendo comunes las quejas y reclamaciones dirigidas al Rey como bien atendería con una Real Cédula en la que pondría coto “á la desmedida avaricia y usurarias ganancias de los hebreos”, fechada en Sevilla a diez de Julio de la Era de mil trescientos dos, esto es, el año de 1264. [1]
Con dicho documento no se hacía nada más que constatar la ya existencia de judíos desde un primer momento, precisándose además la organización y opulencia de la Aljama villarrealense a lo que se suma el estado general de la población, cuando apenas tenía dos años de vida la citada villa.
La presencia hebrea en la zona, qué duda cabe, ejercerá un gran influjo en el movimiento de la riqueza agrícola, y, a pesar de las hábiles virtudes con que acumularon riquezas gracias al crecimiento de dicho asentamiento, no todo sería responsabilidad judaica sino que más bien los cristianos se mostrarán en cierta manera indolentes a la hora de ejercer dichas actividades.
No hay duda, pues, de que la situación que generaron las exenciones otorgadas a los pobladores sería aprovechada por los hebreos para ejercer sus prestezas, aunque los cristianos del lugar no serían los únicos que podrían límites al ejercicio usurario de su labor, sino que el propio poder real, con el fin de velar por su villa recién fundada, “cortó las alas y limó las uñas del águila rapaz que trataba de devorarle las entrañas” [2], aunque sin provocar la propia huida de elementos tan hábiles en el comercio y las finanzas, como los monarcas habían visto desde un principio.
Sin embargo, hasta que las Órdenes Militares no fueron incorporadas a la administración de la Corona, los tiempos de la reconquista supusieron un terreno fértil para que los israelitas ejercieran sus habilidades llegando a ser tesoreros de la Corona, a los que recurrían cuando las arcas no estaban muy boyantes para llevar a cabo cualquier tipo de empresa, principalmente en el ámbito de la guerra.
La situación de opulencia de la Aljama de la entonces Villa – Real viene referida en el Padrón de Huete de 1290, pues allí se mostraba el repartimiento de los impuestos con los que contribuían las aljamas castellanas para levantar las cargas del erario público.
Este cúmulo de circunstancias en el reinado de Alfonso X El Sabio explicaría cómo los judíos se enriquecieron en tan corto lapso, como se indica en el referido Padrón.
Eran ya tiempos de Sancho el Bravo cuando el repartimiento general de la Capitación que formó en 1290 en el que no solamente menciona el número de aljamas castellanas, sino que apunta datos suficientes para conocer el total de la población hebraica en todo el reino, al referirse a villas y ciudades que habían gozado de mayor prosperidad y crecimiento.
En el caso de este Padrón, la Capitación es el punto en el que se centra, aunque vendría a ser una reproducción del Ordenamiento de Toledo de 1284, señalándose incluso la suma que se alcanzó tanto en el arzobispado de Toledo – 1.062.902 maravedíes – como en la propia Villa – Real – 26.486 [3], explicando dicho autor de forma somera las aportaciones que por persona realizaba cada judío, de la siguiente forma:
“… figurando en él cada judío, varón de 20 años, ó ya casado (pues se excluían de todo censo las mujeres, menores de edad y los que no tuvieran dicha condición) por 30 dineros equivalentes á tres maravedises de oro, ascendía el número de los que pechaban en la Aljama de Villa – Real á la respetable cifra de 8.828, y á 264.860 dineros lo que tributaban para sostenimiento del Estado en concepto de Capitación, datos que revelan con abrumadora elocuencia el extraordinario desarrollo del pueblo de Israel en esta comarca bajo la generosa protección de Alfonso el Sabio, y los cuantiosos caudales de que en tan poco tiempo se había hecho dueño” [4].
Dicho cálculo, sin embargo, tal como continúa explicando el citado autor, hace referencia más allá de los judíos residentes a la aljama de Villa-Real, pues se menciona “el texto de dos cartas de donación, libradas á favor de la Orden de Calatrava por Enrique II y Juan I sobre pechos de los judíos,…, en el cual se expresa terminantemente la otorgada <sobre pechos de judíos desde Guadalerza á Muradal, pertenecientes á la Aljama de Villa – Real>; pero de todas suertes aún habiendo de deducir de tal número los que habitaran en los suburbios y aledaños de la villa, y los dispersos por otros puntos sin constituir Aljama, teniendo presente la gran despoblación de este territorio por aquel entonces y que los súbditos de Calatrava pagaban á ésta sus pechos, juntamente con las crecidas dimensiones del barrio de la Judería antes de ahora deslindado, bien puede inferirse á la vista del encabezamiento de Huete el brillante estado porque atravesaba la nutrida Aljama de Villa – Real á los comienzos del reinado de Sancho IV” [5]
Sin duda alguna, la suerte del elemento judío en la localidad de Villa – Real en tiempos de los monarcas Alfonso X y Sancho IV atravesaría por diversos avatares, a pesar de que el clima bélico contra el musulmán les hacía ser imprescindibles para estos. Sin embargo, en la esfera más cercana había otro elemento en discordia: la Orden de Calatrava, la cual vería menguada su influencia en contraposición con el auge de la estirpe hebraica.
Todo este clima tendría mucho que ver con la ambición desmedida por la sucesión de su padre que había demostrado con creces el infante don Sancho, más aún si cabe desde que su hermano y primogénito Fernando de la Cerda falleciese en 1275 estando en la mismísima Villa – Real.
Sería en este preciso momento cuando Sancho aprovecharía la ocasión para postularse y pretender los derechos del trono, ante la ausencia de su propio padre que estaba demasiado ocupado con sus aspiraciones al trono imperial.
Así el infante buscará apoyos en la nobleza cercana y la Orden de Calatrava tratará de encontrar un valedor en el futuro monarca para reforzar sus aspiraciones sobre la población villarrealense.
Las veleidades del joven infante provocaron cierto malestar en los de Villa – Real, planteando estos sus quejas al todavía monarca. La solución adoptada por El Sabio sería la de arrancar a su hijo la promesa de guardar los privilegios y libertades que poseía Villa – Real, los cuales se hermanarían con la vecina Toledo para tener las espaldas cubiertas al tener todavía poca confianza en el infante don Sancho. [6]
El callejón sin salida en el que parecía encontrarse el infante le había conducido a la obligación de no crear animadversión hacia dos bandos: la Orden de Calatrava, por un lado, y Villa – Real, por otro.
Aunque tratará de no dejar descontentos a ninguno de ellos, cuando ya actúa con las manos libres como rey, Sancho IV confirmaría a Villa – Real el fuero otorgada por su padre y las franquezas a los caballeros que poseían armas y caballo. Así lo refleja Delgado Merchán:
“Privilegio en que el rey D. Alfonso el Sabio otorga á Villa Real el Fuero Real fecho en Cortes. Está firmado en Sevilla. Lunes nueve días andados del mes de Mayo; en Era de mill e doscientos e noventa e nueve años. (1261) y confirmado por su hijo D. Sancho, el Bravo, en Segovia, Miércoles diez y nueve días andados del mes de Marzo; Era de mill e trescientos e veinte e cinco años (1287).- (Archivo Municipal)” [7]
La estabilidad de la villa haría crecer las arcas de los comerciantes y banqueros judíos, pudiendo poner en peligro la actividad comercial si llegaba al colapso ante los fuertes intereses que exigían. Dicha situación crearía tal alarma que se recurriría al rey en 1292, el cual adoptaría una medida de control en forma de provisión, como reza:
<Provisión rreal del rey D. Sancho el Bravo, por la cual manda al Juez de Villarreal que no consienta que los judíos que en ella biben lleven á los cristianos más intereses de tres maravedís por ciento (en el original diría cuatro y debe ser error del copista), y que en esto guarden el ordenamiento fecho por el rrey D. Alonso su padre. Su dacta en Sevilla á cinco de Septiembre: hera de 1330 años. (1292)>. [8]
La boyante situación del elemento judío ante el creciente aumento del comercio y las exenciones de que gozaba, no obstante, también provocaría el descontento de quien más perdía en aquella coyuntura: la Orden de Calatrava, la cual llevaría a cabo algunas escaramuzas que entorpeciesen la actividad diaria en Villa -Real. Tal situación propiciará que el concejo de la villa y la Orden lleguen a un acuerdo sobre los agravios y prendas que sucediesen entre ambas partes. Como ya había ocurrido en ocasiones anteriores así lo refleja Delgado Merchán:
“De estas transacciones puede servir de ejemplo la celebrada entre el Maestre Juan González y el Concejo de Villa – Real en 1267. En el inventario de Escrit, y priv, del archivo municipal se hace mención de <la conveniencia pactada entre el mismo Concejo y el Comendador de la Orden D. Fernando García sobre el maquilar de los molinos de Villa – Real y Calatrava, fecha en Miguelturra, 9 de Octubre, año de 1268 (en pergamino con sello de cera). En 1292 se estipuló otra con el Maestre Rui Pérez; y durante el Maestrazgo del turbulento y ambicioso D. Garci López de Padilla (de 1297 a 1336 como maestre calatravo), que fue cuando la lucha tomó mayores proporciones, se celebraron también varias concordias” [9]
En aquella época, según nos señala L. R. Villegas, “no se sabe a ciencia cierta qué debió suceder para que en enero de 1293, estando Sancho IV en Villa Real, otorgue un documento por el que prohíbe que la villa se pueda enajenar de la corona. ¿Acaso se la reclamaba de nuevo Calatrava? (Delgado Merchán lo cita como “Item dos traslados de un tenor del privilegio del señor D. Sancho para que Villa – Real no se pueda enagenar de la Corona real, dado en Villa – Real, 12 de enero en la Era de 1331 – 1293 –” [10]) ¿Es que murió en esa fecha la infanta Isabel, sobre la que había recaído el señorío?” [11]
MANUEL CABEZAS VELASCO
o0OOO0o
[1] DELGADO MERCHÁN, Luis: Historia documentada de Ciudad Real…, pp. 79 y 80.
[2] DELGADO MERCHÁN, Luis: Op. cit. p. 81.
[3] DELGADO MERCHÁN, Luis: Íbidem cit., p. 82.
[4] DELGADO MERCHÁN, Luis: íbid. Cit., pp. 83 y 84.
[5] DELGADO MERCHÁN, Luis: Íbid. Cit., p. 84.
[6] VILLEGAS DÍAZ, Luis R.: Ciudad Real en la Edad Media. La ciudad y sus hombres (1255 – 1500). Univ. Granada, 1981. pp. 179 – 181.
[7] DELGADO MERCHÁN, Luis: Íbid. Cit. Apéndice documental XI, pp. 289 y ss.
[8] DELGADO MERCHÁN, Luis: Íbid. Cit. P. 86.
[9] DELGADO MERCHÁN, Luis: íbid. Cit. Nota 1. P. 83.
[10] DELGADO MERCHÁN, Luis: Íbid. Cit. P. 87.
[11] VILLEGAS DÍAS, Luis R.: Íbid. Cit. Pp. 182-183.
Muy buen artículo.
La usura, o más bien, otorgar el préstamo con interés estaba prohibido para los cristianos gracias a teólogos como Tomás de Aquino.
No es que los judíos tendieran a dedicarse por cultura a las finanzas, es que para los cristianos era una actividad prohibida. También había muchos judíos dedicados a la agricultura, la ganadería y la artesanía.
La prosperidad de la población judía dependía del favor y protección real. La monarquía los necesitaba para financiar sus campañas. Y ello era motivo de recelo para nobles, siempre en disputa con los intereses del primus inter pares.
Hoy se sigue manteniendo la misma mala imagen de los judíos.
Lo único que demuestra su terrible historia es que, pese a no haber contado con un Estado, florecieron allá donde se asentaron porque cultural y economicamente iban por delante de los cristianos y musulmanes. Debían demostrar que sin poder político podían ser decisivos al poder político.
Se granjearon las envidias y los recelos, antes como ahora.
Y todo, porque pese a ser un pueblo maldito en la Historia, ha sido un pueblo brillante y fecundo.
Brillante y fecundo como el fundador del Cristianismo.
Las otras dos religiones monoteístas son sectas del judaísmo.
Su evolución desigual solo ha dependido de su mayor o menor adaptación en la Historia a los avances tecnológicos ocasionados por el desarrollo del mercantilismo y el capitalismo.
Gracias por tus comentarios A. M. y por tu seguimiento habitual.
Soy hebreófilo como tú.
Aún todavía en el catolicismo hay mucho prejuicio con el enriquecimiento lícito. Enriquecerse está mal visto.
He tenido mis peloteras con muchos sacerdotes por este asunto.
Ser rico no es malo sino todo lo contrario, las únicas objeciones morales que se deberian tener en cuenta es si la forma de obtener la riqueza y el empleo posterior de ella son morales. Es decir, si son obtenidas de forma lícita además de legal y si su destino tiene en cuenta la justa distribución de la riqueza que además de legal es moral.
El poso ideológico del primitivo y medieval cristianismo distorsionan todavía esta cuestión.
En el protestantismo no hay debate apenas sobre esto, la influencia calvinista hizo considerar la riqueza como un premio divino.
Tanto, que los escrúpulos morales no se tienen en cuenta.
Quizás ello explique algo la desigual desarrollo económico entre países católicos y protestantes, aunque siempre se pueden citar los ejemplos de Baviera, Austria y Bélgica, últimamente Irlanda, como excepciones que confirman la regla.
En España vamos en este asunto por detrás, mantenemos de forma absurda el prejuicio secular en realidad no contra el pueblo judío, sino contra el capitalismo.
Gracias de nuevo A.M., y te animo a que participes en esta línea cuando de mis artículos se trata, siendo constructivo y no entrando en derivas anacrónicas como en algunas ocasiones.
Celebro de nuevo tus comentarios pues están más en la línea de lo que trato de reinvidicar, de que el pasado no es «uno y trino» como se diría, sino que «hay que meter TODO en el mismo saco», tanto lo ideológico como religioso, etc., etc., sin importar el origen, aunque siendo ciñéndose a la verdad.
Un saludo
Ser constructivos es sencillo, yo no mantengo prejuicios contigo ni tú conmigo.
El anonimato así está de sobra.
siendo constructivo y no entrando en derivas anacrónicas como en algunas ocasiones.
MUY ACERTADA TU MATIZACION, AMIGO MANOLO
…y ahora…a quitarse el pasamontañas para arrogarse algún tipo de autoridad moral merecedora de consideración.
¿Te das «cuen» A.M. como siempre tienes que meter la pata de alguna manera…
El pasamontañas es para el invierno, exclusivamente!
Buenos días chicos
Lo estais haciendo muy bien, no entréis en otros terrenos, por favor. Solo quiero construir, destruida ya esta la judería para que la usemos de excusa.
Gracias
El comentario del anónimo no tenía más intención que mi descalificación. Desde el anonimato lo agrava.
Puntualizo ya que no lo haces tú.
Touche et merci beaucoup!!
Es de lamentar que Ciudad Real, cuya aljama tuvo gran importancia en la época que mencionas, apenas conserve vestigios de la comunidad hebrea. Incluso de la información que manejas poco puede inferirse sobre la evolución personal de los miembros de la comunidad (más allá de la conseguida ficción que nos ofreciste por capítulos en fechas pasadas mezclando personajes que existieron realmente con otros de tu invención y lo que sabemos de los procesos inquisitoriales en nuestra ciudad).
Siempre he pensado que la mentalidad alicorta y la escasa curiosidad -como poco- de los regidores actuales no van a permitir avanzar en ese sentido. A nadie se le ocurrió, por ejemplo, proponer a Sancho de Ciudad para las nuevas denominaciones en el callejero. Ni a ese antiguo regidor, ni a nada relacionado con el pasado judaico de ciudad Real. Formar parte de la red de juderías de España es inviable, esto no es Hervás, ni Lucena, claro, ya que no conservamos practicamnete nada, pero es triste que nadie, excepto tú, se ocupe de un pasado muy importante de nuestra historia y solo se dediquen a gastar pasta en grandes esculturas sin sentido, de reyes, reinas y guerreros triunfantes. Bastante ignorancia, incluso diría estupidez.
Gracias Victor K. por recordar a Sancho de Ciudad, personaje central de la novela que publiqué hasta el año pasado en esta sección. Envidia hay, por supuesto, a Toledo, Hervás, Lucena, Córdoba e incluso a la que se consideraría como insignificante Híjar – que para mí no lo es -, que acogió una importante imprenta de tipos hebraicos a finales del siglo XV, codeándose con la de Zaragoza y estando al nivel de la de Guadalajara. Casi nada para una población que albergaba a unos 150 miembros de la estirpe mosaica. Podría seguir hablando de Sancho, como regidor, arrendador, heresiarca en suma de su comunidad, odiado por muchos cristianos viejos y traicionado por algunos de los suyos…
Gracias Víctor K. por tu comentario y bienvenido.
Espero seguir haciendo honor de tu participación en esta microsección – judíos en Ciudad Real -, dentro de la macrosección que constituye RECUPERANDO LO PASADO.
Buenos días
Interesantísima nueva entrega de tu trabajo sobre la Judería, Manolo.
Yo procedo por parte materna de judíos y por ello me interesa todo lo relacionado con el tema.
Qué profusión de datos y que bien redactado.
España es tierra de encuentros y de civilizaciones por lo que debemos convivir en paz y armonía todas las culturas, desde el respeto.
Qué pena y que triste que Ciudad Real haya perdido parte de su pasado, en este caso el judío.
Gracias Luis, CR ha perdido muchísimo de su pasado, porque no sé si es que se arrepiente de él o no sé. Patios encalados que recuerdan al pasado musulman, edificios sin información existentes que tienen pasado judaico. No sólo es que lo haya perdido, es que parece negarlo, y la historia está ahí, no es unidireccional como algunos piensan, ni tampoco monotemática. Todo surgió en una aldea de lo que, por suerte, recordamos con la tapa de la plaza del Pilar y la fuente de López – Arza. Si no, tampoco de sus orígenes parecería haber constancia. Se podrían copiar ejemplos que se suceden en numerosas ciudades, poniendo algún indicativo que recuerde el pasado de tal o cual edificio, de tal o cual vía, de tal o cual lugar. Pero no, aquí los derroteros van en dirección contraria.
Dixit.
Hoy en día nadie puede decir en España que no tiene algún tipo de origen judío si pensamos en las estadísticas, en el 4 por ciento de la población que era judía y que se quedó en España, y que durante cinco siglos se casó con otras personas.
Esta realidad nos pone en perspectiva y es un antídoto contra la intolerancia. Enhorabuena por el artículo….
Gracias Charles por tu seguimiento y tus elogios
Interesante artículo! Yo, como Luis Mario, creo proceder tanto por línea paterna como materna d «judio conversos», incluso mi tatarabuelo, Prado, decía proceder d Hernán Pérez del Pulgar, q creo fue también d esta estirpe audacia, etc. Lo cierto y verdad es q debería darse más importancia a este pasado para lo q, algún día, propuse hacer cerca del Torreón una reproducción d la ciudad en época medieval o pre-moderna, y q sirviera cono Museo al aire libre d lo q fue (Y pudo ser) está ciudad! Conocer disfrutando como con ojos de aves, etc. Claro está, sin padrinos no hay bautizo, no se atendió la petición!, pero creo q sigue siendo una buena idea! Un saludo
Totalmente de acuerdo Carlos con lo de llevar a cabo una maqueta. A ello incluso le añadiría que aparezca una cartelería suplementaria en las calles y vías históricas de la ciudad, indicando no sólo el nombre actual o anteriores, sino alguna reseña de su origen como puede ser el caso de la ciudad de Segovia, por poner un ejemplo.
No hay excusa para no hacerlo, pues sí se poner otro tipo de azulejos con otros fines, y en este caso serviría para ilustrar las posibles visitas de los que llegan de otras tierras, además de redescubrir por parte de muchos de los residentes la propia historia de la ciudad.
Gracias por tu seguimiento y aportaciones.